El Museo de las Atarazanas reabre en la Ciudad Colonial
05 JUN 2018, 12:00 PM
POR INÉS AIZPÚN
POR INÉS AIZPÚN
SANTO DOMINGO. Próximamente, en la Ciudad Colonial, “ponen” una de piratas. O de galeones hundidos y tesoros en el fondo del mar. Más que eso, una “peli” del encuentro entre Asia, América y Europa y la ruta marítima que lo hizo posible, con incontables aventuras y tesoros rescatados.
En realidad, lo que ocurre es que el Museo de las Atarazanas Reales está ya casi listo para una reapertura esperada por muchos años. La importante obra de recuperación y acondicionamiento del edificio se completa con una estudiada y moderna museografía. Porque no se trata solo de volver a exponer los viejos cañones y las monedas rescatadas del Concepción.
Este museo será impulsor de otros rescates, es un paso más en la recuperación de la Ciudad Colonial y entra dentro del plan de la primera fase del Programa de Fomento al Turismo Ciudad Colonial de Santo Domingo. (Que no se pase por alto que la segunda sigue en el aire, con el préstamo de 90 millones de dólares ofrecido por el BID, sin terminar de concretarse por parte del gobierno dominicano).
La nueva vida del Museo de las Atarazanas Reales ha contado con la asesoría del experto hispano canadiense Eduardo R. Lafforgue, director de T&TA, Territory Tourism Advisors, con oficinas en Madrid, Barcelona (España) y Bruselas, capital belga.
La gestión
La inclusión de Laffargue en el proyecto trasciende los aspectos arquitectónicos de recuperación del edificio de las Atarazanas o de conservación de la colección: “Mi función va encaminada a diseñar un mecanismo y un plan de gestión sostenible para que el museo dentro de diez años, lo que estamos viendo hoy extraordinariamente bello y elegante, siga siendo bello y funcione y aporte a la sociedad y a la Ciudad Colonial lo que debe y puede aportar”.
P. ¿Sugerencias?
R. “Lo esencial es la creación de una fundación que permita separar las funciones, que sea un cortafuego con respecto a los fundadores, a la parte política. Que sea una fundación responsable y que pueda pedir responsabilidades directas al equipo de dirección y a todo el funcionario ligado al museo. Una fundación que sea un comité de vigilancia capaz de exigir cuentas y no solo de dinero, también de resultados educativos, actividades...”
P. ¿Qué resaltaría de esta nueva propuesta?
R. “Este museo ha traído estas colecciones al siglo 21 y lo ha hecho maravillosamente. La colección es la misma, no hay más ni menos piezas. El enfoque es lo que difiere. La gente entrará y saldrá habiendo aprendido algo. Porque de eso se trata cuando hablamos de “accesibilidad”. No se trata solo de hacer una rampa, que eso se da por descontado, se trata de hacer “accesible” la cultura al pueblo. Es impresionante la liga que han hecho con el turismo.”
P. ¿Tiene sentido una ruta de museos en la Ciudad Colonial?
R. “Todo el sentido. La gente visita la Zona Colonial por su patrimonio, su historia, su arquitectura. Usando ese museo de inspiración, se puede articular un circuito. Esto nos obligará después a hacer actividades que desborden el museo. Poder llevar a campamentos, a los turistas a los pecios... Y se recupera el entorno, se abren vías, se contextualiza todo el sector. Y unidos, cinco museos pequeños pueden abordar proyectos que solos, cada uno por su cuenta, no podría costear.”
P: ¿Conoce otros museos que hayan adaptado este modelo?
P. “De hecho, el mejor ejemplo que tengo es el museo que hemos utilizado como ejemplo de brench mark el holandés Scheepvaartmuseum, que es el Museo Marítimo Nacional de Amsterdam. En el año 2000 era un museo vetusto, con colecciones polvorientas. Extraordinarias pero que nadie visitaba. En 2007 de plantearon “¿qué estamos haciendo, qué representa este proyecto?”. Llegaron a una conclusión: “Vamos a mostrar lo que es el pueblo holandés a través de su historia sub acuática”. El pueblo holandés vivió el comercio con la India, con África, con Asia, de manera muy similar a la de España con el Caribe y las Américas y el Extremo Oriente y cuentan la visión de cómo el mar y los intercambios influenciaron y definieron lo que es el pueblo holandés en este momento”.
P. ¿Puede aplicarse esa idea al Museo de las Atarazanas en Santo Domingo?
R. “Absolutamente. Se trata de entender y explicar la complejidad de los intercambios comerciales que a fin de cuentas que terminaron trazando la cultura dominicana. Entraba por aquí el comercio, todo lo que pasaba por China, Filipinas, Acapaulco, Veracruz, República Dominicana hacia España y el recorrido se hacía al revés también. Todo eso terminó influenciando al pueblo dominicano de este momento”.
P. Habla de una fundación para una gestión público-privada, pero ni el Estado ha demostrado ser buen administrador ni el sector privado está muy generoso...
R. “No hace falta tanto dinero... No funciona si solo es privada o solo publica porque este edificio es Patrimonio y eso no puede ser ignorado. Además, las fundaciones que funcionan en el mundo son público privadas porque se tienen que ayudar. No hay prácticamente ningún museo que no tenga una subvención, la ayuda de un fondo de desarrollo. Sin embargo lo que tiene que tener es una estructura que le permita exigir un plan de negocio. Cuando uso esta palabra en Cultura en general es casi escandaloso, una anatema.”
P. ¿La cultura debe ser rentable?
R. “Sin un plan de negocio no funciona. En ese sentido hay que verlo casi como si fuera el negocio de un hotel. Tiene más o menos las mismas etapas. Y es necesario desde cómo va a prever que haya un fondo para las eventualidades. Para que siga en el tiempo, los patrocinios es importante pero la boletería y las actividades complementarias son importantes.
A lo mejor hay actividades por las que la gente no va a pagar pero que son importantes por lo que da a la sociedad. Es parte del valor del museo y parte de la importancia de la Fundación. En todos los museos del mundo, el director pasa el 90% del tiempo buscando el dinero. La fundación tiene que ser una base importante para facilitarle esto, no es que tenga que hacerlo.”
P. ¿Qué valor le da a los audiovisuales que va a presentar este Museo?
R. “Es poner los objetos en valor, es traer esto al siglo 21, acercarlo a las nuevas generaciones, estaríamos hablando de accesibilidad universal. Accesibilidad universal no es tener solo la rampa para minusválidos, que es algo que ya se debe tener por reglamento arquitectónico. Pero algo realmente accesible es que eduque que la gente que está entrando acceda al conocimiento. Acceder no es solo entrar al edificio, es acceder al contenido, entenderlo.”
P. ¿Qué resaltaría de la colección de este Museo?
R. “La colección es maravillosa, absolutamente maravillosa, emocionante. Por ejemplo hay una vajilla que era parte que ya era una colección de antigüedades cuando el barco en el que viajaba se hundió. Era parte de la colección de un coleccionista y cuando se hundió frente a las costas ya tenía 300 años de antigüedad. Eso nos demuestra lo que significan estos intercambios, eso lo que hace que esa riqueza que está en esta isla en medio del Caribe, que es única en ese sentido.”
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