Lo que revelan los “numeritos”
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Recientemente se han dado a conocer los resultados de una encuesta de la Gallup-Hoy en la que se refleja una oposición dividida, y un PLD estable en torno a la figura del Presidente Medina. Lo más importante de los distintos escenarios de la encuesta es ver cómo los candidatos de la oposición aumentan o disminuyen su participación en el mercado electoral, de acuerdo a si se enfrentaran a Medina o al ex Presidente Fernández. Esto reitera hasta qué grado la política dominicana ha quedado enmarcada en la dinámica interna del PLD.
Lejos de celebraciones extemporáneas, la oposición debería entender que lo que revelan los “numeritos” es que el electorado dominicano se mueve en función de su rechazo a Leonel Fernández y su aprobación de Danilo Medina. Las fluctuaciones en el apoyo a los candidatos a la oposición no es más que el reflejo de cómo reaccionan quienes prefieren a Medina en los escenarios en los que el candidato del oficialismo es Fernández o Medina. Más aún, con la campaña todavía por venir, esas fluctuaciones todavía pueden redirigirse según lo dictamine la dinámica interna del PLD y los recursos del Estado que maneja.
Al mismo tiempo, junto a la encuesta de la Gallup, las revelaciones del capo Quirino Paulino sobre su apoyo financiero al partido de gobierno ponen en entredicho la legitimidad de las elecciones de 2010, la reforma constitucional que les siguió y todo el sistema de gobernabilidad peledeísta que en ella se ampara. A pesar de la gravedad de estas declaraciones, desde la oposición no hemos sido capaces de tomar la iniciativa de la acción política. Tampoco hemos sabido dar apoyo y proyección política a la explosión del movimiento social que no ha cesado en sus distintas demandas a un gobierno incapaz de satisfacerlas.
Como ya se ha planteado antes en este medio, la oposición dominicana ha caído en la trampa del oficialismo al seguir el juego del dualismo danilismo/leonelismo. En vez de enfrentar al PLD como el partido cartel que es, se ha permitido que el rechazo al ex Presidente y su grupo, se convierta en apoyo al grupo de Medina y su proyecto continuista. “Un proyecto político ganador se construye con una línea política que pueda enmarcar las demandas e intereses de un amplio número de sectores sociales. Esto requiere un discurso político propositivo, que plantee una visión clara de lo que se va a hacer en el Estado.”
Además de un gran manejo de la comunicación política, y el uso de los recursos del Estado, el oficialismo ha podido desplegar sin problemas su estrategia como resultado de los límites que presenta una oposición que no solo está fraccionada, sino que carece de propuestas para gobernar. ¿Qué es lo que van a hacer los distintos candidatos de la oposición? Además de “meter presos a los corruptos” el país necesita políticas para enfrentar la crisis que le agobia. ¿Quién va a enfrentar a las generadoras eléctricas y cómo? ¿Quién va a rediseñar el sistema tributario y cómo? ¿Quién va a enfrentar la pobreza rampante, los bajos salarios y el desempleo… y cómo? ¿Quién y cómo se propone demoler la institucionalidad peledeísta instaurada con el dinero del narcotráfico y del desfalco al Estado?
La importancia de una oposición propositiva es mayor cuando se vislumbran las grandes grietas en la hegemonía del PLD. Dada la carencia de una oposición vigorosa, el partido de gobierno tampoco tiene propuestas para sacar al país del hoyo en que lo ha metido. La división interna del PLD es el síntoma de un partido sin proyecto político, preñado de ambiciones individuales de riqueza y poder que han desembocado en la crisis de la democracia que nos ahoga: un sistema judicial colapsado; un Congreso Nacional anulado; una sociedad en la cual más del 40% vive en la pobreza, incluyendo un 20% que vive en pobreza extrema (según el último informe de la Cepal); una sociedad incapaz de enfrentar una tragedia humana como la que viven los desnacionalizados y los inmigrantes, etc.
La gran debilidad del gobierno está en su incapacidad de superar su propio horizonte, lo cual significa que la oposición tiene la vía franca para tomar el timón y proponer como va a gobernar. Para ello hay que perder la vergüenza y enfrentar al partido cartel así como a los grupos de interés (económicos, religiosos, o de cualquier índole) que se han aliado a este. Nuestro país necesita, entre otras cosas, el desmantelamiento de los privilegios de la oligarquía, la puesta en marcha de políticas estatales para crear empleos y lograr una justa distribución del ingreso, una profunda reforma de los servicios públicos (en especial salud y educación), y la reorientación de la política del Estado hacia la realización plena de los derechos fundamentales de todos, pero en especial de los grupos vulnerables.
Por otro lado, la propia división en la oposición tiene su origen en la falta de propuestas para gobernar. Es solo a partir de estas propuestas que se pueden negociar acuerdos capaces de dar forma política a la potencia social acumulada en todas las demandas insatisfechas de nuestra sociedad. Un proyecto político ganador se construye con una línea política que pueda enmarcar las demandas e intereses de un amplio número de sectores sociales. Esto requiere un discurso político propositivo, que plantee una visión clara de lo que se va a hacer en el Estado.
http://nuestrotiempo.com.do/2015/02/10/lo-que-revelan-los-numeritos/
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