El Bosch que combatí y conocí (1/2)
- 4 de Abril de 2017 -
Años después de su muerte, y por mucho que se le exalte desde entonces, Bosch sigue siendo prácticamente un desconocido para las nuevas generaciones, incluso dentro del partido que él creó y formó, en opinión de sus críticos, a su imagen y semejanza. La forma en que se le recuerda no es la que él hubiera aspirado. Los honores que se le rinden no encajaban en su personalidad. No usó nunca la banda presidencial en el territorio nacional y la única vez que se la ciñó fue en México, dos semanas antes del golpe, por exigencias de un protocolo sobre el cual nada podía hacer.
Odiaba los reconocimientos oficiales porque entendía que esa práctica era nociva para la democracia dominicana, al considerar que gran parte de la sociedad la vería como réplica o legado del trujillismo, ávido de medallas y condecoraciones. Por eso, de su pecho pendieron pocas.
Su carácter, a veces explosivo, le granjeó adversarios y mientras se le mantuvo como la única opción de su partido para alcanzar el poder jamás alcanzó la valoración que su capacidad intelectual y su honradez se merecían. Fue después que su enfermedad le sacó de competencia por el más alto cargo de la nación, que Bosch llegó a ser apreciado en la magnitud que su figura política en realidad tenía. Cuando se le derrocó los intentos por presentarlo como otro político corrupto fracasaron porque no había nada insano en su ejercicio político que pudiera usarse en su contra.
Fui siempre uno de sus críticos, persistente como él mismo me comentara una vez, y nunca vi en él una oportunidad real de democracia para el país. Pero no caí en el error de juzgarlo en el plano personal. Con el tiempo acepté que su vida era un referente de moralidad política y el golpe en su contra un error histórico de fatales consecuencias. Ese es el Bosch cuya memoria sus herederos y seguidores deberían enarbolar en estos tiempos difíciles y complejos.
http://acento.com.do/2017/opinion/8446235-bosch-combati-conoci/
Miguel Guerrero - La columna de Miguel Guerrero
Periodista, investigador histórico y conductor de programas de televisión. Premio Nacional de Historia.
El Bosch que combatí y conocí ( y 2)
La reputación del expresidente era la de un hombre austero, decidido a vivir del producto exclusivo de su trabajo.
La reputación del expresidente era la de un hombre austero, decidido a vivir del producto exclusivo de su trabajo.
En mi obra “El golpe de Estado” se revelan los esfuerzos fallidos pero persistente del gobierno de facto que le reemplazó para presentar a Bosch como un político corrupto y justificar por ello la asonada ante la comunidad internacional y ofrecerle asimismo al país un pretexto que sirviera de excusa al quebramiento del orden constitucional.
El relato que sigue muestra cómo lo intentaron: “En las semanas siguientes al golpe, el Triunvirato hizo ingentes esfuerzos por presentar al efímero régimen de Bosch como corrupto. Fue uno de sus grandes fracasos. La reputación del expresidente era la de un hombre austero, decidido a vivir del producto exclusivo de su trabajo. Las insinuaciones de corrupción encontraron poco eco en la prensa internacional. Muchos diarios del exterior, por el contrario, dedicaron amplios espacios para resaltar la sencillez con que Bosch y su esposa vivían,
“El 30 de septiembre, mientras Bosch navegaba hacia el exilio, el Miami Herald publicó un despacho de su enviado especial Art Burt que decía: “La breve y rara leyenda del presidente Juan Bosch terminó con la reclamación de los muebles de su casa por una tienda y una cuenta bancaria de $ 101.04 que dejó para pagar a sus acreedores”. Según Burt, como Bosch adquiriera los muebles a crédito “dejó instrucciones” en el sentido de que fueran devueltos a la tienda. Su balance bancario fue dejado para sus acreedores.
“El Triunvirato no se dio por vencido. Gastaría muchos recursos y tiempos en una tentativa inútil por cambiar esta imagen de probidad que la gente tenía de quien había sido por siete meses su presidente”.
Esta parte de la historia de su vida es ignorada por muchos de sus seguidores. Y todavía cuesta conciliar este Bosch con la imagen de un político temeroso de las obligaciones del poder que sus adversarios todavía 54 años después del golpe blanden en su contra.
http://acento.com.do/2017/opinion/8446257-bosch-combati-conoci-2/
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