Algunas aclaraciones acerca del Inventario Forestal
El pasado 22 de febrero, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales dio a conocer a la opinión pública los resultados del Inventario Nacional Forestal 2015 – 2018. A propósito del mismo, el profesor Eleuterio Martínez, en su columna del periódico Hoy, niega la categoría de inventario al estudio presentado, reduciéndolo a un inventario de carbono.
Ante todo es necesario precisar que el inventario que acabamos de presentar, si bien es el resultado de una decisión del Ministerio de Medio Ambiente, correspondió al consorcio chileno-dominicano Sud Austral-Creser el levantamiento de la información y su análisis estadístico. El apoyo técnico y financiero provino del Fondo Cooperativo del Carbono de los Bosques, del Banco Mundial; de la Agencia de Cooperación Alemana (GTZ) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El rol de nuestra institución fue verificar que el trabajo de campo se correspondiera con el diseño metodológico.
¿Qué es un inventario nacional forestal?
Es la cuantificación y calificación del “stock” de volumen, biomasa y carbono, el entendimiento de la estructura de la vegetación nativa, a partir del análisis de la lista de especies más abundantes.
En el conjunto de evaluaciones de los recursos naturales en amplias superficies, se destacan los inventarios forestales, que son realizados para cumplir con objetivos definidos a nivel nacional, por lo que las informaciones que brindan son de carácter general en cuanto a superficie, composición florística, rendimiento promedio, existencia totales de madera en pie, etc.
Entre los hallazgos más relevantes del inventario están: el volumen de madera que contienen nuestros bosques, lo cual alcanza a 189 573 151 m³; el “stock” de carbono acumulado, con 1 978 618 539 toneladas; la pérdida bosque en los últimos 10 años ha sido de 184 850 hectáreas y la ganancia neta de 444440 hectáreas las cuales, sumadas a las 1659207 hectáreas, que permanecieron inalterables suman un total de 2103645 hectáreas para un porcentaje de cobertura de 43 % del territorio.
Como se puede ver a partir de la definición expresada anteriormente, la confusión del profesor Eleuterio Martínez, asumo que se debe a que en los actuales inventarios se incluye la medición del carbono contenido en los bosques debido a que a partir de la integración de la Convención de Cambio Climático, se considera una información básica a fin de determinar cuál es el aporte que los bosques pueden hacer para cumplir con los compromisos asumidos por los países ante los diferentes acuerdos derivados de la citada Convención. Queda claro, entonces, que no se puede hacer el inventario de carbono sin que se haga el inventario forestal. Por supuesto, también hay abundante información sobre el potencial maderero del bosque dominicano, solo que el estudio de los bosques hoy día responde a necesidades de política mucho más amplia que la producción de madera. En este aspecto, razono que posiblemente la apreciación de Eleuterio puede estar explicada en el hecho de que aún no ha leído el informe, por lo que desconoce su contenido en detalles.
Pero donde pienso que Eleuterio muestra su mayor confusión es cuando deja ver en su columna, que este inventario se limita a la interpretación visual de la superficie forestal nacional. Pues la lectura visual es un paso que está acompañado de la comprobación de campo que se hace sobre las parcelas previamente visitadas. Además, los instrumentos de medición que existen hoy día, cuando son manejados por personas calificadas, como es el caso que nos ocupa, permiten un nivel de precisión que casi eliminan la comisión de errores. Comparar la fotografía aérea de los años 70, con las imágenes satelitales actuales es como comparar una máquina de escribir manual de hace 50 años con la actual computadora.
Por último, debo decir que tengo en mi escritorio un ejemplar del anterior inventario forestal, al cual hace referencia Eleuterio, un estudio valioso para ese momento, que, sin embargo, hoy resulta muy limitado, ya que las informaciones que se buscan en la actualidad en los bosques responden a necesidades globales no exigidas entonces. Y para tranquilidad del señor Martínez, le digo que Ramón Rodríguez conoce cómo se estuvo trabajando el inventario recientemente concluido y le aseguro que no se puso las manos en la cabeza, sino que tiene mucho respeto por el mismo y por el equipo profesional que lo llevó a cabo.
