POLÍTICA
Opinión: la última victoria de Merkel
Ser el partido más fuerte es bonito. Pero en un sistema de partidos cada vez más pequeño, no hay garantía de un gobierno estable. En la CDU las reflexiones sobre el futuro están atrasadas, sostiene Felix Steiner.
Angela Merkel sufrió una aplastante derrota el domingo. Pero parece que este mensaje todavía no llegó a todas partes. En la noche de la jornada electoral, mientras muchos jóvenes unionistas frenéticos festejaban en la casa Konrad Adenauer, muchos televidentes irritados se preguntaban ¿qué droga tomó esta gente?. Luego, las estoicas declaraciones de la canciller el lunes ante la prensa. Ella no supo realmente qué es lo que debería haber hecho diferente.
Puede ser que las abrumadoras felicitaciones de Jean-Claude Juncker y Emmanuel Macron contribuyeron a esta distorsionada percepción de la realidad. Ambos tendrían que saber que el domingo -como dice la constitución - los alemanes reeligieron sólo a su parlamento, y no al canciller.
La cuadratura del círculo
Dado que los socialdemócratas se niegan a volver a participar del juego de alianzas, para mantenerse en el poder - como lo ha hecho durante los últimos doce años -, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) deberá conformar una coalición con la CSU, el FDP y los Verdes. Lo cual equivale a pretender redondear del círculo. Sin embargo, mucho más importante es que, si la AfD no se divide, una coalición de ese tipo sería un formidable escenario para un nuevo crecimiento de los populistas de derecha de cara a las próximas elecciones del Bundestag.
Sin embargo no se llegará tan lejos, en este sentido trabajará la CSU de Baviera. Su pérdida de votos el domingo fue aún más violenta que la de la CDU en los otros estados federales. En Múnich impera ahora el temor a perder la mayoría absoluta en las próximas elecciones regionales. A pesar de que no fue candidato, el jefe del partido, Horst Seehofer, resultó castigado en Baviera.
Pero Seehofer no se adapta y ahora pretende mostrar "límites claros" para así cerrar el "flanco derecho". Y esto lo pretende hacer en una coalición con los Verdes y el FDP. ¡Pocas veces tan gracioso!
Con la "Gran Coalición” del antiguo período legislativo, Merkel contaba con el apoyo de una mayoría de dos tercios. En ese contexto podría haber prescindido del apoyo de los bávaros. Pero ahora ese apoyo se vuelve indispensable. Ahora todos tendrán que manifestar su disposición de asumir su responsabilidad, sondearse mutuamente y seguir negociando aunque no se consigan resultados.
La puerta trasera de Martin Schulz
¿Y después? Antes de pensar en unas nuevas e imprevisibles elecciones, la CDU recordará las palabras de Martin Schulz del domingo y del lunes: "El SPD no va a conformar una nueva coalición con Angela Merkel ". El experimentado político Schulz ha dejado una puerta abierta detrás de él. Porque él sabe también que ni la gente ni el electorado de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) dependen tanto de Merkel después de doce años en su cargo, como algunas encuestas sugerentes a veces señalan.
Quedan dos interrogantes. ¿Quién puede ser canciller en la CDU? ¿Y quién es el primero en decir lo inevitable? Si la CDU tiene la intención de no continuar en la administración, entonces debe encontrar una respuesta a ambas preguntas. Hubo momentos en los que los secretarios generales asumían ese rol. ¿Recuerdan?
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