Mirando la Economía
Un espacio para tratar los problemas surgidos de la interactuación entre economía y sociedad, en especial los dominicanos.
Hace cerca de 150 años que un sabio alemán sentenció, ante el difícil acomodo de Europa a la crisis de entonces, que la historia se repite dos veces, una como tragedia y otra como farsa. Otra vez, Europa sirve de escenario con el caso de Grecia.
Porque es un Estado pequeño –y su burocracia muy culpable de enormes errores y actos de corrupción que la derecha europea no quiere que sean recordados- a Grecia le cayeron encima los verdugos que dominan la eurozona. Le han cerrado todas las puertas a una salida donde Grecia pueda volver a emplear dos millones de desocupados, de una población total de once millones, y pueda volver al crecimiento económico para pagar sus compromisos financieros.
Eso no se quiere entender y Grecia hace resistencia.
Le han cerrado todas las puertas a una salida donde Grecia pueda volver a emplear dos millones de desocupados, de una población total de once millones, y pueda volver al crecimiento económico para pagar sus compromisos financieros.
Alemania, como líder de la eurozona, ha sido ciega a su pasado. En dos guerras mundiales no pudo lograr imponer su liderazgo político ni militar en Europa. Sin embargo, derrotada dos veces y renaciendo por la generosidad de la misma Europa y de Estados Unidos y Rusia, ahora no entiende que la paz la llevó al liderazgo europeo. Tampoco sabe ser generosa como se fue con ella en reiteradas ocasiones después de la paz de Versalles. Desde entonces sus abultadas deudas y pasivos por daños de guerra fueron condonados para que volviera al crecimiento económico y saliera del escenario que hoy vive Grecia.
Alemania ha logrado en la paz lo que no pudo con la guerra. No se da cuenta de que con Grecia se inicia el desmembramiento de la eurozona. Se inicia el camino en que va a perder ese liderazgo. La eurozona ha exigido a Grecia lo que no ha podido hacer con Francia ni con Italia, países con grandes déficits fiscales y, en el caso italiano, con una deuda en relación al producto nacional, superior a la de Grecia.
Ayer, la crisis entre Grecia y la eurozona (o más precisamente, entre Grecia y la zona norte de la Unión Europea) llegó al límite. El gobierno griego, que entiende la posición de la eurozona como un intento de desalojarlo del poder, se adelantó a lo que la troika pensaba y llamó a un referéndum. La derecha europea quedó desarmada en materia política. Ya no tiene carta política contra el gobierno griego, salvo un golpe de Estado directo, abierto.
Y Grecia llevó el caso a un punto sin retorno: recibe lo que propone y en sus términos o el pueblo griego lo determina en el referéndum.
Pronto, en un par de años, veríamos a Grecia con superávits comerciales y superávit primario lo cual dispararía sus reservas.
Todo en democracia y con el voto ciudadano. Es un proceso en el que nadie decide por el otro.
Mientras llega el desenlace, el gobierno griego empezó a tomar medidas extremas para limitar el impacto de la crisis y reducir la fuga de capitales y evitar una iliquidez fatal. Ha dispuesto un feriado bancario y bursátil y limitado los retiros de efectivo y las transferencias internacionales con lo cual busca parar la fuga de capitales, ya muy fuerte en la última semana.
El feriado bancario y bursátil siempre es una medida extrema y difícil de tomar. Le da en la cara a la esencia del capitalismo moderno. No es casual que todos los acuerdos de libre comercio e integración económica impongan límites a la libre circulación de capitales. Ni hablar del FMI ni del Banco Europeo. Ambos no aceptan esas medidas de manera absoluta.
Cuando Argentina lo hizo, el FMI se retiró de allí y todavía no ha vuelto. Durante todo ese tiempo Argentina ha crecido y acumulado grandes superávits comerciales y aumentado las reservas internacionales sin la tutela del FMI ni narigoneada por otro organismo. Argentina es “la chica mala” de la comunidad financiera internacional y así la describen los grandes medios de los países acreedores.
Ahora tendrá otra compañera, Grecia.
Lo cierto es que el terror psicológico pesa mucho en medio de las crisis. Grecia y los griegos han sido (y son) víctimas de eso. Sin embargo, la única salida para Grecia volver al crecimiento rápido y a la solución del alto desempleo es saliendo del euro. Solo con el turismo, que la hará más barata, Grecia resuelve gran parte de sus problemas. Hoteluchos que en cualquier país del tercer mundo ofertan habitaciones a 75 dólares estadounidenses, en Grecia se montan en los 400 euros.
Grecia oferta otros servicios muy rentables en Europa, como el transporte de carga, a parte de los bienes finales que serán muy competitivos. Pronto, en un par de años, veríamos a Grecia con superávits comerciales y superávit primario lo cual dispararía sus reservas.
Grecia ha sido llevada a donde debe sentirse cómoda. Dejar de pagar la deuda y olvidarse de ella como hizo Argentina. En pocos días las 260 millardos de deuda de Grecia valdrían un 9-10 por ciento. Eso significa que la deuda griega caería a un valor de unos 26 000 millones de euros.
A ese precio y volviendo al crecimiento, los mismos griegos, jugando con chinos y rusos, comprarían ese volumen, y adiós al problema. Entonces, los duros de la eurozona estarán sacando cuentas de sus pérdidas, mientras los votantes los entierran. Sólo los bancos alemanes tienen en juego 97 000 millones de euros en el caso griego.
Y si la llamarada se extiende será tarde para entender la generosidad en tiempos de crisis.
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