jueves, 2 de febrero de 2017

El día en que Peña Gómez escribió a Bill Clinton que el PRD no estaba vinculado al narcotráfico

POLÍTICA | 02 FEB 2017, 12:00 AM |MARIELA MEJÍA
El día en que Peña Gómez escribió a Bill Clinton que el PRD no estaba vinculado al narcotráfico
El fallecido líder perredeísta enfrentó dificultades durante sus aspiraciones presidenciales
José Francisco Peña Gómez durante uno de sus discursos. José Francisco Peña Gómez durante uno de sus discursos.
SANTO DOMINGO. “Honorable señor presidente: que el líder de un pequeño país del Caribe (...) se atreva a distraer la atención del jefe de la superpotencia más grande del mundo, parece a simple vista una impertinencia”. Así comenzó la carta que el líder perredeísta José Francisco Peña Gómez envió al expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, para aclararle que el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) no estaba vinculado con el narcotráfico y el lavado de dinero.
La fecha de la carta fue 9 de abril de 1997 y su traducción al inglés del 16 de abril -de ambas Diario Libre tiene copias-. Peña Gómez se quejó con Clinton de que “una influyente institución de su Administración” hizo afirmaciones, publicadas en el periódico El Vocero de Puerto Rico y otros diarios norteamericanos, diciendo que gran parte de los recursos recaudados en los Estados Unidos para la campaña electoral “procedían de personas comprometidas en actividades de narcotráfico y lavado de dinero”.
El entonces presidente del PRD, quien falleció el 10 de mayo de 1998 a los 61 años, le recordó a Clinton que en octubre de 1995, antes de iniciarse la campaña electoral, entregó a la Embajada de los Estados Unidos una lista de los dirigentes en ese país y solicitó que les informara quiénes podían estar involucrados “en acciones contrarias a la Ley” para tomar las “medidas profilácticas indispensables”.
Peña Gómez había enviado otras cartas a la entonces embajadora Donna J. Hrinak. Puede ver una de ellas y la respuesta a continuación:
“El Gobierno norteamericano rehusó dar una respuesta concluyente y, en un acto verdaderamente incalificable, se dispuso el envío de dos agentes encubiertos de la DEA al local de nuestro partido en Nueva York, quienes identificándose como supuestos narcotraficantes nos hicieron la oferta de una cooperación semanal de 250 mil dólares y un aporte inicial de 50 mil dólares para nuestra campaña electoral, propuestas ambas que fueron tajantemente rechazadas en mi nombre”, reprochó Peña Gómez en la carta a Clinton.
El expresidente del partido blanco, de piel morena y temperamento enérgico, tenía entre sus metas lograr la presidencia de la República, pero no lo logró. Enfrentó obstáculos, como cuestionamientos a su nacionalidad dominicana.
El 13 de junio de 1996, el periódico The New York Times publicó un editorial en el que indicó que los resultados de la segunda vuelta electoral que Peña Gómez se disputó con Leonel Fernández en ese año, podrían estar influenciados por el expresidente Joaquín Balaguer, quien estuvo de acuerdo, bajo presión, de no participar en las elecciones. El diario acusó la existencia de una corriente racista para que la presidencia no cayera “en manos que no sean verdaderamente dominicanas”.
En el siguiente video de la agencia AP se recogen distintos momentos de Peña Gómez en el proceso electoral de 1996.
En la carta que dirigió a Clinton, Peña Gómez le expresó que, como no tenía derecho ni razón para sospechar de la imparcialidad de su Gobierno en el pasado proceso electoral, debían llegar a la conclusión de que “la maledicencia y la propaganda de nuestros adversarios logró penetrar la credibilidad de algunos y manipular funcionarios dominicanos y sus asesores extranjeros dedicados a la persecución del tráfico de drogas, con el propósito de causarnos daño en las pasadas elecciones”.
El político entendía que esa era la única causa que explicaba que durante una visita de la alta dirección del PRD a la Embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo, se les inquiriera si era cierta la versión de sus adversarios de que planeaban recurrir a la violencia e irrespetar el veredicto de las urnas si no les favorecía.
¿Por qué la acusación de narcotráfico y lavado?
En la misiva a Clinton, Peña Gómez le sugiere la razón de que acusen al PRD de recibir recursos del narcotráfico y del lavado de dinero. Indicó que el alegato se fundamentaba en la denuncia de que “a cuatro o cinco miembros” del partido en los Estados Unidos se les sindicaba como “personas sospechosas de dedicarse al lavado de dinero y al tráfico de drogas”.
Ante ese alegato, le hizo la salvedad de que “culpables o inocentes” –algo que debían definir los tribunales- “cuatro o cinco personas” no podían confundirse con una organización que contaba con el apoyo de más del 50% de la población dominicana residente en los Estados Unidos.

