domingo, 22 de marzo de 2015

Francia se arriesga a consagrar como primera fuerza a la ultraderecha

El Frente Nacional y la UMP se disputan el triunfo en las elecciones departamentales de este domingo

Marine Le Pen hace campaña el viernes. / DAVID VINCENT (AP)
La primera vuelta de las elecciones departamentales que este domingo se celebran en Francia dirimirá una inquietante incógnita para este país y para toda Europa: dilucidar si el ultraderechistaFrente Nacional se asienta como la fuerza política con más apoyo popular. Así lo indican la mayoría de los sondeos publicados estas semanas. Solo algunos de los más recientes sitúan ligeramente por delante a la UMP de Nicolas Sarkozy, mientras el gobernante Partido Socialista teme una gran derrota.
Las encuestas otorgan a la ultraderecha de Marine Le Pen entre el 29 y el 30% de los votos, y a la UMP, entre el 27% y el 30%, en ambos casos muy delante del 20% que adjudican a los socialistas. Si gana el FN, será la primera vez que logra ser la fuerza más votada en unas elecciones de ámbito nacional, porque ya lo consiguió también en las europeas de mayo pasado con el 25% de los votos.
Incluso si queda en segunda posición, el imparable avance del FN consagrará un nuevo mapa político en Francia, al sustituir el tradicional sistema bipartidista de las últimas décadas por otro tripolar en el que la ultraderecha xenófoba y antieuropea se consolida como otra formación más en la primera división de la política francesa. Su implantación por todo el territorio ha quedado demostrada al ser el partido que más candidatos presenta en estas elecciones.
En estos comicios se eligen a 4.108 consejeros, dos por cantón, que a su vez determinarán los gobiernos de los 99 departamentos después de la segunda vuelta, que se celebrará el 29 de marzo. Por vez primera en la historia de Francia, cada candidatura está obligatoriamente compuesta por un hombre y una mujer. El Parlamento lo decidió en su día para que haya una paridad total en los denominados consejos departamentales (asambleas de provincia).
Los franceses han optado por pasar del tradicional sistema político bipartidista a otro tripolar
El potencial triunfo de la ultraderecha supondrá un cataclismo político y situará aMarine Le Pen en una posición muy favorable para disputar las elecciones presidenciales de 2017. Sin embargo, sus anunciados buenos resultados de este domingo no se traducirán en un equivalente reparto de poder en los departamentos.
Por el contario, todos los analistas coinciden en que sus candidaturas serán derrotadas de forma masiva en la segunda vuelta, sobre todo por las de la UMP, en muchos casos en alianza con los centristas. En esos pulsos UMP-FN, la derecha contará previsiblemente con votos de votantes de izquierda convencidos de que hay que frenar a la ultraderecha.
Por eso, el ganador final de estos comicios sería el partido de Sarkozy. Hoy, la UMP gobierna en 41 departamentos y, según las proyecciones difundidas estos días, conseguirá como mínimo una veintena más tras la segunda vuelta. El FN, por el contrario, podría lograr, en el mejor de los casos, solo uno o dos gobiernos departamentales en el sureste, en las proximidades de Marsella. Aun así, su éxito sería innegable porque hoy cuenta con un solo consejero departamental de los 4.042 que hay ahora en todo el país.
El Partido Socialista será el gran derrotado, a la vista de todos los sondeos y proyecciones. Centenares de sus candidaturas serán eliminadas en la primera vuelta y acabará perdiendo entre 20 y 30 de los departamentos que ahora controla. Será su tercer fracaso electoral consecutivo tras las municipales de hace un año, que ganó la UMP, y las europeas. El desgaste del Gobierno, la elevada abstención que se espera (superior al 55%) y la proliferación de candidaturas de izquierda (verdes, comunistas…) lastrarán el voto socialista.
La campaña del FN se ha basado en tres ideas básicas: el peligro del islamismo radical, la falta de control de la inmigración y la equiparación entre las políticas del PS y la UMP. Estos dos partidos mayoritarios se han centrado en el combate a la ultraderecha. El primer ministro, Manuel Valls, hizo incluso un solemne llamamiento a la “estigmatización” del FN. “Tengo miedo por mi país”, ha reiterado. http://internacional.elpais.com/internacional/2015/03/22/actualidad/1427017115_701869.html

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