Las redes rotas de la campaña electoral en México
El uso masivo de 'bots' y bulos muestra la peligrosa tendencia hacia la desinformación en Facebook y Twitter
José Antonio Meade fue ovacionado durante más de medio minuto el pasado noviembre cuando el presidente de México, Enrique Peña Nieto, le presentó en el Palacio Nacional como su candidato para sucederle en las elecciones del próximo 1 de julio. En Twitter, los aplausos eran ficticios. Cientos de cuentas tuitearon casi al mismo tiempo @JoseAMEade hasta conseguir que el nombre del candidato del PRI se convirtiera en trending topic, según un análisis del periodista mexicano especializado en redes Alberto Escorcia. Pero según este experto, no es el único. El favorito para ganar la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, también goza del impulso indirecto de cuentas falsas de Twitter que siguen a uno de sus hombres fuertes, Ricardo Monreal.
Para los usuarios de redes en el país norteamericano se ha vuelto difícil distinguir entre la conversación política auténtica y la impostada. Expertos digitales han detectado que los partidos políticos mexicanos están utilizando bots (cuentas automáticas) y trolls (humanos que manejan cuentas falsas) con una intensidad nunca vista en México. Buscan el voto crucial de los jóvenes –entre ellos 14 millones de nuevos votantes– en un país donde Facebook y Twitter son especialmente populares.
La creación de portales de noticias falsas, el pago a influencers, las suplantaciones de identidad en la red y el acoso a usuarios son prácticas frecuentes de los partidos, según jóvenes que trabajaron como trolls,analistas y empresarios de marketingpolítico contactados por este diario. Y aunque los partidos no reconocen recurrir a estas prácticas que intoxican el debate político, los análisis de datos muestran otra realidad.
Según la consultora de redes Metrics México, más de un 18% del contenido en Twitter en el país norteamericano fue generado en las últimas semanas por bots e influencers. “Los influencersponen el tema, los bots lo ‘engordan’, y la opinión pública lo compra”, resume el CEO de esta firma, Javier Murillo.
Morena no reconoce utilizar bots, pero es difícil controlar esta práctica. Como ejemplo Escorcia ha detectado que Monreal, el aliado de López Obrador que se unió a su campaña en febrero, tenía bots que le apoyaban desde antes. Al menos una de cada seis menciones en Twitter a Monreal en lo que llevamos de marzo proviene de cuentas automáticas. “Es escandaloso. Ni siquiera el PRI tiene un uso de bots tan evidente y obvio”, asegura a EL PAÍS.
Europeos y estadounidenses han tomado conciencia recientemente del daño de la manipulación en Twitter o Facebook –tras la supuesta injerencia rusa en las elecciones de EEUU o las revelaciones sobre las malas artes de la consultora Cambridge Analytica–, pero los mexicanos ven la contaminación de las redes como un mal que viene de lejos. Años antes de que Rusia fundara la granja de trolls más famosa del mundo, la Internet Research Agency, decenas de ellas ya operaban en México.
“La gente aquí lo ve como algo normal, porque en toda su vida no han visto un Twitter limpio”, dice Andrea Noel, periodista del medio estadounidense The Daily Beast que ha investigado la falsificación en las redes sociales.
Un exhaustivo informe elaborado por la organización estadounidense Freedom House, que promueve la democracia y los derechos civiles, denuncia que las campañas de manipulación y desinformación en Internet en México son un “fenómeno recurrente” desde 2012 y el uso de los bots para “manipular los debates está documentado en varios estudios”.
Como consecuencia de la guerra sucia, las redes de México se han convertido en un terreno fértil para ideologías y grupos que prosperan en espacios de baja confianza donde la verdad no tiene valor, alertan los expertos. “Se ha normalizado la violencia digital”, lamenta Rubén Darío Vázquez, profesor de la UNAM, en conversación con EL PAÍS. “El espacio digital debería ser libre pero no lo es porque cada cosa que dices es contestada por tres trolls”, zanja.
Guerra de ‘trending topics’
La desinformación en redes ha crecido en esta campaña porque las redes se han convertido en un campo de batalla electoral tan importante como los escenarios clásicos de la arena política. En febrero, diputados priistas mostraron en la Cámara una manta con una caricatura del rival del PAN, Ricardo Anaya, y la leyenda #candiratón, para promover ese hashtag.
