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18 febrero, 2015 2:00 am
Dedicado al Liderazgo Nacional
Parte III
Anteriormente, planteamos que Estados Unidos se perfila como uno de los motores del crecimiento mundial mientras que América Latina, con la excepción del Caribe, se ve afectada por problemas domésticos. La caída de los precios de las materias primas y el estancamiento de Europa, entre otros factores. Explicaremos, en esta entrega, las situaciones que viven ambas regiones.
En el verano, la principal súper potencia del mundo creció cuantiosamente (en el segundo y tercer trimestre creció 4.6% y 5% anualizado, respectivamente). Sin embargo, en el último cuatrimestre desaceleró, considerablemente. El PIB incrementó un 2.6% anualizado, por debajo del 3% proyectado. La economía estadounidense ha sido afectada por el fortalecimiento del dólar y el desempeño económico y geopolítico de sus socios. Sin embargo, esto, a nuestro juicio, será ampliamente compensado con la caída del petróleo y la reducción de los costos de las importaciones. Estamos convencidos de que el crecimiento norteamericano se mantendrá relativamente fuerte. Nos preocupa, reflejado por el rendimiento casi negativo de los bonos, que esto hará más difícil y peligroso la tarea de recoger el aumento en la emisión inorgánica de un 82% desde el 2004 hasta la actualidad.
Hay otros factores que fortalecen una visión positiva de la economía norteamericana. El consumo en los hogares se incrementó a un ritmo anualizado de 4.3%, el más alto desde el 2006. Conjuntamente, el índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan registra los niveles más altos en una década. Sin embargo, al tomar en cuenta solo los datos de diciembre y compararlos al mes anterior, se puede apreciar un incremento del ahorro como una medida preventiva que, en el futuro, podría desvanecerse gracias a la baja tasa de desempleo y a la expectativa de mejores salarios. Al momento de redactar este artículo, se publicó que en enero del 2015 la economía americana creó 257,000 puestos de trabajos; la tasa de desempleo era apenas 5.7%.
Sin embargo, la nación norteamericana tiene un grave problema social: actualmente, la clase media y trabajadora de los Estados Unidos está estancada, mientras que el 1% ha cuadruplicado sus ingresos entre 1979 y 2007, y en los años comprendidos entre 2002 y el 2012, los salarios disminuyeron o no presentaron cambios en el 70% de la distribución salarial. Por esta razón, la administración actual quiere realizar cambios ambiciosos. Recientemente, el presidente Obama presentó el presupuesto nacional donde incluyó un proyecto de infraestructura inmenso para crear trabajos y propuso cambios fiscales para aliviar los gastos de la familia promedio a través del incremento de las contribuciones tributarias de los más afluentes y las compañías con intereses en el extranjero.
Por otro lado, en el Caribe y América Latina existe profunda divergencia entre las distintas subregiones. En el Caribe (incluyendo a nuestro país) se proyecta un crecimiento de 4.1% debido, en gran parte, a tener economías abiertas que están íntimamente ligadas al desempeño de la economía americana. México está supuesto a crecer 3.2% en el 2015, lo que puede ser sujeto a revisiones por los grandes escándalos políticos y económicos que ocurren actualmente.
La economía suramericana está proyectada a crecer apenas 1.1% debido a lo siguiente:
1. El desplome de los precios de las materias primas.
2. El pronosticado crecimiento de:
a. Brasil (0.3%), afectada en los dos últimos años por gastos y endeudamientos excesivos, además de una política extremadamente polarizada.
b. Argentina (-0.3%) que decreció 1.5% en el 2014 como consecuencia de la confrontación con los acreedores por los bonos estadounidenses impagados y el gran escándalo político del momento.
c. Venezuela (-2.0%) donde las ganancias de las exportaciones del petróleo se han desplomado, exacerbando los problemas fiscales y el espiral inflacionario.
En el próximo artículo, con motivo de las fiestas patrias, demoraremos la cuarta y quinta entrega sobre la economía mundial para analizar las memorables palabras pronunciadas, hace 150 años, por uno de los grandes líderes que ha tenido la humanidad.
