Danilo se va, su dilema es cómo
5 de diciembre de 2015
Entonces vinieron los desmadres mediáticos, fabulosos inventos abracadabrescos que buscaban confundir al electorado, tratando de revertir la realidad, al menos en el imaginario popular, de la magnitud de la caída de Medina
La encuesta empresarial Deloitte acaba de confirmar lo que hace ya meses era conocido en diferentes círculos: Que la popularidad del presidente Danilo Medina trae y lleva un curso irreversible a la baja que imposibilitará su reelección.
Hay dos lecturas de Deloitte que puede hacer Danilo, y que podemos hacer todos. Una primera es que la aceptación de su gobierno cayó de 72 a 43% en los últimos 6 meses. La otra es que la opinión negativa hacia el candidato-presidente subió de 28 a 57% en el período, resbalando en una pendiente enjabonada en la que mientras más pedalee, caerá más abajo.
Comoquiera, la muestra de Deloitte, una investigación fuera de toda duda, le ha dado en la madre -como dicen ahora los jóvenes con ademán de golpe de machete sobre la nuca-, a la pretensión de “seguir a caballo” del presidente Medina y el grupo de altos funcionarios que le han acompañado en la malaventura de reformar la Constitución de un mandato de 4 años, para tratar de seguir en el poder quien sabe hasta cuándo.
(La acción resulta ya familiar en América Latina, donde en los últimos tiempos hemos visto a líderes con ínfulas mesiánicas imponiéndoles a sus pueblos reformas similares con fines de perpetuar partidos únicos en el poder, cuando lo que nuestra América necesita es más democracia, más institucionalidad y más estado de derecho como ambiente indispensable para que haya más inclusión y más equidad social).
Lo que se sabía y Deloitte ha venido a confirmar es que Luis Abinader le ganará las próximas elecciones a Medina, como pronosticó el día 9 del pasado mes de noviembre la firma Cabrera, Alfonso & Asociados, según la cual Abinader ganará la primera y la segunda vuelta de las próximas elecciones, si es que hay que llegar hasta eso.
La primera señal de que la popularidad del presidente-candidato andaba mal la dio, irónicamente, una ausencia: dejaron de publicar encuestas que antes eran difundidas con regular periodicidad. Ahí mismito empezó a cuajar el pálpito de que eso era porque el apoyo al presidente-candidato estaba en descendimiento, dando lugar a lo que primero fue susurro: Danilo se va.
Por agosto, al cumplirse tres años de gestión del Presidente, las encuestas de las ediciones digitales de Listín Diario, Hoy, El Caribe y otros medios online evidenciaron que la popularidad de Danilo devenía “cuesta abajo en su rodada”, incluso con sustanciales muestras de rechazo, dando la segunda confirmación de que Danilo se va.
Luego altos funcionarios empezaron con anuncios como los que ponen orejuses a los ahorrantes, cuando a los bancos les da por propagar que están sólidos, Los tutumpotes de Palacio insistían en que el posicionamiento del presidente-candidato era alto, sin tomarse la molestia, por respeto a los medios y sus audiencias y lectores del cómo, el quién, y el cuándo de encuestas que pudieran respaldar sus afirmaciones.
Entonces vinieron los desmadres mediáticos, fabulosos inventos abracadabrescos que buscaban confundir al electorado, tratando de revertir la realidad, al menos en el imaginario popular, de la magnitud de la caída de Medina.
Todos adelantando preces ante inminente castigo de Dios, incluyendo la extraña confesión de Medina, con video post producido y todo, remitido desde París, afirmando que a él las encuestas no le importaban, huummm.
Pero Danilo se va, dicen en los salones de belleza, Se va, en los talleres, y en el metro, Se va en las guaguas y los carros del concho. Danilo se va, en las tertulias empresariales, Danilo se va, en las juntaderas de amigos y amigas. Danilo se va en los pasillos de la casa nacional del PLD, Danilo se va, rezonga la calle.
Comprobado también con Deloitte que Danilo se va, lo interesante es verlo resolver el dilema de si coge las primeras señales, acata la voluntad popular y empieza a organizar con tiempo la retirada, o si se pone a inventar pataleos que bien pueden catalizar, acelerar, el proceso de su derrumbe y de una mala salida del poder.
Ahora lo importante es darle veeduría, vaya, a la forma en que Danilo resuelve su dilema: Si recoge para irse tranquilo, o si aprieta el acelerador de la ambición continuista, y termina hundiéndose más…
Hay quienes creen que al grupo peledeísta aposentado en Palacio le conviene enfriarse.
Sigamos las líneas de las plumas y voces al servicio de la ambición continuista, bien pueden dar señales que sirvan de cabañuelas… http://acento.com.do/2015/opinion/8305741-danilo-se-va-su-dilema-es-como/
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