Viaje a los Antípodas del Presidente Medina
Viajes a China siempre despiertan interés. Comenzando los sesenta, dos autoproclamados izquierdistas extremistas visitaron el Palacio del Pueblo, fotografiándose con Mao Tse-Tung. Ese daguerrotipo generó envidiosas disputas porque fortalecería liderazgos entre maoístas locales confrontados. Faltando “photoshop” los viajeros recortaron una foto de tres para que sólo posaran dos personajes. Mao con uno de ellos en un caso y Mao con el otro camarada, en otro caso. La disputa fue irreconciliable.
Bosch, con Héctor Aristy, viajó a China y otros países asiáticos en 1969. Siendo maestro propagandista apareció su escrito “Viaje a los Antípodas”, en la revista “Ahora” y, póstumamente, en el Volumen VIII de sus “Obras Completas”. Siempre didáctico, explicó: “para nosotros los dominicanos Corea del Norte, China, y Vietnam son nuestros antípodas porque la palabra antípoda quiere decir eso: lo que se halla en el lado de la Tierra opuesto a nosotros”. Agregó: “Son, en el orden político, el polo opuesto de Santo Domingo”. Ese viaje tuvo como causa remota el fallido intento de asesinato de Aristy, perpetrado años antes, por fuerzas exterminadoras de combatientes constitucionalistas. Aristy, del “primer círculo” de Caamaño se salvó brincando una pared de su casa. Algunos escoltas, valientes “hombres-rana”, fueron acribillados. Como salvoconducto, preservando su vida, Aristy fue nombrado representante dominicano ante UNESCO.
Allí, en París, forjó un inigualable circuito de relaciones políticas de alto nivel, con líderes tercermundistas, siendo referencia del propio Le Monde cuando abordaba política latinoamericana. Aristy coordinó el viaje a países asiáticos, siendo Bosch líder “no-alineado” en ciernes, después que abjuró de “la mentada representativa”. Bosch y Aristy, visitantes distinguidos, fueron tratados deferentemente, conversando tres horas con Chou En Lai, Jefe de Gobierno, “Presidente del Consejo de Estado”.
“Con gratitud de bien nacidos” Bosch describió la Revolución Cultural de Mao como algo angelical. Omitió analizar consecuencias no previstas del “Gran Salto hacia Adelante” y la “Revolución Cultural”. Octavio Paz sacralizó a Mao resaltando que en su persona se integraban Aristóteles y Alejandro: filósofo y guerrero. En contraste Paz condenó, ridiculizó, la Revolución Cultural: “Es paradójica porque es una rebelión dentro de la revolución”. “Es contradictoria porque los jóvenes se alzan contra los viejos y los maltratan en nombre de otro viejo: Mao Tse-Tung”.
Indudablemente este viaje, único e irrepetible de Medina, representa el pináculo de su carrera política, como primer Presidente dominicano que visita China, para abrir nuestra embajada.
China, nación milenaria progresa reconociendo aciertos, descartando errores y rectificando sabiamente. La nueva China, superó el “Gran Salto Hacia Adelante”, la “Revolución Cultural” y la insidia de “La Pandilla de los Cuatro” sin dejar de exaltar a Mao, forjador de la independencia política frente a poderes que históricamente sojuzgaron su nación. Los exitosos nuevos dirigentes, comenzando con el inigualable Den Xiaoping, sobrevivieron purgas, encarcelamientos, “reeducación”. Sufrieron condenas simplemente por ser acusados de “contrarrevolucionarios”, “enemigos del pueblo” en los humillantes “dasibaos” que Bosch describió, inocentemente, como “un cartel escrito a mano, a veces pequeño que se pega en una pared en la calle, en la fábrica…” “todo el que quiere decir algo lo dice a través del “dasibao”…y “corre como el fuego de la pólvora”, funcionando como “Foro Público” acusador en la “Revolución Cultural”.
Al margen de evidentes pasivos de su gobierno, reconocemos que el viaje de Medina, manejado apropiadamente, no como su periplo a Brasil del 2012 para gestar Punta Catalina conjuntamente con Lula, generaría expectativas sobre promisorios activos para sus gobernados. Esperamos que su comportamiento se corresponda con su categoría de primer ejecutivo de nuestra nación, que se haga acompañar de una comitiva digna de la misión que debe acometer, rindiendo tributo a la dignidad de la nación creada antes de Cristo por Qin Shi Huang, “El Primer Emperador”, magistralmente interpretado por Plácido Domingo en la ópera moderna del mismo nombre, en el Metropolitan de New York.
