Publicado: 7 feb 2017 12:36 GMT | Última actualización: 7 feb 2017 12:52 GMT
Tras el acuerdo firmado por el presidente de Colombia y las FARC, los adolescentes marcados por la guerra comienzan a ver una vía de esperanza. Estas son sus historias, recabadas de primera mano por el corresponsal de RT Francisco Guaita.
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El Gobierno Colombiano y el Ejército de Liberación Nacional han emprendido en Ecuador la fase pública de las negociaciones de paz, buscando poner fin a un conflicto de más de 50 años. Ahora los adolescentes colombianos, que se encuentran entre las principales víctimas de este medio siglo de guerra, comienzan a ver una vía de esperanza tras el acuerdo firmado por el presidente del país, Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Muchos de estos jóvenes han vivido desde pequeños con un arma en sus manos y detrás de cada uno de sus rostros se oculta una historia de guerra que ha marcado sus cortas vidas.
"Nos tildaron de guerrilleras..."
Maribel, una joven deportista que, como muchas otras, ingresó en las FARC siendo menor de edad, dice que no tuvo más opción que refugiarse en la guerrilla. Un informante del Estado aseguró que ella, junto a algunas de sus primas y amigas, pertenecían a las FARC, lo que forzó su huida a la clandestinidad. "A los 11 anos nos tildaron a todas de guerrilleras. Y ahí empezó la persecución. Y pensé: o me voy para la guerrilla o termino muerta", cuenta la muchacha.
El nuevo acuerdo de paz abre ahora una oportunidad para que el talento de los jóvenes no quede al servicio de la guerra. Fake, miembro de banda armada, asegura que lo que más le incomoda de la violencia de un barrio es cuando "se frusta un talento", cuando "se le quiebra la posibilidad de crear una habilidad artística". Sin embargo, muchos adolescentes ya saben qué quieren hacer cuando dejen las armas. Este es el caso de Maribel, cuyo "anhelo" es terminar sus estudios y trabajar junto a las comunidades.
Sin embargo, el acuerdo de paz llega tarde para muchos de los jóvenes a los que la guerra se llevó por delante dejando un gran dolor a sus familiares. Adolfo, líder social, cuenta la historia de su hijo, al que obligaron a que colocara una bomba en una comisaria de policía, lo que le costó la vida. "La manipuló y estalló en la terraza… Y voló en pedazos", cuenta el hombre.
Huyendo de la guerra
Otros como el rapero Guido decidieron apartarse de la maquinaria de guerra. Tras varios meses sirviendo en el ejército, el joven se declaró en sumisión, lo que le costó cuatro meses de calabozo. Ahora el muchacho rapea en los autobuses en favor de la paz. "Igual que reclutaban en la guerrilla, reclutaban en el ejército. Uno se siente secuestrado. De alguna manera, dices: 'qué va a pasar conmigo. Yo no me quiero entrenar para matar, sino mi sueño es construir vida'", asegura el joven.
Una parte de los jóvenes que han sido víctimas del conflicto entre la guerrilla, los paramilitares y ejército se encuentran en las llamadas comunas. En estos cerros muchos adolescentes ahora son títeres de los cabecillas de grupos armados ilegales a los que nunca ven ni conocen. Y la droga aquí es fuente de ingreso, con la cocaína y el uso de las armas convirtiéndose en una forma de vida involuntaria, según cuentan los residentes de estos barrios.
Pero lejos de los estereotipos, y pese a que la violencia ha agujereado las vidas de la gente, en las comunas hay muchas ganas de paz. Varias generaciones de jóvenes no saben lo que es vivir en paz en Colombia. Por eso, cualquier cese a la violencia es ahora tan bienvenido.
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