PUBLICADO : 16 de octubre de 2015
DENIS MÁRQUEZ
El próximo 20 de octubre, se conmemoran los 69 años de la fundación del Partido Independentista Puertorriqueño, casi siete décadas de lucha constante por la independencia de Puerto Rico y la justicia social. Hace 69 años que, elección tras elección, el Partido Independentista Puertorriqueño viene presentando propuestas de desarrollo económico, derechos sociales y transformaciones al sistema gubernamental con los que han coincidido y que han adoptado diversos grupos a lo largo de los años, pero que han tratado de ser silenciados por los gobiernos de turno. Se requieren mucho más que estas líneas para explicar los atropellos contra la lucha por mantener nuestra presencia, cohesión y el reconocimiento del importante significado del PIP para la sociedad puertorriqueña.
La fundación del PIP fue dirigida por don Gilberto Concepción de Gracia, quien, junto con miles de mujeres y hombres, crearon e impulsaron este movimiento de liberación nacional como partido electoral y no claudicaron ni se hicieron eco de las falacias de un supuesto nuevo modelo autonómico que resultó ser el nuevo bautismo del colonialismo en Puerto Rico. Desde ese momento, el PIP ha participado ininterrumpidamente en todos los procesos electorales de Puerto Rico no empece a que, como señalara Concepción de Gracia, “el Gobierno de Puerto Rico ideó un plan diabólico para tratar de destruir al Partido Independentista Puertorriqueño” mediante la sistemática y organizada persecución política tanto a su liderato como a su militancia. A través de las históricas “carpetas”, la persecución trajo como consecuencia la criminalización del ideario independentista en todos los ámbitos de la sociedad puertorriqueña. Aun con esos vendavales, el PIP continuó con su prédica firme por la libertad.
El PIP ha recorrido el mundo en busca de apoyo a la causa de la independencia. Esas gestiones han rendido fruto. Hoy la solidaridad con la independencia es amplia a través de la Internacional Socialista, los partidos políticos latinoamericanos, los gobiernos reunidos en la CELAC, la participación constante de la ONU, ejemplo inequívoco del adelanto en la lucha por la independencia del PIP. En estos 69 años ha dado cátedra de constancia, perseverancia y optimismo. Hemos estado siempre, porque el pueblo así lo ha requerido, desde las luchas sociales y ambientales, las luchas en Culebra y Vieques en contra de la Marina de Guerra norteamericana, la solidaridad en la acción en los huelgas obreras, la presentación de legislación de cambio social, en defensa de diversos sectores de la sociedad hasta la fiscalización en la Legislatura del gobierno y la mayoría legislativa.
La presencia, la constancia y la fuerza para continuar luchando por el derecho de Puerto Rico a su independencia ha sido posible porque alrededor de todo Puerto Rico los militantes del partido, sin grandes aspavientos, sin mayores reconocimientos de nuestros medios, con el gobierno y su clientelismo político en contra, sin grandes recursos, han dado cátedra de la fortaleza y la fuerza moral de esta institución. Esa ha sido mi experiencia en múltiples recorridos alrededor del país visitando todos los pueblos y los comités del PIP. He tenido la oportunidad de conocer y compartir con miles de militantes con los que he analizado cómo el colapso económico y social de la colonia provoca la urgencia de la descolonización, la importancia de nuestro instrumento de lucha y de lo imperativo de la libertad y la justicia económica y social. Regreso a mi hogar siempre con la satisfacción, con el optimismo y con la convicción de que en todos los rincones de nuestro país hay mujeres y hombres dispuestos al trabajo arduo y sacrificado por la libertad, por la calidad de vida y por fortalecer este instrumento, como lo ha señalado nuestra candidata a la gobernación, María de Lourdes Santiago: “Más que nunca es nuestro trabajo fortalecer el instrumento de lucha que es el Partido Independentista Puertorriqueño y abrazar la tarea de construir la independencia, que no solo es una aspiración que responde al imperativo moral de que un pueblo debe mandarse a sí mismo; es la independencia que representa la única oportunidad de transformación material para un país en el que la pobreza ya no puede esconderse debajo de la alfombra y en el que el estatus se ha convertido en un obstáculo insalvable para el crecimiento económico”.
Te invitamos a leer estas notas:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario