martes, 21 de febrero de 2017

Nervios en la frontera oriental de la OTAN

EUROPA

Nervios en la frontera oriental de la OTAN

EE.UU. intenta calmar la inseguridad generada por las declaraciones de Trump sobre los socios del Este de la OTAN, pero el escepticismo continúa.
Verlegung US-Panzerbrigade nach Polen (picture-alliance/dpa/M. Bielecki/PAP)
Hace solamente un año, el estacionamiento de tropas alemanas o estadounidenses en Europa oriental era solo una ilusión. Pero desde que se decidió reforzar la presencia en la región en la cumbre de la OTAN de Varsovia, en julio de 2016, el armamento pesado y los tanques de la alianza están desplazándose hacia Polonia y las repúblicas bálticas. Además, una brigada estadounidense realizará en breve maniobras en Bulgaria y Rumania. "Es una paradoja”, comentó el ministro polaco de Exteriores, Witold Waszczykowski. No se puede decir que la situación del flanco oriental sea más segura, pero la sensación de seguridad ha aumentado en Polonia. Una frase que ilustra perfectamente la ambivalencia de la situación. 
Witold Waszczykowski, ministro de Exteriores de Polonia.
Witold Waszczykowski, ministro de Exteriores de Polonia.
Este año, la sensación de las delegaciones de Europa del Este en la Conferencia de Seguridad de Múnich fue mejor que en la edición anterior. La delegación polaca no se cansó de repetir que su país ya no está considerado como un miembro de segunda clase de la OTAN sino como miembro pleno, una plenitud que en el Este se mide según la presencia de tropas de la Alianza Atlántica.
Más presencia en el Este
Sin embargo, no todos se mostraron tan satisfechos como los polacos. Aunque la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, alabase en Múnich la presencia de la OTAN en su país, también exigió más apoyo militar de Estados Unidos y más tropas en la frontera oriental. Los acuerdos de julio de 2016 "no son suficientes”, dijo. Además, hay que resaltar que las tropas estadounidenses están concentradas en Europa occidental, pese a que hay más peligro en la frontera oriental, explicó Grybauskaite. Según la presidenta, los países del Báltico consideran necesaria la participación directa de Estados Unidos.
En Europa del Este son pocos los que se atreven a utilizar una formulación tan clara. En su mayoría se muestran satisfechos de que el armamento pesado de la OTAN haya llegado. Y uno de los temas que une a los europeos del este es el presupuesto de defensa. Polonia y Estonia cumplen desde hace tiempo el requisito del 2% y Rumania pretende alcanzarlo este año. En cuanto a Lituania, Estonia, Bulgaria y Croacia, aunque todavía estén por detrás, gastan más presupuesto en relación con su Producto Interior Bruto que, por ejemplo, Berlín.
Desde el Este, se dice que si Alemania y otros países no aumentan el gasto en defensa pondrán en peligro la seguridad de la zona. Y el hecho de que Estados Unidos supedite al aumento del gasto en defensa su fidelidad a la OTAN y a Europa pone nerviosos a los socios del este.
Sin embargo, en la frontera oriental también son conscientes de que discutir sobre este tema con Alemania en un año electoral no tendría sentido. "Alemania sabe cuál es su responsabilidad”, aseguró la canciller Angela Merkel en referencia al 2%. Sin embargo, también explicó que ese objetivo se podría alcanzar en 2014. El nuevo ministro de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel (SPD), aclaró incluso que, en lugar de invertir en tanques, los millones se podrían invertir en ayuda al desarrollo e integración de los refugiados.
Gabriel tenía planteado viajar este lunes al Báltico y a Suecia en su primer viaje al Este como ministro de Exteriores. En Lituania quería visitar a los soldados del ejército alemán que recibieron el comando de la OTAN en el país. Pero el viaje fue cancelado finalmente por motivos de salud. La ruta elegida había despertado interés puesto que, tradicionalmente, los ministros de Exteriores alemanes visitan la vecina Polonia para reforzar las relaciones polaco-germanas. Sin embargo, el ministro de Exteriores polaco restó importancia al significado simbólico de este viaje: "Ya hablamos en Bruselas”, explicó Wayzcykowski a DW: "Los países del Báltico necesitan más ayuda y más sensibilidad política que nosotros”.

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