Bosch, con Héctor Aristy, viajó a China y otros países asiáticos en 1969. Siendo maestro propagandista apareció su escrito “Viaje a los Antípodas”, en la revista “Ahora” y, póstumamente, en el Volumen VIII de sus “Obras Completas”. Siempre didáctico, explicó: “para nosotros los dominicanos Corea del Norte, China, y Vietnam son nuestros antípodas porque la palabra antípoda quiere decir eso: lo que se halla en el lado de la Tierra opuesto a nosotros”. Agregó: “Son, en el orden político, el polo opuesto de Santo Domingo”. Ese viaje tuvo como causa remota el fallido intento de asesinato de Aristy, perpetrado años antes, por fuerzas exterminadoras de combatientes constitucionalistas. Aristy, del “primer círculo” de Caamaño se salvó brincando una pared de su casa. Algunos escoltas, valientes “hombres-rana”, fueron acribillados. Como salvoconducto, preservando su vida, Aristy fue nombrado representante dominicano ante UNESCO.
Allí, en París, forjó un inigualable circuito de relaciones políticas de alto nivel, con líderes tercermundistas, siendo referencia del propio Le Monde cuando abordaba política latinoamericana. Aristy coordinó el viaje a países asiáticos, siendo Bosch líder “no-alineado” en ciernes, después que abjuró de “la mentada representativa”. Bosch y Aristy, visitantes distinguidos, fueron tratados deferentemente, conversando tres horas con Chou En Lai, Jefe de Gobierno, “Presidente del Consejo de Estado”.
“Con gratitud de bien nacidos” Bosch describió la Revolución Cultural de Mao como algo angelical. Omitió analizar consecuencias no previstas del “Gran Salto hacia Adelante” y la “Revolución Cultural”. Octavio Paz sacralizó a Mao resaltando que en su persona se integraban Aristóteles y Alejandro: filósofo y guerrero. En contraste Paz condenó, ridiculizó, la Revolución Cultural: “Es paradójica porque es una rebelión dentro de la revolución”. “Es contradictoria porque los jóvenes se alzan contra los viejos y los maltratan en nombre de otro viejo: Mao Tse-Tung”.
Indudablemente este viaje, único e irrepetible de Medina, representa el pináculo de su carrera política, como primer Presidente dominicano que visita China, para abrir nuestra embajada.
China, nación milenaria progresa reconociendo aciertos, descartando errores y rectificando sabiamente. La nueva China, superó el “Gran Salto Hacia Adelante”, la “Revolución Cultural” y la insidia de “La Pandilla de los Cuatro” sin dejar de exaltar a Mao, forjador de la independencia política frente a poderes que históricamente sojuzgaron su nación. Los exitosos nuevos dirigentes, comenzando con el inigualable Den Xiaoping, sobrevivieron purgas, encarcelamientos, “reeducación”. Sufrieron condenas simplemente por ser acusados de “contrarrevolucionarios”, “enemigos del pueblo” en los humillantes “dasibaos” que Bosch describió, inocentemente, como “un cartel escrito a mano, a veces pequeño que se pega en una pared en la calle, en la fábrica…” “todo el que quiere decir algo lo dice a través del “dasibao”…y “corre como el fuego de la pólvora”, funcionando como “Foro Público” acusador en la “Revolución Cultural”.
Al margen de evidentes pasivos de su gobierno, reconocemos que el viaje de Medina, manejado apropiadamente, no como su periplo a Brasil del 2012 para gestar Punta Catalina conjuntamente con Lula, generaría expectativas sobre promisorios activos para sus gobernados. Esperamos que su comportamiento se corresponda con su categoría de primer ejecutivo de nuestra nación, que se haga acompañar de una comitiva digna de la misión que debe acometer, rindiendo tributo a la dignidad de la nación creada antes de Cristo por Qin Shi Huang, “El Primer Emperador”, magistralmente interpretado por Plácido Domingo en la ópera moderna del mismo nombre, en el Metropolitan de New York.
Nixon fue aclamado mundialmente, cuando viajó a China con Kissinger para entrevistarse, en misión de paz, con “El Gran Timonel” Mao y con Chou En Lai, pero faltas graves le obligaron a entregar el poder para no enfrentar el “impeachment” congresional instrumentado para destituirlo. Interpretando sabiamente la Historia, Medina debe convencerse de que su viaje a China no le garantiza su inconstitucional y desestabilizadora reelección, plebiscitariamente repudiada por 71% de la ciudadanía, según Gallup.
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