Segunda
parte
El jaque
mate a la justicia
El Papa Francisco dice
que “la corrupción es sucia y la sociedad
corrupta apesta”. Sin embargo, la corrupción le ganó la contienda al
Partido de la Liberación Dominicana.
El liderazgo post
Bosch anularon sus prédicas: “vergüenza
contra dinero”, “un peledeista no hará nada sucio...” y “en mi gobierno no perecerá
la libertad”. Eliminaron el boschismo como teoría y adoptaron el vinchismo
como práctica y acción política. Es el meollo del desastre actual.
En cambio, los 12
años en el poder del presidente Leonel Fernández, la mitad de ellos siendo el
presidente Danilo Medina el poderoso secretario de la presidencia. Y, además, negoció
y recibió su apoyo para el actual mandato.
Estos períodos
generaron una fábrica de peledeistas ricos sin precedentes. Algunos, con
ínfulas presidenciales y vocación totalitaria. Todos los miembros del Comité
Político con algunas raras excepciones se transformaron de pequeños burgueses a
millonarios, hasta vendiendo libros, como justifica su fortuna uno de sus
miembros fundadores que con orgullo reivindica sus ancestros trujillistas.
El profesor Bosch
descubrió “una mina de oro” en quien suplantó su liderazgo –tres veces el más
votado para diputado en las primarias internas del PLD- y éste en venganza, ahíto
de ambición y ofuscado por la adulación; ha pretendido borrar todas las huellas
del profesor para que, únicamente, su imperio prevalezca hasta el bicentenario.
¿Qué se juzga en el
caso del secretario de organización, senador y tercer ejecutivo del Partido de
la Liberación Dominicana?
Se cuestiona la
complicidad de todo el PLD. Ningún miembro ha reaccionado ante tantas
comprobadas fechorías. Me excuso, las excepciones condicionada del Procurador
General de la República y la Fiscal del Distrito Nacional. ¿El presidente?
Todos los demás están dominados por un miembro que por endoso simboliza la
desintegración de toda la organización.
La culpa no es solo
del “feliz” senador y del alcalde de San Francisco de Macoris por los “No Ha Lugar”, sino de todos aquellos que
encubren y benefician con sus acciones
detestables y repugnantes. Una
“L” en gesto irónico a todos sus estafados. Esta grosera torpeza, delata,
también, el temor al fantasma de la indignación desatada por su degradación
ética.
Otros grandes
imperios han colapsado por la corrupción. Por ejemplo, en la antigüedad el
imperio Romano y más reciente el imperio Soviético.
En el caso que nos
ocupa no hay vuelta atrás: “El PLD se muestra decidido a no combatir la
corrupción; el Consorcio tiene demasiado poder político y económico. Se
muestra, en todos los sentido, incapaz de contenerse”, explica AM. Diario
libre, página 2, jueves 2 de abril de 2015.
Según Maquiavelo: “Quien permanece mucho tiempo en el poder,
además, tiende a considerar su condición como un derecho adquirido y, en
consecuencia, no se esfuerza como debería por demostrar que sabe servir al bien
público, sino que –y lo que es aún más peligroso- casi siempre construye un
poder de carácter personal, incompatible con el buen orden republicano, cuyo
fundamento no es otro que la alternancia de diferentes hombres en el poder y la
brevedad de sus mandatos”.
La situación que se describe de los avances de la
corrupción en la República Dominicana, asumida con prepotencia por algunos; por
otros, con justificaciones incomprendidas e inaceptadas por la gran mayoría de
la sociedad.
Y, lo peor, con la división e indiferencia de la oposición
y el control oficial, casi absoluto, de los medios de comunicación; está
contribuyendo a crear, por el momento, situaciones de consecuencias
imprevisibles. Es alentador el anuncio del Partido Revolucionario Moderno y la
Convergencia por un mejor país, para enfrentar el perverso “No Ha Lugar”.
Se requiere pasar del discurso a la acción –Campaña
Nacional e Internacional Contra la Impunidad y la Corrupción de la Justicia- con
la misma intensidad de la lucha por el 4% para la educación y la participación de todos los sectores
preocupados por un mejor destino social y político de la República Dominicana. Preservar la esencia
democrática y desarrollar la institucionalidad es la tarea opositora del
momento.
A los jueces, les
advertimos que Dios ama la justicia y, por tanto, es amigo de quienes obran con
probidad en la Tierra. El peor castigo para los políticos corruptos es
apartarlos del poder. En consecuencia y en última instancia, el pueblo tiene la
potestad para aplicar la sanción correspondiente, porque: “Ningún hombre es superior a su pueblo”, Juan
Bosch. 4 de abril de 2015.
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