Cualquier tema de tendencia es sospechoso de haber sido manipulado. En enero de 2017, unas protestas contra el gobierno por el alza del precio de la gasolina fue deslegitimada pronto cuando en Twitter actores maliciosos promovieron el vandalismo y el caos. El hashtag #SaqueaUnWalmart (en referencia a la cadena de supermercados estadounidense) rivalizó entonces frente a #gasolinazo.
FACEBOOK Y TWITTER, EN LA MIRA
La injerencia en la campaña electoral estadounidense ha puesto la lupa sobre la responsabilidad de Facebook y Twitter en la desinformación que circula por sus plataformas. Ambas corporaciones estadounidenses se han comprometido a combatir los resquicios en su propio sistema (como la creación de cuentas falsas y bots). Sin embargo, los críticos señalan que los dos gigantes no muestran un interés real por atajar el problema porque su valoración en Wall Street depende del número global de cuentas de usuarios.
Twitter renovó a finales del año pasado su aplicación para detectar bots. La mejora le ha permitido detectar 523.000 intentos diarios de entrar de forma automatizada a la red social -indicador de que detrás hay una máquina. Desde junio de 2017 ha desactivado más de 220.000 cuentas que no seguían sus reglas, desde las que se enviaban más de 2.200 millones de tuits, considerados de "baja calidad". En México trabaja con la ONG Jóvenes en Movimiento para dar talleres sobre cómo informarse en la red.
Facebook firmó a principios de febrero un memorándum de cooperación con el Instituto Nacional Electoral de México para promover la participación ciudadana en los comicios. Su apuesta es capacitar a los funcionarios sobre el uso de Facebook y organizará talleres para medios nativos digitales. Se comprometieron además a desarrollar materiales junto con organizaciones civiles para ayudar a los usuarios a detectar contenido de baja calidad en Internet.
Incluso tendencias inocuas del tipo #FelizDomingo o #YaMeCansé son elevadas y potenciadas por bots y trollsal servicio de los candidatos como cortinas de humo para desbancar trending topics negativos, según análisis hechos por expertos opuestos a esta manipulación. En Twitter, el objetivo de los partidos es conseguir temas favorables a sus candidatos o negativos para sus rivales en la lista tendencias del momento.
Los trolls políticos mexicanos suelen ser jóvenes universitarios necesitados de unos ingresos extra. Ganan unos 12.000 pesos al mes (520 euros), según dos extrolls que hablaron anónimamente con EL PAÍS debido a que los partidos les obligan a firmar cláusulas de confidencialidad. Cada uno gestionaba decenas de cuentas falsas de Twitter o Facebook, con identidades robadas o ficticias. “Se creen que eres un ser humano real”, comenta una de ellos.
Nuevas armas de manipulación
Los expertos observan que en esta campaña las tácticas de manipulación han evolucionado y bots y trolls no son las únicas herramientas. Hay incluso quien cree que las cuentas automáticas “serán menos importantes en 2018”. Sergio José Gutiérrez, de Espora, una empresa de comunicación digital política, apunta que “los partidos han descubierto tácticas más efectivas como la generación de noticias falsas y publirreportajes en portales supuestamente informativos que se venden al mejor postor”. No extraña esta deriva, ya que las noticias falsas se expanden “significativamente más lejos, más rápido, más profunda y ampliamente” que las verdaderas, según un estudio del MIT presentado este mes en la revista Science, donde se precisa aún más el fenómeno: “En todas las categorías de información, y los efectos fueron más pronunciados para noticias políticas falsas”.
“Yo me encuentro cada semana unas cinco fanpages de Facebook que se dedican a mover estas notas falsas, y después desaparecen”, comenta Luis Roberto Castrillón, un periodista freelance que lucha contra la desinformación desde hace un par de años en su blog. “Varias dan directamente noticias falsas, pero también abundan las que agregan contenido de otros medios: copian la noticia y les ponen títulos engañosos para atraer visitantes”.
LOS PARTIDOS SE DECLARAN INOCENTES
Alejandra Lagunes, responsable de Redes sociales de la campaña de José Antonio Meade (PRI).
