domingo, 20 de diciembre de 2015

Podemos lograría la remontada y se mantiene como tercera fuerza

ELECCIONES EN ESPAÑA
Podemos lograría la remontada y se mantiene como tercera fuerza

La formación emergente quedaría por debajo de los socialistas

Podemos se perfila este 20-D como la tercera fuerza política. Con el 90% de los votos escrutados, la formación formación y sus alianzas en Cataluña, Galicia y Comunidad Valenciana lograrían 69 escaños en el Congreso de los diputados. El partido, que se fundó en enero de 2014 para romper el bipartidismo de PP y PSOE y se convirtió en la sorpresa de las elecciones europeas, obtiene, en cualquier caso, esa "remontada" de la que ha hecho bandera durante la campaña electoral, al superar a Ciudadanos.
Para la lectura de este resultado resulta clave el éxito de sus alianzas territoriales. Los pactos alcanzados por Podemos han determinado en buena medida estos datos. Los acuerdos para concurrir en las coaliciones En Comú Podem en Cataluña, como Compromís-Podemos-És el Moment en la Comunidad Valenciana y En Marea en Galicia han impulsado a Pablo Iglesias, dando a su proyecto político 27 diputados. Podemos, por sí solo, logra 42 parlamentarios. Ada Colau, alcaldesa de Barcelona y promotora de la plataforma Barcelona en Comú, y Mónica Oltra, vicepresidenta de la Comunidad Valenciana y dirigente de Compromís, se han convertido en dos de las figuras más emblemáticas de la campaña electoral y del proyecto de “plurinacionalidad” de la formación.
Podemos, según han recordado durante la campaña sus dirigentes, “nació para esto”. Es decir, para lograr una sensación de “victoria” en las elecciones generales. La formación contaba de antemano con quedar muy por debajo del Partido Popular, aunque siguió hasta el final de la campaña electoral con su aspiración fundacional prácticamente intacta: competir con el PSOE.
La estrategia adoptada para debilitar a los socialistas pasó a través de dos fases, que se fueron alternando de forma intermitente desde la pasada primavera. La primera coincidió con el enfrentamiento directo con los socialistas, con el intento de demostrar que el proyecto de Pedro Sánchez ya no representa al votante medio de ese partido y que la fuerza más idónea para encabezar una “nueva Transición” es Podemos. La segunda fase buscó desplazar al secretario general del PSOE, borrarle del mapa político. Ambas se vieron en las últimas semanas. En la precampaña y gracias a los debates electorales se produjo un choque abierto entre ambas formaciones. Después, Pablo Iglesias empezó a ignorar a Sánchez y hasta sugirió que el expresidente del Gobierno Felipe González y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, tienen más altura que el actual líder de ese partido.
La disputa electoral refleja también la polarización del voto entre Podemos y el PP. Ese era uno de los objetivos del exeurodiputado. Centrando sus ataques en el jefe del Ejecutivo, intentó transmitir la sensación de acaparar el voto útil de la izquierda. En este contexto, el viaje de Iglesias hacia el 20-D ilustra también su cambio de postura. Cuando fundó Podemos, y hasta después de las elecciones europeas de mayo de 2014, el líder de la formación hizo del atrevimiento quizá su principal seña de identidad. Ahora, apenas un año y medio después, Iglesias ha buscado acentuar un perfil presidenciable. En la recta final de la campaña, marcada en el ecuador por el asesinato de dos policías españoles en Kabul, optó por rebajar el tono y ofreció públicamente “lealtad” al Gobierno en asuntos de Estado.

Actividad parlamentaria

Con todo, la lectura de los resultados obliga ahora a Podemos a repensar, en el corto plazo, su relación con el PSOE. Las dos fuerzas comparten, en el fondo, algunos ejes programáticos. Ambas han hecho hincapié, durante la campaña, en la lucha contra la igualdad y la corrupción, y ambas están convencidas de que la próxima legislatura estará marcada por el diálogo en torno a la reforma de la Constitución. Iglesias asegura que tratará de entenderse con Sánchez a propósito del blindaje de los derechos sociales en la Ley Fundamental, y con Albert Rivera, líder de Ciudadanos, para lograr una reforma de la Ley Electoral y medidas de regeneración.
Ni el PSOE ni Ciudadanos aceptan, en cambio, la defensa del referéndum catalán del que Podemos ha hecho bandera durante la campaña, y que en el Congreso de los Diputados será uno de los objetivos de las alianzas territoriales alcanzadas en Cataluña (En Comú Podem); en la Comunidad Valenciana (Compromís-Podemos-És el Moment) y en Galicia (En Marea).
Anoche se respiraba un ambiente de euforia contenida en el Teatro Goya de Madrid, donde la formación emergente hizo el seguimiento de los resultados con su secretario general y su número dos, Íñigo Errejón, principal responsable de la estrategia electoral adoptada. El partido convocó en paralelo a sus simpatizantes en la plaza del museo Reina Sofía para celebrar el resultado hasta la madrugada. Fue allí donde Podemos aplaudió la elección de cinco eurodiputados la noche del 25 de 2014, convirtiéndose en la mayor sorpresa de esas elecciones europeas.

Obstáculos

Desde entonces, la dirección ha pasado por varios baches. El partido se dividió entre un alma más asamblearia y otra, la ganadora, más jerárquica en vísperas de la asamblea fundacional de Vistalegre. Se enfrentó a todos los partidos. Primero, a los de la llamada “casta” —término que fue enterrado tras las elecciones autonómicas y municipales del pasado mayo y que ahora ha sido rescatado durante la campaña— y también con Izquierda Unida, formación de la que Iglesias se ha querido distanciarse para evitar una imagen de vieja política y de radicalidad. La cúpula de Podemos niega haberse moderado y recurre a otro verbo para explicar los virajes programáticos. Podemos “se ha convertido en una fuerza madura para pilotar el cambio” en una nueva fase, opina Iglesias. Hoy empieza esa nueva fase. http://politica.elpais.com/politica/2015/12/20/actualidad/1450615036_446548.html

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