Joe Biden: “La corrupción destruye las sociedades desde adentro hacia afuera”
Luego de una crisis política, Guatemala eligió a Jimmy Morales. ¿En qué podría cambiar la relación con Estados Unidos?
Estados Unidos siempre será un fuerte socio de los guatemaltecos. Hemos invertido en su éxito. Este tiempo ha sido increíblemente turbulento para Guatemala, pero creo que la elección del presidente Morales representa el deseo de los guatemaltecos de un mejor futuro para ellos y sus familias. Así que este es un momento de posibilidades, una oportunidad para continuar fortaleciendo la relación entre nuestras dos naciones y de trabajar juntos para entregarles resultados a los guatemaltecos.
EE.UU. desea ver una Guatemala donde las personas estén seguras en sus hogares, y donde cualquiera pueda avanzar con su trabajo duro y sus sueños puedan llevarlos adelante. Las naciones de Centroamérica pueden ser el próximo gran ejemplo del rápido ascenso de nuestro hemisferio. Y eso es bueno para las personas de la región y es de interés para todos nosotros.
Por supuesto, hay grandes retos por delante, retos urgentes que requieren decisiones difíciles. Pero, como le dije al presidente Morales en nuestra reunión de esta semana, mientras él permanezca comprometido con promover las reformas que ofreció y por las cuales fue electo, Estados Unidos continuará apoyando a Guatemala. Por eso era importante para mí traer a la delegación de EE.UU. a la toma de posesión, incluyendo a miembros de nuestro Congreso. Quería demostrar el compromiso personal de nuestro Gobierno y el amplio apoyo que existe en Estados Unidos para los guatemaltecos y nuestro futuro compartido.
¿Cree que el Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte es suficiente para fomentar el desarrollo en Centroamérica, y así evitar la emigración ilegal? ¿Nos podría dar un estimado de cuánto dinero y de cuánto tiempo es necesario para generar este desarrollo?
El futuro de Guatemala (el futuro de todo el Triángulo Norte) no es cuestión de cuánto tiempo o cuánto dinero. No hay una ecuación que dé como resultado el éxito. De lo que sí se trata es de compromiso.
Es la voluntad política para hacer frente a la corrupción, asegurar la independencia del sector judicial y los fiscales eficaces, aumentar los ingresos tributarios y reformar las instituciones del gobierno.
Es la habilidad para inspirar confianza en el sector privado y atraer inversión que estimule el crecimiento. Es el deseo de educar a sus jóvenes y crear oportunidades para que prosperen.
Obviamente, hay un largo camino por delante, pero la Alianza para la Prosperidad está enfocada en los asuntos correctos: proveer seguridad para las personas de la región, porque casi nada es más importante que la seguridad de tus hijos; mejorar la gobernabilidad para aumentar la transparencia y edificar la confianza en las instituciones de la región; y promover las reformas para atraer la inversión exterior y abordar las necesidades económicas en la región.
Si nuestros gobiernos socios cumplen sus compromisos bajo la Alianza para la Prosperidad, sí creo que es la manera más efectiva para disuadir migraciones hacia Estados Unidos. No puedo imaginar lo desesperados que tienen que estar los padres para decidir entregar a sus preciados hijos a un criminal y someterlos a un viaje increíblemente peligroso hacia Estados Unidos. Cada guatemalteco quisiera un país del que pueda enorgullecerse, un país donde las familias decidan quedarse y puedan construir una vida y lograr sus sueños. Así que tenemos que abordar las causas que originan la migración, la violencia generalizada y la pobreza. Tomará tiempo, pero lo lograremos si trabajamos juntos.
También estamos tomando pasos para expandir el reasentamiento de refugiados para individuos y familias vulnerables del Triángulo Norte. Trabajando con las Naciones Unidas, estamos mejorando nuestra capacidad para identificar a personas que puedan ser victimizadas por maras o porque defienden los derechos humanos, y a otros que necesitan protección para refugiados. Nuestra meta es abordar las causas de la migración y proveer una alternativa segura y legal para aquellos que califican para estado de refugiado en Estados Unidos.
Pero déjenme ser claro: aplicaremos nuestras leyes. Si los individuos que entran a Estados Unidos no están calificados para recibir asilo o estado de refugiado, y no tienen vía legal para la residencia o la ciudadanía, serán retornados a casa.
¿Cómo seguirá apoyando Estados Unidos la lucha contra la corrupción en Latinoamérica? ¿Se deben crear modelos similares a la CICIG en otras naciones?
La corrupción destruye a las sociedades desde adentro hacia afuera. Lo vemos en toda región del mundo, desde Centroamérica hasta Europa Oriental. La corrupción drena los recursos y debilita la seguridad nacional. Sin abordar la corrupción no veremos progreso en ninguno de los serios desafíos que enfrenta América Latina. Las calles no serán seguras si la policía está comprada por los carteles. Las economías no crecerán si los ricos no pagan sus impuestos. Los gobiernos no mejorarán si los votos de los políticos están a la venta.
Los esfuerzos anticorrupción que la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y las acciones que el Ministerio Público han tomado contra el crimen organizado son enormemente importantes para la democracia de Guatemala. Por primera vez, los guatemaltecos pueden ver y creer que nadie está sobre la ley. Y ahora estamos viendo a otras naciones de la región, como Honduras, empezar a seguir el ejemplo de Guatemala y tomar pasos para erradicar la corrupción.
Estados Unidos apoya plenamente todos estos esfuerzos. La CICIG ha producido resultados. Si otros países de la región también pudieran beneficiarse de este modelo, y si es apropiado para sus circunstancias, entonces pienso que sería muy valioso considerar instituir comisiones similares en otras partes de la región.
Muchos analistas hablan de que Estados Unidos ha dejado en segundo plano sus relaciones con América Latina. ¿Cómo ve los lazos diplomáticos a futuro?
Eso simplemente no es verdad. Hay muchos retos en el mundo, desde el Estado Islámico en el Medio Oriente hasta Ucrania y Rusia, pero, como dijo el presidente Obama en su discurso sobre el estado de la unión, nuestra relación con Latinoamérica está en lo alto de la lista de nuestras prioridades para nuestra política exterior. Estamos interesados en su éxito, no solo por causa de la inestabilidad en la región afecta nuestros intereses, sino también porque reconocemos las oportunidades enormes que tenemos para una aprosperidad mutua en el hemisferio.
Desde el principio de nuestro gobierno, el Presidente Obama me pidió conducir la política de los Estados Unidos para nuestro hemisferio. He creído por mucho tiempo que tenemos la posibilidad de lograr un hemisferio que sea democrático, de clase media, libre, y seguro, desde Canadá al norte, hasta el extremo sur de Argentina. Ese es el futuro que queremos lograr.
Esa es una prioridad de primer nivel. Y Centroamérica es una piedra angular para lograrlo. Por eso es que hemos destinado US$750 millones en nuestro nuevo presupuesto para ayudar a los países del Triángulo Norte a abordar retos críticos. Este compromiso representa el paquete de ayuda más grande de los Estados Unidos para Centroamérica desde los años 80, pero las naciones de la región también tienen que hacer su parte y demostrar progreso concreto en áreas claves.
Para nosotros, la pregunta ya no es: “¿Qué puede hacer los Estados Unidos por usted?”. La pregunta es: “¿Qué podemos hacer juntos, como vecinos y socios, para beneficiar a todo nuestro hemisferio?”.
Esperamos que las naciones de la región lleven su parte de las cargas compartidas, tal como nosotros llevaremos la nuestra. Y ese legado de respeto mutuo e involucramiento perdurará más allá del gobierno de Obama y Biden.
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