El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy. J.J. Guillen/European Pressphoto Agency
La crisis del mercado de deuda de España acabó de golpe hace casi tres años. Sin embargo, los resultados de las elecciones del pasado fin de semana son un recordatorio de que los efectos de la crisis económica de España aún se notarán durante años.
España se ha presentado como un ejemplo de país que quiere emprender reformas y recoger los beneficios en forma de mayor crecimiento. España lideró a las cuatro grandes economías de la eurozona en el primer trimestre, con un crecimiento del 0,9% respecto al cuarto trimestre y del 2,6% interanual. El desempleo ha bajado, la cuenta corriente ha pasado a contar con un superávit después de casi 30 años de déficit y el déficit público se ha reducido casi a la mitad.
España ha logrado progresos tangibles en sus reformas, particularmente en el mercado laboral. Una señal de esto es que el crecimiento del empleo se ha acelerado más rápidamente de lo esperado. Sin embargo, la percepción de España también se ha beneficiado probablemente de la falta de progreso hasta hace poco en Italia y Francia.
No obstante, el beneficio de la recuperación todavía tiene que calar más hondamente. Como prueba de ello, las elecciones autonómicas en España arrojaron unos resultados que anuncian que la hegemonía de los dos partidos tradicionales --el conservador Partido Popular encabezado por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el Partido Socialista Obrero Español-- es cosa del pasado. Nuevos partidos como el de izquierda radical Podemos y el centrista Ciudadanos han llegado para quedarse. El riesgo de un resultado fragmentado en las elecciones generales que se celebrarán a finales de año es evidente; las reformas podrían ser difíciles de llevar a cabo.
España todavía tiene mucho por hacer. El déficit público sigue siendo uno de los más altos de la eurozona, con un 5,8% del Producto Interior Bruto en 2014, y aunque se prevé que disminuya, esta mejoría es más cíclica que estructural. El crecimiento depende de la demanda interna que ha propiciado un incremento de las importaciones: la mejoría del déficit por cuenta corriente, por tanto, también corre peligro. El desempleo sigue siendo muy elevado, con una tasa del 23%. El Gobierno aún tiene que hacer frente a asuntos sensibles como las pensiones y la fiscalidad, incluido el IVA.
Los inversionistas ahora deben analizar cuánto crédito dar a una recuperación cíclica impulsada por corrientes temporales como la depreciación del euro y la caída del precio del crudo, y cuánto riesgo político descontar. Los resultados electorales al menos mostraron que los dos partidos tradicionales no han sido repelidos en masa por los votantes, al obtener más del 50% de los votos entre los dos. Eso reduce el riesgo de un resultado en los comicios verdaderamente radical, como pasó en Grecia.
La recuperación cíclica debería continuar, lo que tranquilizará a los mercados. Sin embargo, los inversionistas preocupados por el riesgo político podrían decantarse por Italia en vez de por España a medida que se acerquen las elecciones generales.
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