viernes, 26 de octubre de 2018

Cuando Trump llama por celular a sus amigos, los chinos y los rusos escuchan y aprenden

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Cuando Trump llama por celular a sus amigos, los chinos y los rusos escuchan y aprenden
Por MATTHEW ROSENBERG y MAGGIE HABERMAN 26 de octubre de 2018
El presidente estadounidense tiene dos celulares iPhone oficiales que tienen capacidades limitadas y un tercer teléfono personal que es idéntico a cualquier dispositivo Apple. CreditTom Brenner/The New York Times
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WASHINGTON — Cuando el presidente Donald Trump usa sus iPhones para llamar a sus viejos amigos y conversar, quejarse o pedirles alguna opinión sobre sus decisiones, según informes de la inteligencia estadounidense, los espías chinos suelen escucharlo y utilizan esos conocimientos para perjudicar las políticas de su gobierno.
Los asistentes de Trump en repetidas ocasiones le han advertido que sus llamadas por celular no son seguras, y le han dicho que los espías rusos también escuchan sus conversaciones telefónicas rutinariamente. Pero su equipo comenta que el voluble presidente, a quien han presionado para que use con más frecuencia la línea segura de la Casa Blanca, se ha rehusado a renunciar a sus dispositivos. Los funcionarios de la Casa Blanca dicen que solo les queda esperar que se abstenga de hablar sobre información clasificada cuando los usa.
Muchos funcionarios anteriores y actuales —quienes hablaron con la condición de mantener el anonimato para poder comentar las delicadas disposiciones de seguridad— explicaron detalladamente la manera en que Trump emplea sus iPhones. Los funcionarios señalaron que no lo hacen para perjudicarlo, sino debido a la frustración de lo que consideran la ligereza con la que el presidente ve la seguridad electrónica.
También afirmaron que las agencias estadounidenses de espionaje se habían enterado de que China y Rusia escuchaban las llamadas de celular del mandatario por medio de sus fuentes en los gobiernos extranjeros, y al interceptar las comunicaciones entre funcionarios de otras naciones.
La mañana del 25 de octubre, Trump dijo que este artículo estaba “¡taaaaaan equivocado!” y aseguró que solo emplea los teléfonos seguros y “un celular del gobierno que en raras ocasiones usa”. No señaló otros errores en la información de The New York Times.
Los funcionarios también dijeron que habían determinado que China intenta utilizar la información que recaba a partir de las llamadas —buscan saber cómo piensa Trump, qué argumentos tienden a influir en sus decisiones y a quién suele escuchar— para evitar que se intensifique la guerra comercial con Estados Unidos. Según los funcionarios, en lo que viene a ser una combinación de cabildeo y espionaje, los chinos han confeccionado una lista de las personas con las que Trump habla regularmente con la esperanza de usarlas para influir en el mandatario.
Entre los que están en la lista se encuentra Stephen A. Schwarzman, director ejecutivo del Blackstone Group quien ha creado un programa de maestría en la Universidad Tsinghua en Pekín, y Steve Wynn, exmagnate de los casinos de Las Vegas quien tuvo una propiedad muy lucrativa en Macao.
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Steve Wynn, quien era propietario de un complejo turístico en Macao, está entre los amigos de Trump que los chinos esperan utilizar para influir en el presidente. CreditThomas Lee para The New York Times
Un exfuncionario dijo que no cree que Rusia esté ejecutando una labor tan sofisticada como China debido a la aparente afinidad de Trump con el presidente Vladimir Putin.
Los esfuerzos de China son una versión del siglo XXI de lo que sus funcionarios han realizado durante décadas, que consiste en intentar influir en los dirigentes estadounidenses al cultivar una red informal de empresarios y académicos destacados a quienes se puede convencer de ideas y recomendaciones de políticas para que luego las transmitan a la Casa Blanca. La diferencia ahora es que China, mediante su intercepción de las llamadas de Trump, tiene una idea mucho más clara de quién tiene mayor influencia sobre el presidente, y cuáles argumentos funcionan con él.
Los chinos y los rusos “buscarían cualquier minucia: con qué facilidad lograron hacerlo cambiar de opinión sobre algo, qué argumento emplearon”, señaló John Sipher, un especialista que formó parte de la CIA durante veintiocho años, trabajó en Moscú en la década de los noventa y posteriormente administró el programa ruso de la agencia.
Según los funcionarios, los amigos de Trump como Schwarzman, quien tuvo una presencia destacada en el primer encuentro entre el presidente Xi Jinping de China y Trump en Mar-a-Lago, el centro vacacional del presidente en Florida, ya tienen ideas a favor de China y del comercio, y por lo tanto son blancos ideales para los chinos. También dijeron que abordar a los amigos de Schwarzman y Wynn puede reforzar las ideas de ambos, y es probable que sus amistades sean más accesibles.
