domingo, 13 de noviembre de 2016

Una república bananera | Por: Rafael Chaljub Mejía

Una república bananera



Cuando la ONU se reúna, yo, el infrascrito, voy a someter una resolución, a nombre de Nagua, para declarar a los Estados Unidos como república bananera. Si me piden pruebas, les presentaré lo que ha pasado en la campaña electoral que acaba de cerrarse.
Esa campaña se parece demasiado a las de esos países que los del poder yanki tanto menosprecian y les dedican el calificativo despectivo que ahora voy a proponer que se les encaje a ellos.
Empezaré por los candidatos. Hilary Clinton, gastada, pegada al poder desde hace años y cuyo triunfo no era otra cosa que más de lo mismo.
Señora cuyo nombre ha sido asociado a numerosos escándalos, al punto de que hasta horas antes de las votaciones era investigada por el FBI bajo el cargo de usar su teléfono personal para asuntos oficiales.
Eso allá se tiene por delito grave, porque hace pensar que quien ocupa la función de Secretario de Estado quiere hablar y evitar que su conversación quede grabada como ocurre cuando se usa, como es la norma, el servidor oficial.
El electorado fue puesto a votar entre dos malos y votó por el otro, Donald Trump, del cual todo el mundo conoce sus catastróficas promesas; ese que como empresario se declaró un evasor de impuestos recalcitrante y contumaz. En lo personal, de lo menos que ha sido acusado es de ser un desconsiderado y propasado con las mujeres.
En lo político, fuera del mensaje de discriminación y xenofobia, no se sabe hacia dónde va.
Esa campaña parecía una copia de las de aquí. Insultos, descalificaciones, denuncias de fraude, actos de violencia como el sangriento incidente de Los Ángeles y hasta amenazas de Trump con alzarse y desconocer los resultados si perdía.
El mundo ha contenido el aliento y ha entrado en pánico, porque el policía del mundo, guardián de la paz mundial y la civilización occidental, ahora provoca la zozobra con la criatura que ha engendrado en sus entrañas.
Los dominicanos, crucemos los dedos y encomendémonos al santo Olivorio.
Y como Estados Unidos ha quedado retratado de cuerpo entero, aprovecharé antes de que Trump se siente, viajaré a la ONU con mi propuesta, seguro que todos los países, salvo Israel, votarán por ella. Así que hagámosle un puesto a Estados Unidos y démosle la bienvenida al club al que pertenece, el de las repúblicas bananeras. http://eldia.com.do/una-republica-bananera/

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