Tegucigalpa, Honduras
Las elecciones generales que se celebran este domingo son las más novedosas e inéditas de la historia de Honduras desde el retorno a la democracia en 1981.
La reelección presidencial y la alianza entre dos partidos políticos legalmente inscritos son los ingredientes principales que hacen que este proceso sea el más atípico.
El actual presidente
Juan Orlando Hernández busca convertirse nuevamente en mandatario por
el oficialista Partido Nacional.
Hernández llega a la contienda con evidentes logros en materia macroeconómica que han sido vistos con buenos ojos por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, entre otros.
Además, el combate a la inseguridad, la reforma de las instituciones y la reducción de la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes son otros logros que permiten a Hernández participar nuevamente en una contienda.
Pero Hernández tiene enfrente
al partido Libertad y Refundación (Libre), coordinado por el expresidente
Manuel Zelaya, quien selló la
Alianza de Oposición con el Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (Pinu-SD). Esta alianza postula a
la Presidencia de la República al presentador de televisión Salvador Nasralla, quien se lanza en una segunda oportunidad como candidato presidencial.
Aparte de estos dos candidatos, también busca convertirse en presidente Luis Zelaya, del Partido Liberal.
ReaccionesDe acuerdo con el representante de la sociedad civil, Léster Ramírez, uno de los principales factores que hacen diferentes estas elecciones es la reelección en la Presidencia.
“Ya sabemos que no se hizo como debería haberse hecho, a través de una consulta popular, sino a través de una interpretación legislativa que hizo la Corte Suprema de Justicia, que le quita un poco de legitimidad al proceso”, aseguró Ramírez.
“El proceso está dejando claro que hay necesidad de hacer reformas, no se pueden dejar debajo del colchón, hay que moverse, cualquier acuerdo en estos días tiene que ejecutarse dentro de los primeros 100 días del nuevo gobierno”, explicó Ramírez.
Por otro lado, se encuentra el tema de la alianza entre el Pinu y Libre. “Es una alianza que de llegar al poder van a tener serios problemas o retos en poder estructurar un gobierno que pueda responder rápidamente a las exigencias de la sociedad”.
Durante la campaña política, “vimos diferentes facciones de esa alianza que estaban en pugna -y eso que todavía no tienen acceso a recursos, a toma de decisión- y que puede incrementarse una vez que logren ese poder”, señaló el representante de la sociedad civil.
Frente a estos escenarios, Raúl Pineda, analista político, es del criterio de que “los principales aspirantes a la presidencia están convencidos de que van a ganar las elecciones, tienen que esperar que en algún momento se den niveles de debate y confrontación que si no son manejados adecuadamente pudieran derivar en actos de protestas callejeras”.
Son seis millones de hondureños inscritos en el Censo Nacional Electoral los que concurrirán a las urnas con la polémica reelección presidencial que fue legalizada por la Corte Suprema de Justicia en 2015.
TransparenciaAl proceso inédito se suma la puesta en marcha de la Ley de Política Limpia, que regula los límites de los gastos de campaña y el registro de las donaciones a los candidatos.
De acuerdo con Pineda, esta iniciativa “se presentó como un cambio para que la cosa no cambie, el trabajo de la Comisión va a tener resultados después del proceso electoral, cuando hagan la auditoría de quiénes cumplieron o no con los lineamientos establecidos en la ley”.
Sin embargo, explicó el experto que la comisión tiene la capacidad de inhabilitar candidatos electos, pero no se le facilitó el presupuesto adecuado ni se aprobó la ley con la anticipación necesaria para construir toda una plataforma que pudiera garantizar que dinero del Estado o dinero de origen ilícito no fuera usado por políticos.
La implementación de la Ley de Política Limpia, según Pineda, funcionará a plenitud en el próximo proceso de elecciones.
La transparencia no solo se mide con los fondos de la campaña, históricamente se ha establecido que las elecciones en Honduras han sido limpias, lo que no han sido limpios son los escrutinios”, dijo.
Descartó que en estas elecciones exista la posibilidad de hacer un fraude por el sistema de veeduría, la salvaguarda. La observación electoral puede garantizar que el proceso va a reflejar la voluntad del pueblo, “el que haga lo contrario va a ser un suicida político, porque los observadores internacionales van a llevar a sus gobiernos y a sus organizaciones el aporte de las anomalías del proceso y esto se va a reflejar en las relaciones de los países con el nuevo gobierno y en los aportes de cooperación internacional”.
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