Pobres argumentos
Entonces resulta que el presidente Danilo Medina ni niega ni afirma la posibilidad de un debate electoral sino todo lo que contrario. Y que conste, de inmediato, que no es mi intención burlarme del mandatario sino resaltar la deliberada ambiguedad con que respondió la pregunta de uno de los directores de periódicos a los que concedió una entrevista en el Palacio Nacional. Pero si pone usted un poco de atención a sus palabras, con las que recordó que la historia indica que, por lo general, ”el que está cómodo arriba no quiere debates”, resulta fácil adivinar cuál es su verdadera opinión al respecto, solo que no quiso ofrecerla de manera abierta y franca porque no es políticamente correcto rechazar un recurso que contribuye a adecentar y transparentar el proceso electoral y que están reclamando, prácticamente en coro, todos los sectores. Pero si acaso hay alguna duda sobre cuál es la opinión “de Palacio” sobre el llevado y traído debate, el portavoz presidencial Roberto Rodríguez Marchena, cuyo exceso de entusiasmo como promotor de la reelección lo ha llevado a cometer algunos costosos errores últimamente, lo expuso con claridad meridiana hace algunos días: el presidente Medina no tiene contrincante con quien debatir, pues el candidato del PRM, Luis Abinader, ha escogido un “debate rastrero” de diatribas y descalificaciones. ¿Conclusión? Que no puede rebajarse a debatir “rastrerías”, como define el portavoz las denuncias sobre corrupción y mal uso de los recursos públicos que el candidato de oposición ha convertido en su principal arma de campaña, que si juzgamos por su escalamiento en las encuestas parece estarle dando resultados. Y aunque resulta obvio que el mandatario no está obligado a participar en ese debate si cree que no le conviene electoralmente, hay que lamentar que lo rechace con argumentos tan pobres. Porque entre eso y decir que aquí nadie sabe conceptualizar no hay, en verdad, mucha diferencia. http://hoy.com.do/pobres-argumentos/
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