domingo, 12 de marzo de 2017

Crisis de partidos o de la quinta república francesa? - Por: GUILLERMO PIÑA-CONTRERAS

Por: GUILLERMO PIÑA-CONTRERAS
¿Crisis de partidos o de la quinta república francesa?
Publicado el: 12 marzo, 2017
O1En 1958 cuando Charles de Gaulle, héroe de la Segunda Guerra Mundial, fue llamado para presidir Francia, puso como condición que la Constitución francesa fuera revisada y transformada de manera tal que diera al traste con los desórdenes institucionales de que era objeto la Cuarta república con frecuentes disoluciones y caída del consejo que presidía el país, como en los años antes de la Guerra, en los tiempos de la Tercera república y del famoso Frente popular de 1936. De Gaulle sostenía que ese desorden se debía entre otras cosas a la dictadura que los partidos políticos tenían sometida a la Francia republicana desde el siglo XIX. En su manera de completar la idea que se había hecho de Francia, la concebía gobernada por una persona que estuviera fuera de la influencia de los partidos políticos.
Para terminar con el desorden político de entonces sus exigencias fueron aceptadas e de inmediato se puso en marcha la reforma constitucional que daría nacimiento a la Quinta República en 1962 que sigue vigente hoy día, aunque ha pasado la prueba de fuego de tres cohabitaciones políticas en 1986, 1993 y 1997. La primera entre el socialista François Mitterrand y la mayoría gaullista liderada por Jacques Chirac; la segunda entre el presidente Mitterrand y el gaullista Balladur; y la tercera entre el gaullista Chirac y la mayoría socialista liderada por Lionel Jospin. Años después la Constitución del general De Gaulle fue revisada con miras a evitar la cohabitación a pesar de haber superado la prueba de fuego, llamada “cohabitación”. Se igualó entonces el mandato presidencial a 5 años como el de los miembros de la Asamblea nacional. Luego de las elecciones, el nuevo presidente disuelve la Asamblea y convoca a un nuevo escrutinio con la finalidad de buscar una mayoría presidencial acorde con sus temas de campaña y que le permita llevar a cabo su programa de gobierno, aunque corre el riesgo de una nueva cohabitación. En el papel todo parecía obrar a la perfección, pero la política es una partida de ajedrez que no siempre revela la jugada por venir.
De Gaulle concebía una Francia a salvo de la “dictadura de partidos” y que el elegido por el pueblo como presidente fuera alguien libre de esas organizaciones políticas. De modo que el candidato a la primera magistratura de la Nación sea alguien que haya reunido las 500 firmas de elegidos de todas las instancias de la República, a saber, alcaldes, consejeros municipales, departamentales y regionales, diputados, senadores, etc. Así el candidato es aquel que llena los requisitos que exige la Constitución para someterse al escrutinio de sus compatriotas. Una vez elegido no puede (Nicolás Sarkozy violó la regla) visitar la sede de la agrupación política que lo apoyó ni apersonarse a la Asamblea nacional. En 1995, por ejemplo, Jacques Chirac tuvo que competir contra el socialista Jospin y su compañero gaullista Balladur ex primer ministro de la segunda cohabitación con Mitterrand. Hubo un impasse por esa doble candidatura gaullista, sin consecuencias dramáticas.
El escándalo de los empleos ficticios a favor de sus familiares que François Fillon, candidato del Partido liderado por Nicolás Sarkozy, creó para pagar, durante 5 años, además de su esposa a dos hijos deja al desnudo las debilidades de la Constitución de la quinta República. Un hecho que ha puesto a la derecha conservadora al borde de la catástrofe electoral en vista de que el ex primer ministro Alain Juppé se niega a aceptar la candidatura “plan B” de su partido transformando el problema de su agrupación política en un problema de los partidos tradicionales. El panorama electoral que se vislumbra es una victoria en primera ronda del ultraderechista Frente Nacional. Un resultado que deja, por rechazo unánime, la posibilidad de triunfo a quien quede en segunda posición ante el Frente Nacional: el ex ministro de economía de François Hollande, Emmanuel Macron o al socialista Benoît Hamon en la segunda ronda.
Alain Juppé, como buen gaullista, quiere ser aclamado por sus correligionarios, pero los tiempos son otros aunque el espectro del nazismo asusta a Francia así como la crítica situación de los partidos tradicionales y la corrupción de sus dirigentes.
http://hoy.com.do/crisis-de-partidos-o-de-la-quinta-republica-francesa/

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