Por CLAUDIO ACOSTA
c.acosta[@]hoy.com.do
25 abril, 2015 2:00 am
La incontinencia verbal del expresidente Hipólito Mejía, ese repentismo que tanto encandila y hace reír a sus seguidores, ha vuelto a meterlo en problemas, esta vez con la llamada comunidad LGTB, que ha encontrado tremendo padrino en el embajador de los Estados Unidos en el país, James W. Brewster. Y todo por culpa de un comentario de mal gusto que hizo en Nueva York durante un encuentro con sus seguidores, que si bien es verdad que no tuvo la intención de insultar, como reconoce el diplomático, ofendió a una comunidad con la dignidad en carne viva y la ropa de pelear siempre puesta. El episodio parecía haber quedado en el olvido luego de la correspondiente aclaración del exmandatario, que sin embargo defendió su derecho, dada su formación católica, a no estar de acuerdo con el matrimonio gay. Hasta que llegó la carta del embajador norteamericano, en la que este dice sentirse “particularmente escandalizado y descorazonado por su menosprecio e insensibles comentarios sobre aquellos que tienen una orientación sexual diferente a la suya, porque ya hemos compartido juntos en nuestros respectivos hogares”. En la carta, Brewster le expresó a Mejía la disposición de su esposo, Bob Satawake, de reunirse con él para conversar mas ampliamente sobre el tema, pero dudo mucho que ese encuentro se produzca. La moraleja aquí es bastante clara, tanto para el expresidente Mejía, que sigue teniendo problemas para mantener su lengua a buen recaudo, como también para los que miramos el acontecer nacional desde las gradas, desde donde somos testigos de las ostensibles dificultades del embajador norteamericano para separar su condición de diplomático de la del activista gay presto a desanvainar su espada justiciera a la menor ofensa.
http://hoy.com.do/a-veces-llegan-cartas/
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