“Convencidos de que estas explicaciones pueden contribuir a una mejor información de su Gobierno en cualquier investigación que se proponga emprender y a impedir que estos hechos lamentables se repitan, le saluda con el mayor respeto y la consideración más distinguida”, concluyó Peña Gómez en su carta a Clinton.

Peña Gómez, que en ese entonces también era presidente de la Internacional Socialista para América Latina y el Caribe, identificó a los sindicados como “una reconocida personalidad empresarial” con actuaciones apegadas a la ley, y otros cuatro militantes de la base de labor partidaria modesta, que no hicieron aporte significativo o de consideración.
Se quejó con Clinton de que “la actitud discriminatoria” contra el PRD persistió, y el día de las elecciones, el 30 de junio de 1996, a través del secretario de Relaciones Internacionales, Manuel A. Cáceres Troncoso, el Gobierno norteamericano quiso que se le confirmara si era cierta la versión de que el partido “planeaba esa misma noche un asalto militar al Palacio Nacional y a la Base Aérea de San Isidro para interrumpir el proceso electoral”.
Peña Gómez concluyó su carta expresándole a Clinton que entendía que acciones de ese tipo debían corregirse y que su Gobierno fue sorprendido en su buena fe, puesto que fue “felicitado por la embajadora Donna Hrinak”, al reconocer, después de las elecciones, “que habíamos cumplido cabalmente nuestro compromiso con la democracia”, y por una carta que en el mismo sentido le dirigió el Departamento de Estado.
Diario Libre no pudo constatar si el expresidente Clinton respondió a Peña Gómez con una misiva.
Otra queja por alegados vínculos con colombiano acusado de narcotráfico
La preocupación por vínculos con el tráfico de drogas Peña Gómez también la había externado anteriormente en una carta de fecha 14 de marzo de 1996, dirigida a Barry Mc Caffrey, director de la Oficina Nacional de Política de Control de Drogas en Washington. Le solicitó “una profunda investigación” sobre los alegados vínculos que “funcionarios del actual Gobierno” le pretendían atribuir con el colombiano David Aljure Barjum, a quien –dijo- desconocía hasta que se le informó que autoridades policiales presionaban al extranjero para que lo involucrara en acciones de narcotráfico.
“A este denunciado y perverso intento ha seguido una artificial mención de mi nombre en el expediente del acusado y la inclusión en él de dos fotografías, de las millares que le toman a un candidato presidencial en una campaña, como supuestas piezas probatorias, y un cheque devuelto a una persona que nada tiene que ver con el caso de que se trata”, escribió.
Aljure Barjum fue procesado en la República Dominicana. Estuvo preso desde 1994, cuando lo acusaron de traficar 700 kilos de cocaína, y lo condenaron a 30 años de prisión en primera instancia. Se llegó a decir en ese entonces que era “el capo de la droga de mayor nivel detenido en el país”. Denunció que recibió “presiones y torturas” para que involucrara a Peña Gómez en asuntos de drogas. En 2002 la Corte de Apelación de San Cristóbal dispuso su libertad.
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