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Maduro aplaza el pago de la deuda y anuncia una reestructuración
CARACAS — Con el riesgo de que Venezuela entre en suspensión de pagos, el presidente Nicolás Maduro dijo la noche del jueves que su gobierno iniciaría una reestructuración y refinanciamiento de la deuda externa del país.
El anuncio ocurrió en la fecha límite para cubrir el pago pendiente del bono PDVSA 2017 por 1200 millones de dólares. PDVSA es la petrolera estatal. Maduro dijo que su gobierno realizaría el pago el viernes.
En un discurso en televisión nacional, Maduro dijo que su gobierno libra una “lucha contra el bloqueo y la persecución extranjera” contra Venezuela.
“Ganaremos esta lucha”, prometió.
La decisión es un reconocimiento de lo serios que se han vuelto los problemas financieros del gobierno y genera mayores dudas sobre el futuro del país, el cual ha sufrido una crisis económica que ha causado terribles carencias de alimentos y medicina.
Maduro ha dicho que la culpa de la crisis la tiene en parte al gobierno de Trump, a quien Maduro ha acusado de liderar una “guerra económica” contra su país a través de sanciones económicas que tienen como objetivo evitar que el gobierno de Venezuela contraiga una nueva deuda.
No obstante, debido a las sanciones, aún no es claro cómo Maduro pretende reestructurar la deuda gubernamental.
“No hay manera de reestructurar bajo las sanciones existentes de parte de Estados Unidos, pero el gobierno tal vez tienen la esperanza de que los tenedores de bonos presionen ahora al gobierno de Trump para crear una excepción a las sanciones”, dijo Risa Grais-Targow, directora para Latinoamérica de Eurasia Group, una firma de análisis de riesgo político.
Desafiando al gobierno de Trump, Maduro designó al vicepresidente Tareck El Aissami para liderar los esfuerzos. El Aissami ha sido sancionado por Estados Unidos debido a las acusaciones que lo señalan como narcotraficante, y esta medida impide que los estadounidenses puedan realizar negocios con él.
No hubo periodo de gracia para el pago del préstamo que se vencía el jueves, y no ha quedado claro cómo los inversionistas reaccionarían a que la empresa petrolera estatal, Petróleos de Venezuela —o PDVSA— no cumpla con sus obligaciones a tiempo.
Pero Diego Ferro, codirector de Inversiones en Greylock Capital Management, una empresa de fondos de cobertura con sede en Nueva York que invierte en bonos de alto rendimiento con problemas, dijo que el anuncio de la reestructuración podría darle a Maduro algo de tiempo ante los tenedores de bonos y el pueblo venezolano.
“La gente esperaba que el pago se retrasara de todos modos”, dijo. “La situación actual es que ahora tienen por lo menos algunos meses para hacer una oferta para evitar un litigio en Estados Unidos. Dependerá de qué ofrezcan” en términos de pagos de la deuda y los intereses.
Maduro ha buscado evitar la suspensión de pagos, que podría detonar batallas legales internaciones con acreedores que se extenderían durante años por el control de los activos de PDVSA en el extranjero, incluida su subsidiaria de refinería en Estados Unidos Citgo y los cargueros que entregan petróleo a todo el mundo.
“Por estrategia, Venezuela no entrará en suspensión de pagos”, dijo Miguel Ángel Santos, un catedrático e investigador sénior en el Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard. “Si entra en suspensión de pagos, es porque verdaderamente se han quedado hasta sin centavos”.
En caso de una suspensión de pagos, las exportaciones de petróleo venezolanas se interrumpirían, lo que forzaría al gobierno a cultivar nuevos métodos de transportar el petróleo nacional al mercado internacional, y tal vez implicaría una creciente dependencia en la compañía petrolera rusa Rosneft, de acuerdo con analistas.
Durante una situación similar en abril, Rosneft entregó un pago anticipado de 1000 millones de dólares por petróleo, que fue vital para que PDVSA pudiera cumplir con el pago de casi 3000 millones de dólares en bonos. La semana pasada, funcionarios rusos dijeron que estaban listos para reestructurar algunas deudas para suspender cientos de millones de dólares en pagos hasta 2020 o años posteriores.
Rosneft tiene una participación del 49,9 por ciento en Citgo, la subsidiaria de refinería y gasolineras de PDVSA en Estados Unidos, como garantía de un préstamo de 1500 millones de dólares a la empresa petrolera venezolana. Rosneft y PDVSA están en negociaciones para intercambiar los valores en cartera de Citgo propiedad de Rosneft por campos petroleros en Venezuela, debido a la preocupación de que el gobierno de Estados Unidos pudiera en algún momento aplicar sanciones a Citgo.
Algunos expertos internacionales en bonos y los mercados se habían mantenido optimistas de que la empresa petrolera estatal de Venezuela hiciera a tiempo el pago de 1200 millones de dólares el jueves.
Aunque en los últimos años, PDVSA con mayor frecuencia ha dejado a los inversionistas y a los mercados adivinando hasta el último minuto si haría el pago de su deuda.
Mientras la compañía enfrentaba la semana pasada la fecha límite en el pago de otro bono, los mercados estuvieron especialmente intranquilos por las señales de conflicto del gobierno sobre su preparación para pagar. El viernes, la compañía anunció que había comenzado a realizar el pago antes de la fecha límite, aunque los tenedores de bonos no comenzaron a ver los pagos hasta algunos días después.
El gobierno venezolano y PDVSA no han pagado los intereses durante las cuatro semanas pasadas, al aprovechar periodos de gracia para retrasar pagos por más de 700 millones de dólares.
“Esencialmente, están viviendo al día”, dijo Daniel Lansberg-Rodriguez, un profesor adjunto de Finanzas en la Escuela Kellogg de Administración. “Existe una sensación de que a nivel de liquidez hay problemas, siempre hay problemas”.
Venezuela tiene una deuda externa de 140.000 millones de dólares; la mayoría de ese dinero ha sido pedido en préstamo en los últimos años cuando los precios del petróleo superaban los 100 dólares por barril. El colapso de los precios del petróleo hace tres años llevó a Venezuela a una crisis, y los expertos han predicho que una suspensión de pagos es casi segura a menos que los precios del petróleo se recuperen rápidamente a más de 75 dólares por barril, muy por encima de los niveles actuales.
Con más pagos de deuda que vencen en los próximos meses, el gobierno y PDVSA ofrecen tratos de arrendamiento a compañías rusas y chinas para transferir el control de operaciones de una o dos de sus principales refinerías, de acuerdo con Argus, un servicio de noticias sobre temas energéticos y materias primas.
Sin embargo, los expertos en energía afirman que las refinerías de Venezuela serían inversiones riesgosas para cualquier compañía petrolera extranjera dado que están en malas condiciones operativas y a que el mercado local de la gasolina y el diésel está altamente subsidiado por lo que las ganancias son bajas.
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