El mandatario tiene dos iPhones oficiales que han sido modificados por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para limitar sus funciones —y vulnerabilidades— y un tercer teléfono personal que es igual a los cientos de millones de iPhones que se usan en todo el mundo. Según los empleados de la Casa Blanca, Trump conserva su celular porque a diferencia de sus otros dos teléfonos, ahí puede guardar sus contactos.
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Trump ha sido presionado para que use con mayor frecuencia las líneas fijas seguras de la Casa Blanca, pero todavía se niega a dejar de usar sus iPhone. CreditDoug Mills/The New York Times
Apple se negó a comentar sobre los iPhones del presidente. Ninguno de ellos es totalmente seguro y es vulnerable al ataque de piratas informáticos que podrían acceder a los teléfonos de forma remota.
Pero las llamadas hechas desde los celulares son interceptadas cuando viajan por las torres de telecomunicaciones, los cables y centrales que forman las redes de telefonía celular nacionales e internacionales. Las llamadas hechas desde cualquier teléfono celular —iPhone, Android o los viejos dispositivos— son vulnerables.
Para Trump, el tema de las comunicaciones seguras es complicado. Cuando era candidato a la presidencia, atacó constantemente a su oponente demócrata, Hillary Clinton, durante la campaña de 2016 por el uso de un servidor de correo electrónico poco seguro cuando era secretaria de Estado, y se deleitaba al gritar la consigna “enciérrenla” en sus mítines.
La intercepción de llamadas es un trabajo relativamente fácil para los gobiernos. Las agencias de inteligencia de Estados Unidos la consideran una herramienta esencial en la industria del espionaje, y de manera rutinaria intentan intervenir los teléfonos de dirigentes extranjeros importantes. Durante el gobierno de Obama los documentos filtrados por Edward Snowden, un excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional, demostraron que el gobierno de Estados Unidos había intervenido el teléfono de la canciller de Alemania, Angela Merkel.
Los gobiernos extranjeros conocen muy bien el riesgo, de tal modo que los dirigentes como Xi y Putin evitan usar teléfonos celulares. El presidente Barack Obama también tenía cuidado con los teléfonos celulares. En su segundo periodo, empleaba un iPhone que no podía hacer llamadas y recibía correos electrónicos únicamente de una dirección especial que se daba a un selecto grupo de los miembros del personal y personas cercanas. No tenía cámara ni micrófono y no podía usarse para descargar las aplicaciones que se quisieran. Según lo estipula la Ley de Archivos Presidenciales, estaba prohibido enviar mensajes de texto porque no había forma de recolectarlos ni almacenarlos.
“Es un teléfono magnífico, de última tecnología, pero no toma fotografías ni puede mandar mensajes de texto. El teléfono no sirve, no puedo escuchar música en él”, comentó Obama en junio de 2016 en el programa de televisión The Tonight Show Starring Jimmy Fallon. “Así es que, prácticamente, es como un teléfono de juguete para un niño de 3 años”.
Según los funcionarios, cuando Obama necesitaba un móvil, usaba el de alguno de sus asistentes.
Trump ha insistido en tener dispositivos con más funciones, aunque durante la transición aceptó deshacerse de su teléfono Android (el sistema operativo móvil de Google es considerado como más vulnerable que el de Apple). Además, desde que se convirtió en presidente, Trump ha aceptado tener dos teléfonos oficiales: uno para Twitter y otras aplicaciones y otro para llamadas.
Sus asistentes señalaron que normalmente utiliza sus teléfonos móviles cuando no desea hacer llamadas a través del conmutador de la Casa Blanca puesto que estas quedan registradas para que las revisen sus asistentes. Muchas de las personas con las que Trump habla con mayor frecuencia con uno de sus celulares, como los presentadores de Fox News, comparten las ideas políticas del mandatario, o simplemente validan su sensación de agravio acerca de muchos temas.
Se supone que Trump debe cambiar sus dos teléfonos oficiales cada 30 días por otros nuevos, pero rara vez lo hace. Y se supone que el personal de la Casa Blanca debe configurar los nuevos dispositivos para que sean exactamente iguales a los antiguos, pero los nuevos iPhones no se pueden restaurar desde las copias de seguridad de sus viejos teléfonos, ya que al hacerlo podrían transferirse programas maliciosos.
Sin embargo, bien sean teléfonos nuevos o viejos, los chinos y los rusos están escuchando y aprendiendo.

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