¿Podría un hombre convertirse en Canciller de Alemania?
Angela Merkel fue elegida Canciller de Alemania por primera vez en el 2005. Hace algunos años, mi hija, que por entonces estaba en la escuela primaria, me preguntó si era realmente posible que un hombre se convirtiera en el Canciller de Alemania. Estaba tan acostumbrada a ver a una mujer en este cargo que le resultaba difícil imaginarse a un hombre en su lugar. Esto demuestra lo poderosos que los modelos pueden ser en la conformación de las percepciones y los estereotipos.
Es posible que el próximo año haya tres líderes del sexo femenino entre los jefes de estado del G7, junto con un hombre primer ministro, Justin Trudeau de Canadá, quien se ha autoproclamado feminista en reiteradas oportunidades. Pero a pesar de todo el movimiento que se puede observar en las esferas más altas de los gobiernos, todavía hay mucho por hacer para lograr un mejor equilibrio de género en la vida pública. Todavía hay pocas mujeres que son promovidas a altos cargos gubernamentales y otras funciones que requieren de la toma de decisiones en el sector público.
En los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las mujeres ocupaban 30 % de los cargos ministeriales y solo el 28 % de los escaños del Parlamento en el 2016. Los mejores resultados son de Suecia, en donde el 44 % de los miembros del Parlamento son mujeres, y México con el 42 %. Al final de la clasificación se encuentran Hungría y Japón, en donde apenas el 10 % de los miembros del Parlamento son mujeres.
Cada vez son más las mujeres que ingresan a profesiones legales, pero el poder judicial continúa siendo muy masculino. En la Unión Europea, las mujeres ocupaban en promedio el 37 % de los puestos en las cortes supremas en 2014, oscilando de menos del 10 % en el Reino Unido y Portugal a más del 50 % en Luxemburgo, Hungría y Eslovaquia. El panorama es similar en el caso de los puestos de liderazgo en la función pública, a pesar del aumento del personal femenino en los gobiernos centrales. Se requieren acciones más audaces y decisivas.
El caso de los cupos
Tras largos y acalorados debates a nivel nacional e internacional, los cupos para una representación equilibrada de género en la toma de decisiones públicas son cada vez más populares. Como es de esperar, trabajan para incrementar los números. México, por ejemplo, aprobó una reforma constitucional que introdujo un requisito de paridad en las elecciones legislativas. Como resultado, la representación de las mujeres en la legislatura nacional prácticamente se ha duplicado desde 2005. Las medidas de acción afirmativa son menos comunes en el ejecutivo, pero Francia y Canadá han establecido gabinetes paritarios para demostrar su alto nivel de compromiso político para lograr el progreso de la igualdad de género en la vida pública.
Además de la obligación moral de ofrecer igualdad de oportunidades para el ascenso, tanto a mujeres como a hombres, también existen efectos positivos más amplios que se pueden medir. Estudios de la OCDE destacan que la diversidad de género en la toma de decisiones a nivel público fomenta el diseño de políticas más inclusivas y la confianza en las instituciones públicas. Otros estudios que examinan los efectos a nivel de país han demostrado que las mujeres políticas tienden más a invertir en programas relacionados con temas sociales y de igualdad de género. En América Latina, la presencia de legisladoras ha ayudado a priorizar los asuntos relacionados con la infancia y la familia, así como los temas de abuso sexual y violencia familiar.
Los datos de los distintos países de la OCDE también demuestran que cuantas más mujeres ministros hay, mayor es la confianza en el gobierno nacional. Por último, ¿de qué manera pueden los gobiernos presionar con credibilidad a las empresas para que se desempeñen mejor en lo que respecta a igualdad de género si el sector público no lidera con el ejemplo?
Lamentablemente, sin embargo, la visión de mi hija sobre las mujeres líderes no es compartida por todos. Los datos de la Encuesta Mundial de Valoresdemuestran que muchas personas todavía creen que en general, los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres: incluso en Suecia, donde el desempeño en muchos aspectos de la igualdad de género es muy bueno, el 11 % tiene esta percepción, llegando a casi el 20 % en Alemania y Estados Unidos, y a un enorme 68 % en Turquía. Si no les damos a las mujeres la posibilidad de convertirse en líderes políticos, no podremos probarles a los escépticos que están equivocados.
Referencias y lectura complementaria:
OCDE (2016), Portal de datos de género de la OCDE, Editorial OCDE, París
OCDE (2016), Página web de mujeres en cargos del gobierno, Editorial OCDE, París
OCDE (2016), Mejorar el acceso de las mujeres a puestos de liderazgo: ¿Qué es lo que funciona?. Informe de antecedentes de la Conferencia sobre Mejorar el acceso de las mujeres a puestos de liderazgo: Informe de antecedentes, Editorial OCDE, París
OCDE (2016), Recomendación del comité de la OCDE sobre igualdad de género en la vida pública de 2015, Editorial OCDE, París https://www.weforum.org/es/agenda/2016/11/podria-un-hombre-convertirse-en-canciller-de-alemania?utm_content=buffer500ae&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer
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Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no del Foro Económico Mundial.
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