MI TURNO
Mandela, símbolo universal
Puntos de vista viernes, 23 de abril de 2010 |
Hace cinco años, en esta misma columna, escribí sobre mi admiración por Nelson Mandela, encontrándose inmerso en esa ocasión en una intensa campaña contra la propagación del SIDA a través de su fundación 46664, número de la celda que ocupó en la prisión de la isla de Robben, Sudáfrica. La titulé “Mandela, una lucha sin límites”, aprovechando la celebración de su cumpleaños noventa que se efectuó con un gigantesco concierto de rock en el Hyde Park de Londres, el “46664 Concert”, emulando el “Free Mandela Concert” de 1988, donde una multitud pedía su liberación que ya contaba veinticinco años de una injusta reclusión.
La verdad es que este hombre extraordinario parecía que no tenía límites en sus luchas y sacrificios, contra las leyes y políticas segregacionistas del apartheid sudafricano, en sus demandas de reforma agraria, en sus esfuerzos por un Estado democrático, con igualdad racial y social, tal como lo consignara en su célebre Carta de la Libertad. Y como si fuera poco dedicó sus últimos años de vida a combatir un flagelo que le ha costado la vida a millones de personas en su continente, obteniendo aportes para las organizaciones destinadas a lidiar con esa terrible enfermedad.
Emuló a Mahatma Gandhi encabezando importantes movilizaciones pacifistas de desobediencia civil junto a su movimiento el Congreso Nacional Africano, convertido posteriormente en partido político de una especial orientación socialista africana y que lo llevó a la presidencia de su país en 1994, cuatro años después de su liberación. A pesar de que las acciones de las autoridades sudafricanas fueron de violencia, racismo y represión brutal, como en la matanza de Sharperville (1961), la respuesta de Madiba (como cariñosamente le llamaban) nunca cambió, siempre le ofreció a los gobiernos opresores, a sus conciudadanos y a toda la humanidad su misma sonrisa, detrás de la cual se anidaba un inmenso espíritu noble y solidario, que lo convirtieron en un símbolo universal de la paz, la libertad y la justicia.
La ONU le concedió el Día Internacional contra el Racismo, Oslo le otorgó el Premio Nobel de la Paz y los dominicanos le rendimos un merecido tributo con el compromiso de preservar su legado, una herencia patrimonio de la humanidad, que como expresé en el año 2008, podemos acrisolar en sus palabras finales de defensa ante la Suprema Corte de Justicia de su país antes de recibir su condena a cadena perpetua en 1964: “Durante toda mi vida me he dedicado a esta lucha del pueblo africano. He peleado contra la dominación blanca y he peleado contra la dominación negra. He buscado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que todas las personas vivan juntas en armonía e igualdad de oportunidades. Es un ideal que espero poder vivir para ver realizado. Pero si es necesario, es un ideal por el cual estoy preparado para morir”.
http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2014/1/11/306463/Mandela-simbolo-universal
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