jueves, 20 de agosto de 2015

El Estado Islámico: raíces y consecuencias Por FERNANDO ÁLVAREZ B.

El Estado Islámico: raíces y consecuencias

Por 
f.bogaert[@]hoy.com.co 
19 agosto, 2015 2:00 am
o2
Parte III
En 2001, como respuesta al ataque del 11 de septiembre, la OTAN, liderada por fuerzas estadounidenses y británicas, invadió Afganistán e Irak con el propósito de eliminar el terrorismo. Sin embargo, el fin no ha llegado, y al menos 12,000 simpatizantes están enfilados en el Estado Islámico (EI), jurando fidelidad a los responsables de las muertes de más de 4,000 militares e incontables civiles.
Pocos líderes mundiales comprenden el concepto de Estado Islámico. Incluso, Barack Obama, presidente estadounidense, ha afirmado, en variadas ocasiones, que “no es islámico” o que es una filial de Al Qaeda. En principio, esto último fue una realidad, sin embargo, actualmente ambos grupos están enfrentados.
Abubaker al Bagdadi es su líder desde el 2010 y solo una fotografía borrosa es la evidencia de su existencia. La misma fue capturada cuando éste subió al púlpito de la Gran Mezquita de Al Nuri, en Mosul, el 5 de julio de 2014, para autoproclamarse el primer califa en varias generaciones, buscando así ser el jefe supremo (lo que aún no ha logrado) de todos los musulmanes. Con la toma de la ciudad de Mosul, el EI ya controla un territorio más extenso que el Reino Unido.
Sus videos y encíclicas de propaganda están en línea y los seguidores del califato han hecho enormes esfuerzos para dar a conocer su proyecto: rechazan la paz, tienen hambre de genocidio; su visión religiosa es discordante con algunos cambios que hasta podrían avalar su supervivencia. Se guían por una corriente del Islam con una peculiar concepción del camino hacia el día del Juicio Final.
Martirio de cristianos, secuestros, decapitación de personas, niños, mujeres y ancianos, asesinato de civiles, tráfico de órganos, drogas y armas, destrucción de obras de arte y piezas arqueológicas son, a grandes rasgos, las consecuencias que ya ha tenido la Sharía, cuerpo fundamentalista de derecho islámico, que impone las reglas separadoras entre el bien y el mal a las que se adhieren la mayoría de los enfilados en el Estado Islámico.
Se ha desatado, a partir de todo lo ocurrido, una campaña bien intencionada, en la que se considera a los líderes yihadistas (el yihad es un concepto del islam que representa el esfuerzo en el camino de Dios) como un producto del mundo laico, con preocupaciones políticas modernas y con embozo religioso.
La realidad es que el Estado Islámico ha atraído en los últimos años a personas débiles de Occidente y Oriente Próximo, formadas en madrazas que son escuelas islámicas que difunden las interpretaciones extremas de la religión musulmana. Ciertamente, la mayoría de los musulmanes rechaza al Estado Islámico, pero el esfuerzo en decir que no es un grupo religioso y milenarista, con una teología que debemos entender para poder combatirla, ha llevado a las potencias a infravalorarlo y respaldar planes débiles y fútiles.
Tres aspectos fortalecen al EI: la caída de los regímenes autocráticos que dio paso al caos en la zona, el desmantelamiento del ejército de Saddam Hussein (el mejor del Medio Oriente en su momento) y su posterior involucramiento en el EI, y finalmente, una férrea voluntad sustentada, generalmente, en jóvenes trabados en condiciones socio-económicas lamentables. Los mismos creen estar involucrados en unas luchas que rebasan, por mucho, sus propias vidas, y que el mero hecho de participar en ese drama, y en el bando de los justos, es un privilegio y un placer que les permitirá gozar de la eternidad.
Que el Estado Islámico suponga, como credo, la obediencia de profecías define su ánimo. No es prudente menospreciar el alcance de su seducción intelectual, emocional y religiosa. Se requerirán de grandes esfuerzos para enfrentar a una organización tan inmune a la persuasión como ésta. Y la guerra, probablemente, será larga, pues tiene condiciones muy parecidas, aunque más difíciles, a la guerra de Vietnam, Camboya y Laos, creando una situación de gran inestabilidad en todo el Medio Oriente y lo que es más grave, es que ya tienen fervientes seguidores en una considerable parte del mundo.
http://hoy.com.do/el-estado-islamico-raices-y-consecuencias-3/
Por 
f.bogaert[@]hoy.com.co 
12 agosto, 2015 2:00 am
o2
Parte II
En esta nueva entrega describimos cómo sucumbió el Imperio Otomano, así como lo acontecido, luego de su caída, hasta el 2001.