“La utilización de bots es una falta de respeto hacia todos los electores, es una práctica sin sentido. Las tecnologías que de manera artificial inflan la conversación en internet son contraproducentes; además de que opacan el rol y las opiniones de las personas que orgánicamente buscan ser parte de la conversación del candidato”, asegura la estratega.
En cuanto al uso de cuentas automatizadas en las redes sociales, señala que “se habla de granjas de bots en estas elecciones y lo que creo, además de ser modelos poco éticos para generar conversaciones, son además gastos de campaña que se deben de transparentar”.
Jesús Ramírez, coordinador de redes sociales de la campaña de Andrés Manuel López Obrador (Morena)
“Nosotros estamos en contra de cualquier manipulación informativa, de hecho entramos contra los monopolios informativos y para nosotros las redes y el espacio que se ha abierto en internet, es un espacio democrático que hay que preservar y el uso de bots y trolls distorsionan los mensajes. Las campañas negras manipulan como las noticias falsas”.
A Ramírez no le sorprende tampoco la existencia de ‘granjas’ pero desvincula a su partido de este tipo de práctica. “Nosotros ni como partido contratamos, ni estamos promoviendo ese tipo de comunicación. Más bien la rechazamos”, aseguró haciendo hincapié en que su fortaleza son los voluntarios.
Al tiempo de publicación de esta nota, el equipo de campaña de Ricardo Anaya (PAN) no había contestado a una solicitud de este periódico.
Ejemplos recientes de noticias falsas rápidamente extendidas en México son unas supuestas declaraciones de la ex primera dama Margarita Zavala –y actual candidata presidencial independiente- en la que se comparaba con Michelle Obama o una foto falsa del hijo del candidato Ángel Manuel López Obrador montado en un coche deportivo de lujo.
Otra novedad que inquieta a los expertos son los métodos invasivos que están usando los partidos en esta campaña, como el envío de mensajes por WhatsApp o Snapchat, agrega la investigadora de la Universidad de Oxford Yin Yin Lu. Los partidos estarían usando estos nuevos canales porque los usuarios de Twitter y Facebook en México desconfían del contenido que aparece en sus plataformas.
“Tácticas como esta son mucho más siniestras y manipulativas, porque constituyen una invasión de la vida privada”, añade. En Reino Unido, bots en la aplicación de citas Tinder fueron usados para promover mensajes políticos en favor del Partido Laborista.
En este contexto enrarecido por los actores internos, surge ahora el temor a que la situación se agrave desde fuera. Por un lado, el mercado mexicano también ha atraído a empresas como Cambridge Analytica, la cuestionada compañía británica de datos que trabajó para Donald Trump en la campaña de 2016, y que ha admitido en cámara oculta “decir cosas que no son necesariamente verdaderas”, según ha revelado el canal británico Channel 4. La compañía habría trabajado de forma secreta en México según lo que dice en el reportaje el director general de la firma, Mark Turnbull.
Por otro lado, EEUU ha advertido que ha notado “señales” de una campaña de desinformación rusa en México, pero por ahora nadie tiene pruebas concluyentes. El gobierno mexicano ha negado repetidas veces que haya detectado intromisión alguna. Por su parte el Kremlin nunca ha reconocido injerencia en las elecciones de otros países a pesar de que a estas alturas se conocen detalles incriminadores gracias a la investigación en EEUU del fiscal especial Robert Mueller.
“Hay que ponernos a tuitear”
Los mexicanos fueron conscientes de la guerra electoral en las redes por primera vez en 2012, durante la campaña presidencial que ganó Peña Nieto. Entonces, se conoció que los partidos pagaban a miles de jóvenes para promover trending topics favorables a sus candidatos. Un video filtrado publicado en YouTubemuestra aparentemente al coordinador de una granja de bots del PRI dando órdenes a los trolls durante un debate presidencial. “Hay que ponernos a tuitear. Todos al mismo tiempo usando el hashtag #EsMomentodeMéxico”, se le escucha decir.
También en aquella campaña trabajó el hacker Andrés Sepúlveda, quien aseguró en una entrevista de 2016 con la revista Bloomberg Businessweek que tenía un presupuesto de 600.000 dólares para dirigir un ejército de 30.000 bots a favor de Peña Nieto.
