España enfrenta el fantasma de la ingobernabilidad tras unas elecciones muy disputadas
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España se enfrenta a un escenario político inédito tras las elecciones parlamentarias celebradas este domingo, que fueron ganadas por el conservador Partido Popular (PP) y en las que irrumpió con fuerza la joven formación de izquierda Podemos.
El partido del actual presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, obtuvo 123 escaños de los 350 con los que cuenta el Congreso de los Diputados, un resultado que deja al partido lejos de la mayoría de 176 necesaria para gobernar.
Tras una legislatura marcada por la crisis económica, los recortes, las protestas ciudadanas y los casos de corrupción, el PP ha pasado de lograr en 2011 la mayoría absoluta -186 escaños- a depender de otras fuerzas políticas para seguir en el poder.
Nadie descarta en estos momentos que la segunda formación más votada, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Pedro Sánchez, que con 90 escaños obtuvo el peor resultado en unas elecciones generales, intente gobernar creando una coalición con los partidos de izquierda y los nacionalistas.
Para ello dependería de Podemos, formación emergente de apenas dos años de vida liderada por el carismático Pablo Iglesias, y que en su primera comparecencia en unas elecciones generales se ha colocado en tercera posición, logrando 69 escaños.
Está por ver qué papel jugará en este complicado rompecabezas político Ciudadanos, partido de centro liderado por el catalán Albert Rivera que también concurría por primera vez a unos comicios nacionales y que con 40 escaños obtuvo un resultado que ha sido calificado de decepcionante por los medios españoles.
Lo que han dejado claro las elecciones de este domingo es el debilitamiento del bipartidismo en España, por el que en las últimas tres décadas PP y PSOE se han alternado en el poder.
Ambas formaciones han pasado de sumar cerca del 80% de los votos a contar con poco más del 50%.
El índice de participación fue del 73,20%, ligeramente superior al de 2011.
Baile de pactos
Existe el temor en algunos sectores de que las dificultades que tendrá Mariano Rajoy para poder formar un gobierno aboquen a España a un periodo de inestabilidad política similar a los que se han vivido en países como Grecia e Italia, en un momento en el que la economía de la nación europea, pese a haberse estabilizado, todavía presenta importantes debilidades, con una tasa de desempleo del 21%.
La cifra clave en las negociaciones que mantendrán las diferentes formaciones políticas en las próximas semanas será 176: ese es el número de escaños necesarios para que algún candidato logre ser investido presidente con una mayoría absoluta de diputados.
De no alcanzar nadie esa cifra, bastaría una mayoría simple en una segunda votación de los diputados; es decir, que haya más votos favorables a la investidura que en contra.
En las últimas semanas desde el PP han insistido en que la lista más votada debe gobernar, aunque el enfrentamiento que la formación conservadora ha mantenido en los últimos cuatro años con el resto de fuerzas políticas del Parlamento español hará difícil que logre los pactos necesarios para conservar el poder.
Según destacan los medios locales, Ciudadanos se perfila en estos momentos como único apoyo que podría recibir el PP, aunque ambas formaciones no alcanzan los 176 escaños necesarios para la investidura y Albert Rivera ha dejado claro que no dará su voto afirmativo al actual presidente del gobierno.
Si Ciudadanos se abstuviera en la segunda votación de los diputados, Rajoy podría ser investido presidente, aunque no lo lograría si el resto de fuerzas políticas votaran en contra, ya que juntas suman más del 50% de los diputados.
De no conseguir el PP los apoyos necesarios, el PSOE podría tratar de crear una "coalición de perdedores" junto a Podemos y los nacionalistas catalanes y vascos.
El principal obstáculo para este tipo de acuerdo es el referéndum de autodeterminación que tanto Podemos como los nacionalistas defienden para Cataluña y al que se opone el PSOE, que apuesta por una reforma constitucional que convierta a España en un estado federal, otorgando más autonomía a las diferentes regiones del país.
Otra hipotética mayoría sería la que formarían el PSOE, Podemos y Ciudadanos, aunque desde este último partido ya han dicho que no apoyarán a ningún gobierno que tenga el visto bueno de Pablo Iglesias.
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Mayoría del PP en el Senado
Con 124 senadores, el Partido Popular sí mantuvo la mayoría absoluta en el Senado, por lo que una reforma constitucional como la que proponen algunos partidos será difícil de llevar a cabo.
El PSOE se queda con 47 representantes en la Cámara Alta, Podemos con 16 y Esquerra Republicana de Catalunya con 6.
Ciudadanos no logró ningún escaño en el Senado.
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¿Y una gran coalición?
Una opción que se baraja pese a ser considerada altamente improbable por ser "contra natura" es una gran coalición entre el PP y PSOE, que evite que partidos emergentes como Podemos y los nacionalistas sean decisivos para la gobernabilidad del país.
El candidato del PSOE, Pedro Sánchez, ha negado con insistencia que exista esta posibilidad, aunque algunos analistas han especulado con que podría darse si las fuerzas independentistas en Cataluña siguen adelante con el "proceso de desconexión" de España y el PP accede a presentar a un candidato a la presidencia que no sea Mariano Rajoy.
A estas alturas resulta imposible predecir qué opción de gobierno se impondrá en España, país en el que nunca ha gobernado un partido que no sea el ganador de las elecciones.
A partir de mediados de enero será el rey Felipe VI quien, tras consultar con los diferentes grupos parlamentarios, deberá proponer a las Cortes españolas el candidato con más posibilidades de convertirse en presidente para que se someta a la votación de los diputados.
Si dos meses después de la primera votación, ningún candidato logra ser investido, el monarca deberá convocar nuevas elecciones, algo que no ha sucedido desde que en 1978 se inauguró el actual periodo constitucional en España.
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