sábado, 18 de abril de 2015

Para ganar, mucha prudencia / Por Bonaparte Gautreaux Piñeyro

Por 
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16 abril, 2015 2:00 am
¿Qué debe perseguir la militancia del Partido Revolucionario Mayoritario en este momento? La segura línea del triunfo: la unidad.
Para ello es preciso que actuemos con la cabeza fría y el corazón ardiente, con mesura y audacia, con respeto y exigencia, con firmeza y decisión.
Al borde de la Convención a celebrarse el 26 de este mes, cuando terminados todos los pasos previos a tal acontecimiento se hayan cumplido cabalmente las reglas de oro de las elecciones democráticas: respeto irrestricto al derecho de todos los miembros del PRM a elegir y a ser elegidos, respeto a las reglas de juego creadas por las instancias del partido, respeto a los plazos establecidos, respeto a la limpieza del padrón interno, respeto a la tradición y a la moral, cumplido esto que se proceda a convocar el importante encuentro.
Durante el tiempo de preparación de toda Convención los dirigentes y miembros forcejean por imponer sus puntos de vista, consideran que sus candidatos son los mejores y que tienen que ganar, no entienden que sus postulados pueden ganar, pero sólo una imposición intolerable, puede torcer la voluntad popular. ¿Y quién gana?
La Convención tiene una brújula que no engaña a nadie porque el norte magnético está ahí y el objetivo del PRM tiene que y debe ser: sacar al Partido de la Liberación Dominicana del poder para rescatar el país.
Estamos al borde del despeñadero y mucha gente olvida al cuidador de ovejas que gritaba frecuentemente: ¡el lobo, el lobo¡ y era falso, el temido animal no estaba cerca. Todo cambió el día que el joven gritaba que venía el lobo y era cierto, pero nadie estaba preparado.
En el PRM el lobo está al borde de la cerca, se puede meter por debajo, por una puerta descuidadamente abierta y dañar la labor de organización y proselitismo en la cual han participado cientos de miles de personas.
Todos debemos estar de acuerdo en que la situación del PRM es la del estanque cuyas quietas aguas deben permanecer plácidas, límpidas, sin ser revueltas.
El tiempo no está para que se arrojen piedras chatas sobre la superficie del estanque para ver cuántas veces rebotan. Este es un tiempo de serenidad e inteligencia para ver, para oír, para oler, para tocar con el pétalo de una rosa perfumada a todos, a propios y extraños.
Es el tiempo de la inteligencia para conseguir los objetivos y firmeza para mantenerlos
No basta con que el Presidente Hipólito Mejía se haya proclamado y actuado con la paciencia del legendario personaje bíblico Job. Además de Hipólito, muchos tenemos que recurrir a la paciencia de Job y al entendimiento, razón e inteligencia de quienes han sabido capear los temporales y sobrevivir unidos.
http://hoy.com.do/para-ganar-mucha-prudencia/

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