"Quand te maries-tu"? es un cuadro que evidencia la concepción revolucionaria -en términos de color, de espacio y de la figura- de Gauguin y versa sobre un motivo característico del artista: dos tahitianas en una naturaleza idílic
Basilea (Suiza), 13 mar (EFE/Isabel Saco).- Paul Gauguin murió en la pobreza, pero más de un siglo después el mercado del arte ha colocado su cuadro “Quand te maries-tu?” al podio del más caro de la historia. Hasta junio puede verse en la Fundación Beyeler de Basilea y luego hará escala en el Museo Reina Sofía de Madrid antes de ir a Qatar.
El cuadro titulado “Quand te maries-tu”? (¿Cuándo te casas?, 1892), que pintó poco después de llegar por primera vez a Tahití, puede haber sido vendido por unos 300 millones de dólares pagados por un qatarí, una suma que la familia Staechelin -su propietaria hasta principios de febrero- no ha confirmado ni desmentido.
“Quand te maries-tu”? es una de aquellas obras de Gauguin (1848-1903) que concentra la fuerza de su genio, un factor que aunado al sentido de actualidad que le ha conferido su venta, la ha convertido en el centro de la exposición, que presenta la quintaesencia de la obra del pintor postimpresionista francés.
La Fundación Beyeler ofrece, de hecho, la penúltima oportunidad para contemplar el cuadro en directo, antes de su trasladado para una exposición en el Museo Reina Sofía de Madrid, según confirmaron a Efe responsables de la institución suiza.
El lienzo irá después, según coinciden todas las versiones, a Qatar, donde permanecerá en una colección privada.
“Es probablemente una de las últimas ocasiones en que se le podrá ver en una exposición pública”, dice en una entrevista con Efe uno de los dos curadores de la exposición, Raphael Bouvier.
“Quand te maries-tu”? es un cuadro que evidencia la concepción revolucionaria -en términos de color, de espacio y de la figura- de Gauguin y versa sobre un motivo característico del artista: dos tahitianas en una naturaleza idílica.
“La composición refleja una perfecta armonía. No me sorprende la suma de la que se habla. Se sabía que si este cuadro se vendía sería a una cifra muy alta, la sorpresa fue su venta en sí. Las obras de Gauguin son una rareza… no se ven en el mercado”, estimó Bouvier.
La retrospectiva que puede visitarse en Basilea es una de las más importantes dedicadas a Gauguin en la última década y ha supuesto el mayor esfuerzo financiero en la historia de la Fundación Beyeler.
Aunque no comunica el presupuesto que le ha dedicado, Bouvier confirmó que la suma asegurada es muy próxima a los 2.500 millones de euros (2.600 millones dólares).
La vida de Gauguin, fuera de todos los parámetros habituales para su época, así como la brillantez de sus obras, le han convertido en uno de los pintores más apreciados y analizados de la segunda mitad del siglo XIX, por lo que la ambición de la exposición de Basilea “no es presentar a un Gauguin nuevo, sino al mejor Gauguin”.
Lo consigue a través de 43 cuadros y 8 esculturas, que reflejan una faceta creadora mucho menos conocida que la de la pintura y que en esta exposición son presentadas en “diálogo” con los cuadros.
Como escultor, el artista experimentó considerablemente y su influencia fue clara en la primera etapa creativa de Picasso.
La retrospectiva se centra en los periodos que Gauguin pasó en la región francesa de Bretaña, los dos durante los que vivió en Tahití y el que, al final de su vida, pasó en Islas Marquesas -los más ricos artísticamente-, y concluye en una sala multimedia, que por us características es la primera de su género en Europa.
Otro de los méritos de esta exposición es que “redescubre” cuadros que no han sido mostrados en los últimos 25 años, pertenecientes a colecciones privadas y cuyo préstamo fue muy difícil de conseguir.
Entre ellos están “Annah la javanaise” (1894), un retrato de su amante y bailarina indonesia, considerada su obra más importante entre el primer y segundo periodo en Tahiti, y que realizó en París.
En la misma categoría de obras no vistas hace, al menos, un cuarto de siglo está “Cavaliers sur la plage” (1902), de la última parte de su vida en Islas Marquesas, 1.500 kilómetros más allá de Tahití y literalmente el fin del mundo en esa época.
En ese cuadro, Gauguin desarrolló nuevos motivos, por lo que su búsqueda artística solo se extinguió con su propia vida.
Tras seis años de trabajo, entre investigaciones sobre las obras que se querían exponer y arduas negociaciones con sus propietarios para este préstamo de casi cinco meses, la Fundación Beyeler espera romper con esta exposición su propio récord de visitantes y llegar a los 250.000, avanzó Bouvier.
La afluencia de público indica que lo conseguirá, con una media de 2.000 visitantes en días laborales y más de 4.000 sábados y domingos. EFE
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