ACUERDOS COMERCIALES CON CHINA
Corrupción, dependencia y entrega
21 MAR , 2015 Los acuerdos económicos y políticos con China confirman la falsedad del discurso “industrializador” del gobierno. Los pactos con la banca internacional, mas allá de los roces con los fondos buitres, y el salto colosal del endeudamiento público y externo (cercano a los 200.000 millones de dólares) ya habían demostrado la dependencia del “modelo K” de la patria financiera. Ahora se le pone el moño a la consolidación del país como proveedor de materias primas, condenándolo a un intercambio desfavorable y aumentando su dependencia de la economía china, la única a su vez dispuesta a financiar el comercio y obras de infraestructura, pero obviamente a un costo leonino.
Por ejemplo, se fortalece la exportación de soja a dicho país, pero con un financiamiento alto y la contrapartida de una mayor apertura a los productos industriales fabricados por las multinacionales chinas. Ese intercambio además de ser pernicioso para el desarrollo industrial argentino fortalece una balanza comercial muy deficitaria con el gigante asiático. A esto se agrega el financiamiento de las obras de infraestructura (por ejemplo, grandes represas), habilitando la concesión directa de emprendimientos a sus empresas (básicamente las estatales), como así también, la compra obligatoria de materiales, máquinas y herramientas. Ya tenemos el ejemplo actual con los ferrocarriles y subtes: desde los vagones y hasta los durmientes de hormigón de los ferrocarriles se importan desde China.
Por si fuera poco, se evitan las licitaciones públicas y se promueve la adjudicación directa. Un negociado total para los funcionarios, los socios locales y la propia China. La frutilla del postre es la base científica en Neuquén con personal militar y civil chino que no se regiría por las leyes de nuestro país.
Este acuerdo marcado por la entrega, la corrupción y la matriz de dependencia (algunos recuerdan el pacto Roca-Runciman de la década del 30 con los ingleses, otros lo comparan con el Plan Brady que firmó Menem en el 90) ha generado una batahola entre los empresarios y las clases dominantes y sus partidos. Por ejemplo, el grupo Techint patalea porque China podría ingresar sus láminas de acero subsidiadas. El grupo Pescarmona porque quedaría afuera de las licitaciones de la obra pública. Otros sectores se verían beneficiados con estos acuerdos, como los productores y exportadores sojeros (aunque el resto del campo quedaría afuera) y los empresarios que se unan como socios menores con empresas chinas.Prácticamente todas las cámaras patronales están divididas y arrastran tras de sí a las distintas alas de la burocracia sindical y a los partidos patronales.
Lo que ninguna de estas alas patronales, burócraticas, y sus partidos, reclaman es un verdadero desarrollo industrial independiente que rompa con el modelo de sumisión al imperialismo. Esa tarea queda en manos de los trabajadores y el pueblo pobre. Es necesario un Plan Económico de Liberación Nacional y desarrollo industrial que debe partir inevitablemente de romper todos los pactos económicos y militares con el imperialismo, comenzando por repudiar la deuda externa fraudulenta. Así se avanzará en lograr trabajo y salarios dignos, salud, vivienda y educación. Llamamos a todos los sectores clasistas y a la izquierda revolucionaria a luchar por dar este debate en el seno de la clase trabajadora y sus organismos, y a votarlo como perspectiva de las conducciones sindicales combativas.
Foto: EFE
http://opinionsocialista.org/2015/03/21/acuerdos-comerciales-con-china/#more-1004
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