Ante todo es necesario precisar que el inventario que acabamos de presentar, si bien es el resultado de una decisión del Ministerio de Medio Ambiente, correspondió al consorcio chileno-dominicano Sud Austral-Creser el levantamiento de la información y su análisis estadístico. El apoyo técnico y financiero provino del Fondo Cooperativo del Carbono de los Bosques, del Banco Mundial; de la Agencia de Cooperación Alemana (GTZ) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El rol de nuestra institución fue verificar que el trabajo de campo se correspondiera con el diseño metodológico.
¿Qué es un inventario nacional forestal?
Es la cuantificación y calificación del “stock” de volumen, biomasa y carbono, el entendimiento de la estructura de la vegetación nativa, a partir del análisis de la lista de especies más abundantes.
En el conjunto de evaluaciones de los recursos naturales en amplias superficies, se destacan los inventarios forestales, que son realizados para cumplir con objetivos definidos a nivel nacional, por lo que las informaciones que brindan son de carácter general en cuanto a superficie, composición florística, rendimiento promedio, existencia totales de madera en pie, etc.
Entre los hallazgos más relevantes del inventario están: el volumen de madera que contienen nuestros bosques, lo cual alcanza a 189 573 151 m³; el “stock” de carbono acumulado, con 1 978 618 539 toneladas; la pérdida bosque en los últimos 10 años ha sido de 184 850 hectáreas y la ganancia neta de 444440 hectáreas las cuales, sumadas a las 1659207 hectáreas, que permanecieron inalterables suman un total de 2103645 hectáreas para un porcentaje de cobertura de 43 % del territorio.
Como se puede ver a partir de la definición expresada anteriormente, la confusión del profesor Eleuterio Martínez, asumo que se debe a que en los actuales inventarios se incluye la medición del carbono contenido en los bosques debido a que a partir de la integración de la Convención de Cambio Climático, se considera una información básica a fin de determinar cuál es el aporte que los bosques pueden hacer para cumplir con los compromisos asumidos por los países ante los diferentes acuerdos derivados de la citada Convención. Queda claro, entonces, que no se puede hacer el inventario de carbono sin que se haga el inventario forestal. Por supuesto, también hay abundante información sobre el potencial maderero del bosque dominicano, solo que el estudio de los bosques hoy día responde a necesidades de política mucho más amplia que la producción de madera. En este aspecto, razono que posiblemente la apreciación de Eleuterio puede estar explicada en el hecho de que aún no ha leído el informe, por lo que desconoce su contenido en detalles.
Pero donde pienso que Eleuterio muestra su mayor confusión es cuando deja ver en su columna, que este inventario se limita a la interpretación visual de la superficie forestal nacional. Pues la lectura visual es un paso que está acompañado de la comprobación de campo que se hace sobre las parcelas previamente visitadas. Además, los instrumentos de medición que existen hoy día, cuando son manejados por personas calificadas, como es el caso que nos ocupa, permiten un nivel de precisión que casi eliminan la comisión de errores. Comparar la fotografía aérea de los años 70, con las imágenes satelitales actuales es como comparar una máquina de escribir manual de hace 50 años con la actual computadora.
Por último, debo decir que tengo en mi escritorio un ejemplar del anterior inventario forestal, al cual hace referencia Eleuterio, un estudio valioso para ese momento, que, sin embargo, hoy resulta muy limitado, ya que las informaciones que se buscan en la actualidad en los bosques responden a necesidades globales no exigidas entonces. Y para tranquilidad del señor Martínez, le digo que Ramón Rodríguez conoce cómo se estuvo trabajando el inventario recientemente concluido y le aseguro que no se puso las manos en la cabeza, sino que tiene mucho respeto por el mismo y por el equipo profesional que lo llevó a cabo.
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