El drama que viven familias carecen de papeles identidad
Santiago
Jesús y Odalis Sánchez Salas, de 15 y 18 años, descubren con el paso de los años la vergüenza, el temor y las dificultades que genera no tener acta de nacimiento o una cédula de identidad.
Hastiados de indiferencias y burlas en la escuela, donde cursaban el cuarto y séptimo curso, la abandonaron. Hoy no estudian ni trabajan.
Para el Estado ellos no cuentan, como tampoco sus tres hermanitos, su madre y cientos de personas que viven en el barrio La Mosca, en Cienfuegos.
Aquí, entre la indigencia y la insalubridad, calles abandonadas, casuchas de zinc techadas de lona y pisos de tierra; el hábitat de esta familia es desolador y, como relatan, solo la esperanza y la fe de que en algún momento podrán obtener sus documentos de identidad para cumplir sus sueños.
“Yo quiero ser artista, estudiar, pero me avergüenza cuando me dicen que no puedo seguir estudiando, cuando me dicen tú eres “ilegal” y noto que no soy nadie y que mis padres no pueden hacer nada porque no tienen dinero”, expresa Jesús, mientras Odalis afirma que los pleitos más frecuentes en la casa frente a sus padres es el reclamo de su acta de nacimiento.
De esta familia solo el padre tiene acta de nacimiento y, al preguntarle cuál ha sido el inconveniente para registrar a sus hijos, atina a decir que él se iba a trabajar al vertedero de madrugada y salía tarde cuando ya las oficialías estaban cerradas.
“Yo mandaba a la mujer pero ella no sabe de nada y venía diciéndome que faltaban unos papeles que nosotros no tenemos; porque en verdad no tenemos ni siquiera los del hospital y así fue pasando el tiempo”, dice Juan Miguel Sánchez.
Esta familia está compuesta, además, por la madre Celia Altagracia Salas Valdez, de 37 años; Adaliza, de 15; Madelin, de 10; y Grimeidy María, de 8. Su caso no es el único.
Sin documentos. Fermina representa otra de las familias sin documentos de identidad.
Ni ella ni su hija Carmen no tienen actas de nacimiento. Carmen tiene tres hijos: el pequeño de seis meses y los mayores de 5 y 6 años. Todos corren la misma suerte. “Nosotros no tenemos actas de nacimiento y es que nos han puesto muchos papeles para buscar y nosotros no sabemos cómo hacerlo”, dice Fermina.
Situación sombría. El presidente de la Fundación Niños con una Esperanza, pastor Pablo Ureña, consideró como sombría la situación por la que atraviesan muchas familias del sector.
Alegó que durante los recorridos que hace en todo Cienfuegos ha detectado que las familias que se asientan en la periferia de Santa Lucía son las que más padecen esta situación.
Además explicó que regularmente son las madres las que piden ayuda para subsanar la falta del documentos y registrar a sus vástagos. Lamentó que todavía persistan esos problemas en todo el país.
Jesús y Odalis Sánchez Salas, de 15 y 18 años, descubren con el paso de los años la vergüenza, el temor y las dificultades que genera no tener acta de nacimiento o una cédula de identidad.
Hastiados de indiferencias y burlas en la escuela, donde cursaban el cuarto y séptimo curso, la abandonaron. Hoy no estudian ni trabajan.
Para el Estado ellos no cuentan, como tampoco sus tres hermanitos, su madre y cientos de personas que viven en el barrio La Mosca, en Cienfuegos.
Aquí, entre la indigencia y la insalubridad, calles abandonadas, casuchas de zinc techadas de lona y pisos de tierra; el hábitat de esta familia es desolador y, como relatan, solo la esperanza y la fe de que en algún momento podrán obtener sus documentos de identidad para cumplir sus sueños.
“Yo quiero ser artista, estudiar, pero me avergüenza cuando me dicen que no puedo seguir estudiando, cuando me dicen tú eres “ilegal” y noto que no soy nadie y que mis padres no pueden hacer nada porque no tienen dinero”, expresa Jesús, mientras Odalis afirma que los pleitos más frecuentes en la casa frente a sus padres es el reclamo de su acta de nacimiento.
De esta familia solo el padre tiene acta de nacimiento y, al preguntarle cuál ha sido el inconveniente para registrar a sus hijos, atina a decir que él se iba a trabajar al vertedero de madrugada y salía tarde cuando ya las oficialías estaban cerradas.
“Yo mandaba a la mujer pero ella no sabe de nada y venía diciéndome que faltaban unos papeles que nosotros no tenemos; porque en verdad no tenemos ni siquiera los del hospital y así fue pasando el tiempo”, dice Juan Miguel Sánchez.
Esta familia está compuesta, además, por la madre Celia Altagracia Salas Valdez, de 37 años; Adaliza, de 15; Madelin, de 10; y Grimeidy María, de 8. Su caso no es el único.
Sin documentos. Fermina representa otra de las familias sin documentos de identidad.
Ni ella ni su hija Carmen no tienen actas de nacimiento. Carmen tiene tres hijos: el pequeño de seis meses y los mayores de 5 y 6 años. Todos corren la misma suerte. “Nosotros no tenemos actas de nacimiento y es que nos han puesto muchos papeles para buscar y nosotros no sabemos cómo hacerlo”, dice Fermina.
Situación sombría. El presidente de la Fundación Niños con una Esperanza, pastor Pablo Ureña, consideró como sombría la situación por la que atraviesan muchas familias del sector.
Alegó que durante los recorridos que hace en todo Cienfuegos ha detectado que las familias que se asientan en la periferia de Santa Lucía son las que más padecen esta situación.
Además explicó que regularmente son las madres las que piden ayuda para subsanar la falta del documentos y registrar a sus vástagos. Lamentó que todavía persistan esos problemas en todo el país.
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