Para los otomanos, solo la religión era más fundamental que la fidelidad al Sultán. Aunque practicaban una gran tolerancia religiosa, la mayoría de aquellos eran musulmanes, por nacimiento o por conversión y solo la Iglesia Católica Romana era totalmente discriminada. El islam estaba protegido por la Sharía, ley islámica sagrada, que, de hecho, limitaba el absolutismo sultánico. El Corán establecía que ellos tenían el derecho sagrado de extender el territorio musulmán por tierras no musulmanas.
El comercio era extremadamente importante. La conquista de los Balcanes, entre los siglos XV y XVI, había abierto una oportunidad para la importación de productos de Europa. El mayor centro de seda era Bursa y con el crecimiento de la demanda de alfombras, el comercio floreció por todo el Imperio. A pesar de estar el Imperio en la cima de su triunfo artístico y militar, los crujidos de su ocaso empezaban a manifestarse.
El influjo de la plata española proveniente del Nuevo Mundo tuvo un efecto de inflación que arruinó toda la estructura gubernamental. La moneda empezó a depreciarse y la economía colapsó. El Imperio estaba perdiendo gran cantidad de detalles que lo hacían único y aparentemente invulnerable. A medida que unas generaciones daban paso a otras, los elementos de la estructura clásica se iban disipando, se perdieron y olvidaron, y al final solo quedaba la memoria de lo que ellos creían que eran.
Durante los siglos XIX y XX, los países europeos occidentales empezaron a desarrollarse industrialmente, pero los otomanos se quedaron rezagados por no hacerlo en la misma proporción. Comenzaron a importar productos manufacturados de Europa y su producción iba en declive. Con el paso del tiempo, Europa conseguía más poder. Conquistaban las tierras que otrora les habían arrebatado y para finales del siglo XIX, todo esto desenlazó en disputas, en especial por los Balcanes, y en las cuales Turquía se vio involucrada.
Al aliarse con Alemania durante la Primera Guerra Mundial, se produjo su definitivo derrumbamiento. Después de haber perdido todas las tierras, se desplazaron a la península de Anatolia.
El 16 de mayo de 1916, había sido refrendado el acuerdo Sykes-Picot, un concierto secreto entre Gran Bretaña y Francia para dividirse los departamentos del Medio Oriente en caso de obtener la victoria sobre las Potencias Centrales (Imperio Alemán y Austrohúngaro); Rusia e Italia habían mostrado beneplácito a aquello.
Sin embargo, estos planes se vieron frustrados en Turquía al surgir la figura de Mustafa Kemal Ataturk para dirigir la Guerra de Liberación e independizar a este país. Era 1923 y sobre las cenizas de uno de los más grandes imperios de la historia, nace la República de Turquía y con ella Siria, Irak, Líbano, Palestina y Transjordania.
A pesar de esto, en general, el tratado fue implementado en los términos para los que fue concebido; Gran Bretaña gobernó Irak a través de una élite sunita, mientras que las minorías de Francia tomaron Siria, quedando reunidos en un mismo territorio los sunitas (63.8%), los chiitas (6.1%), drusos (2.7%), judíos (12.65%), kurdos (7%) y cristianos (5%). En palabras de Alejandro Motta, catedrático de la Universidad Panamericana, esto fue “una expresión macabra” que mezcló religiones y políticas, y que ha promovido el terrorismo. No obstante, por un tiempo se respiró estabilidad gracias a los regímenes autocráticos apoyados por las potencias mundiales.
A través de la Declaración Balfour, el Reino Unido se declaró favorable a la creación de una nación judía en Palestina. Los árabes de la región no estuvieron de acuerdo y desde 1920 se estima que el conflicto árabe-israelí ha cobrado 52,320 vidas con un coste de unos 12 mil millones de dólares.
