lunes, 18 de mayo de 2015

Colonizan lo colonial / por Narciso Isa Conde

OPINIÓN
11 de Mayo del 2015


El autor es dirigente de izquierda y articulista.
Narciso Isa Conde
El plan de remodelación de la Ciudad Colonial a cargo del Ministerio de Turismo (¿?¡!) se apoya en un préstamo del BID de 60 millones de dólares, del cual se aprobó inicialmente la mitad.
Con esa cantidad decidieron operar en el área que excluye los barrios comprendidos entre el nivel de la calle Emiliano Tejeda y la Avenida Mella.
En términos relativos es poco lo que se ha hecho en un año y ocho meses. Muy poco, muy lento y plagado de fallas, algunas de cierta gravedad.
Mueve a sospechas que tan importante y delicada obra de conservación y embellecimiento de este “patrimonio cultural de la humanidad” haya sido asignada a Turismo.
El tema debería trascender tanto el tráfico de bienes raíces a cargo de conocidos magnates, como la visión mercantil dirigida a crear enclaves dentro de una economía de servicios; en este caso, una pequeña “ciudad vitrina” deshumanizada, para disfrute turístico y negocios conexos.
Las implicaciones de la remodelación en cuanto a memoria histórica (remota y reciente), legado cultural, superación del coloniaje, restauración de monumentos, arte, arqueología y rescate de arquitectura colonial... no deberían soslayarse. Igual el rol y el bienestar del pueblo que habita y trabaja en esta demarcación.
Pero contra esto conspira la banalidad, la politiquería, la corrupción y la visión comercial que copan la gestión estatal y privada en materia de “desarrollo turístico” y la administración municipal y gubernamental.
El dinero se está agotando sin rendir cuentas a la sociedad y nada está terminado: ni siquiera el área piloto que se prometió concluir en dos meses (la manzana de la Meriño-Billini-Católica-Portes).
El diseño español, que situó en el mismo nivel aceras anchas y calles estrechas, ha resultado peligroso para peatones, incómodo para el tránsito vehicular y difícil para desmontarse y descargar.
Las motocicletas irrumpen en las aceras. Los pilotillos (sustituidos en dos ocasiones por fragilidades) son embestidos y burlados, mientras las vías son obstruidas y la crisis de parqueo se agudiza.
Prima el sol contra la sombra (arborización precaria) y crece el sucio por déficit de contenedores y sistemas adecuados. Los adoquines de la ruta vehicular comienzan a hundirse y los mosaicos de coralina a mancharse. Los cables siguen sin soterrar.
El diseño despreció lo criollo y la remodelación solo incluye una parte reducida de lo previsto.
Y para colmo en aéreas semiremodeladas se denuncia la contaminación del agua con materia fecales.
De nada valió saltar charquitos coloniales. El mal sistémico es muy profundo.
http://z101digital.com/app/article.aspx?id=156999

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