Actualmente, el uso político de ‘cibertropas’ es un fenómeno global que ha documentado la Universidad de Oxford en al menos 28 países distintos, entre ellos democracias como Reino Unido y Estados Unidos y regímenes autoritarios como Rusia, Venezuela o Turquía. Incluso antes de que aparecieran Twitter y Facebook, países como Rusia o China pagaban a blogueros para que publicaran contenido provocador.
“Una industria que mueve mucho dinero”
El sector de la propaganda en redes ha crecido gracias a que los partidos destinan en esta campaña 2018 más fondos a la batalla online. Los expertos prevén que los partidos invertirán en las redes buena parte de los 6.700 millones de pesos (360 millones de dólares) asignados por el Instituto Nacional Electoral (INE). Con miles de candidatos compitiendo por escaños en el Congreso, gubernaturas y la presidencia, las empresas digitales tienen amplias oportunidades para firmar lucrativos contratos.
Analistas hablan de un creciente sector de oscuras empresas de marketing en redes que se promocionan con ambiguas definiciones de su negocio, del tipo “contención de crisis” o “estrategia digital” pero que en realidad son granjas de trolls. Animados por el lucro, ha surgido un ejército de freelancers que trabajan para los partidos desde casa. Se aprovechan de que apenas hay barreras de entrada: para crear un ciberejército basta comprar bots de Twitter o Facebook en webs como Socialdek, Peakerr o CheapPanel.
“Esto es una industria que mueve mucho dinero”, cuenta el analista Escorcia en conversación con EL PAÍS. Uno de los empresarios de este sector, el CEO de Victory Lab, Carlos Merlo, asegura que cada vez tiene más rivales: “Si no me actualizo, estos chicos de 16 o 17 años me quitan el negocio”.
El protagonismo de Twitter y Facebook en la política mexicana se explica en parte por el papel central de internet en una sociedad joven y con un alto grado de penetración de las redes sociales. Cerca de 6 de cada 10 mexicanos considera que internet les acerca a los procesos democráticos en México y 9 de cada 10 dijo que buscará información en redes sociales y sitios de noticias, según una encuesta de agosto del año pasado de la patronal de la industria online en México, la Asociación de Internet.Mx.
Sergio Zaragoza, el CEO de Botón Rojo, una consultora digital mexicana opina en conversación con El PAÍS que bots y trolls son “un arma más en la batalla electoral y la campaña que no los use pierde”. En su web Botón Rojo oferta“campañas innovadoras con el objetivo de hacer crecer el prestigio y el legado digital de empresas, personas y figuras públicas”. Zaragoza justifica que esto pasa en otros países, habla de trumpbots, clintonbots y rajoybots. Y afirma que mientras Twitter y Facebook no tomen medidas seguirá sucediendo. “¿Es peligroso para la democracia? Sí, pero la guerra digital se gana apelando a las emociones”.
INTENTOS DE ALZAR UN ATAQUE A 'TRENDING TOPIC'
Todos los perfiles de Twitter que publicaron la frase “Anaya se hunde” entre los pasados 22 de febrero y 2 de marzo aparecen representados en el gráfico superior, creado por Mariluz Congosto, investigadora de propagación de mensajes en Twitter. El tamaño de los círculos muestra los seguidores de una cuenta, y las líneas representan la conexión que hay entre ellos. Se observa en la parte inferior un grupo alejado de los otros tres, de color amarillento. “Se trata de un grupo aislado, ajeno a la política, que de repente es muy activo con esta frase”, explica Congosto. Este grupo mueve mucho el tema, tampoco siguen a ningún político y, sin embargo, está bastante conectado entre sí. “Es curioso, desde luego. Destaca”, comenta la investigadora. Lo que se intenta con este tipo de estrategias es mencionar tantas veces un hashtag o una frase hasta que se convierta en trending topic, de manera que llegue a los timeline del público. Los interesados en la política de los grupos verde, morado y azul ni siquiera vieron los mensajes de estos perfiles, muchos de ellos automatizados. “Influencia, en este caso, no tuvo mucha. Ni siquiera fueron los iniciadores, pero en cierto momento ese grupo se vuelve muy insistente”, zanja la investigadora.
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