Al
doctor oncólogo José Ramírez
Al
ing. Nuclear Antonio Almonte
EL HOSPITAL DR. HERIBERTO PIETER
Por JUAN TH
Heriberto Pieter, descendiente de esclavos nacido en 1884,
que debió enfrentar vicisitudes y
desafiar la xenofobia, fue un hombre
desinteresado, capaz de donar lo que tenía fruto de su trabajo para la
construcción del hospital sin fines comerciales.
Consagrado al estudio y la investigación de la medicina luego de pasar por importantes
universidades de Europa, especializándose en diversas áreas hasta detenerse en
la oncología, especialmente cáncer de pulmón.
A ese hombre bueno, generoso, científico de la medicina,
profesor meritorio de generaciones de
galenos, debe su nombre el más importante hospital oncológico del país que ya
tiene más de 70 años diagnosticando y atendiendo pacientes.
El hospital Heriberto Pieter no tiene fines de lucro. Dona
millones de pesos todos los años a sus pacientes más pobres. La “ayuda” miserable del Estado es de un
millón de pesos mensuales, (una
vergüenza) lo cual contrasta con cientos de millones que graciosamente reciben
algunas plazas y hospitales donde la política ejerce su protagonismo más
despiadado e inhumano.
Solo el año pasado el Heriberto Pieter condonó a sus
pacientes de escasos recursos más de 60
millones de pesos.
Ocurre, y aquí viene el motivo principal de este comentario,
que Ministerio de Salud Público se ha
planteado quebrar al Heriberto Pieter obligando a los médicos enviar los pacientes que pertenecen al seguro
médico subsidiado exclusivamente al nuevo hospital, que está
justo al lado, lo cual es una monstruosidad.
Desde un principio, El Instituto Nacional del Cáncer, Rosa
Emilia Sánchez, sobrevaluado en más de 300 millones de pesos ante los ojos de
todos sin que nadie haya sido sometido a la justicia a nadie y mucho menos
enviarlo a la cárcel por criminal,
alojaría al viejo Dr. Heriberto Pieter. Pero de buenas a primeras,
alguien decidió no hacerlo, contraviniendo lo acordado.
Los mismos que incumplieron la promesa, son los mismos que
ahora pretenden hacer desaparecer, por estrangulamiento económico, al hospital
Heriberto Pieter, que no obstante, sigue siendo el mejor centro oncológico del
país, con equipos tecnológicos de punta y un personal altamente calificado. (Los
ingresos de ese centro provienen justamente de las empresas aseguradoras, entre
ellas la del gobierno)
Para los políticos que dirigen el Estado la salud del pueblo
no ha sido su prioridad. Construyen hospitales porque los enriquece. La
corrupción siempre está presente en Salud Pública. (Recuerdo que no hace mucho
en casa de un funcionario había más de
cien millones de pesos. Y no pasó nada)
El Estado dominicano no tiene una política de salud para
estudiar, investigar, diagnosticar y atender adecuadamente a los ciudadanos que
padecen de cáncer que hoy día constituye la tercera causa de muerte en el país.
Pero ellos, los políticos, ministros, viceministros,
embajadores, diputados, senadores, jueces, etc., tienen seguros médicos
internacionales. Ante cualquier malestar toman un avión y se internan en uno de
los principales hospitales de Estados Unidos. ¡Y los pobres que se mueran sin
atención médica debida!
En vez de tener dos hospitales oncológicos, uno al lado del
otro, un gobierno inteligente, no corrupto, preocupado por la salud pública, le
entregaría el edificio nuevo al Pieter para convertirlo en grande y poderoso, y
le aumentaría la asignación mensual
acorde con sus necesidades.
Con esa visión construiría varios centros más por regiones;
es decir, en el Cibao, en el Sur y en el
Este, al tiempo de abaratar los costos de la enfermedad subsidiando los
fármacos que son exageradamente costosos.
Atentar contra la estabilidad económica del hospital
oncológico Heriberto Pieter es atentar contra la salud del pueblo pobre.
30 de septiembre de 2015. SANTO DOMINGO
Juan Taveras Hernández
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