Investigadores Asociados:
-Iván Kim
-Julissa Lluberes.
http://hoy.com.do/2015-emerge-un-nuevo-orden-economico-mundial-3/
Dedicado al liderazgo nacional
(Última parte)
En medio de un Nuevo Orden Económico y permanentes cambios estructurales, el mundo se desenvuelve en diversos eventos que cuestionan las políticas accionadas y los inesperados resultados de las mismas. Este artículo bosqueja la situación en la zona asiática, los Estados Unidos y Latinoamérica; que será ampliada en próximas entregas.
En cuanto a Asia, debemos señalar que China, durante tres décadas, creció la increíble suma de un 10% anual. Esta vez, su crecimiento será de 7.3% debido a la disminución en las exportaciones y las inversiones fijas, consecuencia de un nivel relativamente alto de capacidad ociosa. La decisión tomada hace tres años de aumentar el consumo interno para compensar la reducción en sus exportaciones, apenas ha funcionado.
El escenario que vive Japón desde la Década Perdida es similar al europeo, donde los esfuerzos de Shinzo Abe probaron ser inútiles para revitalizar la economía. Los salarios están estancados, las empresas desconfían y están constreñidas con regulaciones ineficientes, la deuda soberana es asfixiante y la demanda no hace intentos de levantar cabeza gracias a un incremento del impuesto de ventas nacional, aumentando las presiones deflacionarias. De hecho, la rentabilidad de los bonos a diez años se encuentra en 0.25%, lo cual indica que los efectos de la década pérdida podrían continuar afectando al país nipón.
Los demás países asiáticos están creciendo adecuadamente, pero por debajo de su crecimiento pre-crisis debido a la situación china. La economía india es un ejemplo. Narendra Modi ha logrado reducir la inflación y el desequilibrio de la cuenta corriente con reformas fiscales sobrias. En el Medio Oriente, la dramática caída del petróleo erosionó las economías árabes ya que los precios no cubren los costos sociales inflados por la última década de precios altos del petróleo. Asimismo, están viviendo las consecuencias de una guerra evitable que ha enfrentado dos vertientes de la religión islámica: Suní y Chií.
Indudablemente, el panorama es complejo. Estados Unidos se perfila como un gran motor económico que tiende a compensar, parcialmente, los múltiples efectos negativos de la economía global. Su crecimiento en 2014 fue satisfactorio y las proyecciones indican un crecimiento mayor al 3%. Aunque existen presiones deflacionarias y extrema polarización política, se espera que la demanda sea incentivada con los nuevos precios del crudo, y que la economía prospere con ayuda de un ajuste moderado de la política fiscal y la continuación de una política monetaria agresiva. No obstante, la apreciación del dólar puede reducir las exportaciones netas. El índice del dólar muestra que, desde julio 2011, el dólar incrementó 28% contra las 16 principales monedas.
La caída del petróleo y de los bienes básicos reduce consideradamente el crecimiento suramericano y mexicano conforme al FMI. Mientras tanto, el desarrollo de América Central y el Caribe ha sido moderado gracias al mejoramiento de las condiciones estadounidenses. Se espera que toda la región ascienda alrededor de un 2.6% puesto que la depreciación incentivará las exportaciones. Países dolarizados como Panamá y Ecuador se verían afectados.
Debido a la estrecha relación que la República Dominicana mantiene con los Estados Unidos, en este año, de grandes incertidumbres, podríamos tener un 2015 con un crecimiento moderado. Sin embargo, a muy mediano y largo plazo, a la luz del nuevo orden económico mundial y su carácter de permanencia, solamente podremos crecer, si imponemos un modelo inclinado a la ejecución de sólidas políticas a favor de la producción, exportación y el ahorro interno, tomando en consideración que las revoluciones digital, gerencial y energética en Estados Unidos han puesto a México, Centroamérica, en condiciones ventajosas de competir con Asia, así como Santo Domingo, si logramos:
1. Crear al igual que en Asia, zonas especiales que eliminen los sobreprecios de energía y transporte de carga para ser competitivos.
2. La creación de salarios mínimos diferenciados que reflejen los distintos costos de vida.
3. Construcción del Puerto de Manzanillo que nos pone a dos días de la costa Este.
¡Sí podemos!
Investigadores Asociados:
-Iván Kim
-Rodolfo Namnum.
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