En el próximo artículo expondremos las causas y consecuencias de la intervención de la OTAN en 2001 en Afganistán e Irak, y profundizaremos en la explicación del nuevo califato: el Estado Islámico, que ha sembrado terror desde el 2013.
http://hoy.com.do/el-estado-islamico-raices-y-consecuencias-2/autor/f-alvarez/ Por 
f.bogaert[@]hoy.com.co 
05 agosto, 2015 2:00 am
o1
Parte I
Incertidumbres, acompañadas de distintos conflictos geopolíticos y económicos inundan al mundo actual, sin embargo, ninguno se asemeja al avispero del Medio Oriente. Sam Jones, editor de Defensa y Seguridad del Financial Times, afirmó, basado en un reporte de las Naciones Unidas que más de la mitad de los países del mundo están produciendo yihadistas para llenar las filas de la organización de violencia sunita. Sería una falta de nuestra parte tan solo hacer una presentación breve sustentada en una visión superficial de los acontecimientos que actualmente se perciben. Por esto, segmentamos este trabajo en tres entregas, divido de la manera siguiente:
a) La extraordinaria influencia del extenso Imperio Otomano en la psiquis del pueblo árabe.
b) La caída del Imperio Otomano: causas y consecuencias.
c) Profundización del conflicto con la intervención de la OTAN en Irak y Afganistán luego del ataque terrorista del 2001 y, posteriormente, con la Primavera Árabe.
El reino de los otomanos abarcó seis siglos. Fue fundado por Osmán I, que gobernó sobre un pequeño estado fronterizo en la Anatolia Occidental durante el primer cuarto del siglo XIV.
El arquetipo del Estado giraba en torno a la lucha de la Fe del Islam contra el Cristianismo. Puede decirse, con certeza, que tenían la habilidad de aprovecharse de las divisiones de sus vecinos y de forzarlos a salir de sus tierras. Las conquistas de Osmán I fueron coronadas con la adquisición, liderada por su hijo Orhan I, de la capital de la provincia Bursa. Esto supuso el control de los otomanos sobre los sistemas administrativos, financieros y militares bizantinos; y así se inició la tradición otomana de expandirse por la fuerza a costa de los estados cristianos.
Los logros fueron enormes, poseían el ejército más organizado, equipado y eficiente de aquel tiempo. Para hacernos una idea de su ensanchamiento, hay que decir que gobernaron, en su momento de mayor extensión territorial, en lo que hoy representa Turquía, Egipto, Grecia, Bulgaria, Rumania, Macedonia, Hungría, Israel, Jordania, Líbano, Siria, y partes de la Península Árabe y el norte de África.
La sociedad estaba dividida en clases claramente definidas que se pueden, generalmente, dividir en los gobernantes (askeri) y los gobernados (reaya). Los primeros participaban del gobierno, el ejército y el sacerdocio. Los reaya, que eran rechazados por los askeri por ser pobres y analfabetos, se dedicaban a las tareas productivas. Eran los campesinos jóvenes recogidos a modo de impuesto (devshirme), práctica mediante la cual el Imperio Otomano reclutaba niños de familias cristianas para ser entrenados arduamente bajo una estricta disciplina como soldados jenízaros; los educaban obligándolos a convertirse a la fe islámica, saber leer y escribir en turco, árabe y persa, y a permanecer en obediencia y lealtad al Sultán.
Para aquellos musulmanes de nacimiento, el único camino hacia la clase gobernante de los askeri era convertirse en un miembro de la Institución de los Sabios, hombres educados en instituciones musulmanas (madrazas), de donde provenían los eruditos, profesores, jueces, abogados y doctos. Su trabajo era propagar la fe islámica y hacer cumplir las leyes y enseñanzas religiosas.
Por debajo de todos, estaban los gitanos, campesinos no musulmanes, económicamente en mayor desventaja ya que soportaban impuestos adicionales. Eran las únicas personas que eran realmente despreciadas puesto que el imperio consideraba que los nómadas no traían ningún beneficio a la sociedad.
En la próxima entrega expondremos las causas y orígenes de la caída de tan impresionante imperio. Además de las consecuencias de este derrumbe posteriores a la Primera Guerra Mundial.
http://hoy.com.do/el-estado-islamico-raices-y-consecuencias/autor/f-alvarez/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario