- 7 julio 2015
"Necesitamos saber si nos van a ayudar o no. Necesitamos una respuesta ahora", dice Flora, una mujer de 66 años. "Envíenle un SOS a Europa", pide mientras le brotan lágrimas por las mejillas.
Por 44 años, su familia ha tenido una farmacia en el área portuaria de Piraeus, en la costa occidental de Atenas.
Pero para esta boticaria, el futuro es incierto. De hecho, no está segura de si podrá abrir mañana.
El domingo, Grecia votó en un referendo contra las condiciones ofrecidas por los acreedores internacionales para acordar un nuevo paquete de rescate financiero.
Pero ahora los negocios como esta farmacia están "desesperados" por una solución rápida a la crisis.
Los suministros están agotándose a un ritmo preocupante.
Un cliente vino y pidió siete cajas de una medicina en particular, pero Flora –quien no quiso darnos su apellido- solo pudo ordenar dos cajas en total.
Las restricciones gubernamentales hacen que las farmacias solo puedan tener un abastecimiento limitado, asegura Flora, y los problemas financieros significan que tengan que enfrentar dificultades incluso para comprar esos suministros.
El gobierno le debe a la compañía tres meses y medio en pagos. Por eso, la entrega diaria de medicamentos se reduce a una bolsa plástica de cajas con pastillas.
En las estanterías y gabinetes se pueden ver los espacios vacíos.
Otras farmacias culpan de la escasez de medicamentos a la cadena de suministros en las que proveedores internacionales dudan a la hora de venderle insumos a Grecia en medio de su creciente inestabilidad económica.
Racionamiento de medicinas
Se ha reportado que los hospitales griegos y la aseguradora estatal les deben a las compañías farmacéuticas más de 1.100 millones de euros, unos US$1.200 millones, pues no han recibido pagos desde diciembre.
Pero, de acuerdo con la agencia de noticias Reuters, se han comprometido a continuar con los suministros por razones humanitarias.
En otra esquina de la ciudad, otro farmaceuta, Antonios Tsalpatouros, asegura que está racionando las medicinas para que hayan suficientes.
"Cuando los bancos cerraron, tuvimos que cambiar la situación. Controlamos la entrega de medicinas", indicó.
El control de capital significa largas filas para acceder a los cajeros automáticos. Los retiros están restringidos a 60 euros al día (US$65), pero las máquinas solo dan billetes de 50 euros.
En otras industrias, la situación no es tan desoladora.
En las gasolineras, por ejemplo, no se ven colas.
Tonia Tserkaki, quien trabaja en una de ellas, indicó que el negocio está alicaído y los clientes que llegan pagan en efectivo.
A diferencia de las farmacias, conseguir los suministros no es un problema.
"Tenemos entendido que hay suficiente", señaló. "No hay problemas, pero no sabemos con certeza lo que pasará en el futuro cercano".
Panaderías sin problemas
Algunos reportes dados a conocer en días recientes han advertido que las estanterías de los supermercados podrían quedarse vacías porque los griegos están acaparando alimentos.
Eso suena ridículo cuando caminas por las calles de Piraeus y ves panaderías y cafeterías muy bien surtidas.
Un gerente de supermercado, quien prefirió no ser identificado, indicó que se registró un incremento de los clientes la semana pasada, pero que después del referendo del domingo todo ha vuelto a la normalidad y no se han presentado problemas para el abastecimiento.
Los alimentos no se están agotando, al menos no aquí y no ahora.
En los meses y años que ha durado la crisis, la vida diaria en Grecia se ha vuelto más complicada. Ahora, la gente espera lo que vendrá con cada hora que pasa.
La paciencia ha sido un suministro clave, pero en muchos casos se está agotando rápidamente.
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