miércoles, 21 de junio de 2017

Por un país donde los líderes renuncien - POR CARLOS MOREL @RAPcanal

Por un país donde los líderes renuncien

Carlos Morel acompañado de Lety Melguen y Anselmo Muñiz. (Foto: ISD)
No sé de quién será la culpa, pero en Rep. Dominicana parecemos creer que los líderes, particularmente los presidentes, son personas intocables a los cuáles se les puede exigir de todo menos retirarse de su puesto. En los últimos días un documento, del cual yo fui firmante, ha causado furor en los medios de comunicación por pedir la renuncia de Danilo Medina y llamarlo un presidente ilegítimo. Muchos, dentro y fuera del gobierno, han reaccionado como si el llamado fuera algo radical e impensable, que de realizarse llevaría el país a una profunda crisis.
1- ¿Por qué debería renunciar el presidente Danilo Medina?
Si por un momento le otorgamos el beneficio de la duda al Presidente, y consideramos que verdaderamente no tenía conocimiento de la profundidad del caso Odebrecht (y el escándalo de la OISOE, y las irregularidades de la JCE, o lo que está ocurriendo en el sector agropecuario, etc.) no quita que mucho de esto ocurrió durante su supervisión. En estructuras jerárquicas, los de arriba son responsables de velar por el correcto funcionamiento de sus subordinaos. Si bien es cierto que el Presidente no es responsable de cada acto de corrupción que ocurra en su gobierno, estos casos no hubiesen llegado a las proporciones desmesuradas que han llegado si el Ejecutivo hubiera respondido antes, y no solo cuando explotaran los escándalos. Sería ya el trabajo de una justicia independiente determinar si Danilo es culpable o no de corrupción. Mientras tanto debe responsabilizarse por no haber sido capaz de controlar lo que pasa en su propio gobierno.
Algunos dirán que la realidad es compleja, y aquí no siempre manda el Presidente. Sin embargo, es negar la característica presidencialista de la política dominicana, y el poder que detenta el mandatario. Esto es una excusa para la mediocridad, que siempre que se use mantendrá al país en un atraso político e institucional. En algún punto debemos poder exigir una buena labor a nuestros líderes y que las excusas no valgan para justificar gobiernos corruptos e incompetentes. Si bien es cierto no es fácil lograr cambios, debemos de subir el nivel de presión a los gobernantes para hacerlo, no permitirles que utilicen la realidad dominicana como excusa para nunca hacer nada. Un Presidente que renuncie por fallar en la lucha contra la corrupción, establecería un precedente para quien le siga.
2- ¿Es radical pedir la renuncia del Presidente?
Desde el año 2000 más de 25 jefes de estado o gobierno han renunciado por casos de corrupción, por presión pública o simplemente por haber fallado en algunos de sus promesas gubernamentales. Menciono algunos ejemplos: El caso de Islandia, donde solo por ver asociado su nombre a los papeles de Panamá el Primer Ministro tuvo que renunciar; en Guatemala, que por presión popular tuvo Otto Pérez Molina que dejar el poder, y en el Reino Unido donde David Cameron decidió dimitir solo porque habría perdido el referéndum del Brexit. Es decir, pedir que un presidente renuncie por la corrupción rampante en su gobierno o por fallar en su trabajo no tiene nada de radical o novedoso, es algo básico en una democracia.
Es importante mencionar que renunciar cuando se falla no es algo solamente de los que gobiernan. La renovación de liderazgo es importante en cualquier organización política, y más allá de la política, en las empresas y organizaciones civiles. En otros países cuando los y las líderes de la oposición fallan en contestar el poder, por lo general renuncian y permiten que surjan nuevas caras y propuestas. Muy al contrario de lo que pasa aquí, donde una persona puede perder dos de tres elecciones o todas en las que han participado y todavía se sigue considerando una verdadera opción de poder, obstaculizando el paso para que sus propios partidos se modernicen con el surgimiento de nuevas caras y de nuevas maneras de enfrentar los retos del país.
Forzar la renovación de los liderazgos tiene un efecto positivo sobre la política democrática, evitando el atrincheramiento en el poder de unos cuantos. Además de que sirve para hacer más eficiente la burocracia estatal, al establecer reglas claras para aquellos que trabajan en la administración pública.
3- ¿Puede causar un caos la renuncia del Presidente?
En esta pregunta existe una preocupación genuina. En política siempre existe algo peor que lo peor. Es decir, es posible que en luchar contra un mal surjan espacios para otros males. Obtener la renuncia del Presidente podría desatar un proceso político en el cuál a falta de una oposición organizada y democrática el poder sea tomado por otras personas dentro de la mafia gobernante. Pero he aquí lo más importante a considerar, la única forma de asegurar que aquellos que ocupen posiciones de poder se mantengan dentro de las reglas y gobiernen en beneficio de la ciudadanía, y no por sus propios intereses, es que los ciudadanos, a través de las organizaciones políticas que les representan, puedan obligarles a rendir cuentas y más aún a abandonar las instituciones cuando incumplen con las leyes o el mandato popular.
La salida del Presidente en este momento sentaría un precedente para cualquier Presidente que tome el poder luego. Pero más importante aún, le daría a la ciudadanía un oportunidad para reconocerse como un verdadero agente de poder. Debemos de saber que vivimos en un país donde, según una encuesta realizada por el Instituto de Investigación Social para el Desarrollo (que se publicará en los próximos meses) apenas el 35.2% de los ciudadanos cree que son tomados en cuentas para las decisiones del gobierno. Nuestra llamada democracia está lejos de ser funcional y solo se mantiene a flote por la mínima seguridad socio-económica del clientelismo. La hipotética renuncia de Medina solo crearía una crisis para el partido gobernante, no así para un país que vive sumido en la eterna “crisis que no llega”. Vivimos en un limbo mantenido por una estabilidad falsa, de desarrollo económico con pobreza, de instituciones diseñadas para el robo y de una ciudadanía que no sabe si temerle más a la delincuencia que a la policía.
Por otro lado, y en respuesta a aquellos que dicen que es un pedimento ingenuo, lo importante es que para que la ciudadanía pueda lograr la agencia necesaria para participar democráticamente y cuestionar a sus líderes, debe primero ser capaz de imaginarse como sería un país diferente. Con firmar tal documento no creo que inmediatamente toda la marcha verde y la ciudadanía en general se volque sobre la demanda de renuncia del Presidente, pero se comienza por poner el tema al debate.
Desde la intelectualidad, los políticos y líderes de movimientos sociales, hasta el ciudadano de a pie, esto es un tema que debe ser debatido y discutido profundamente. Y debatirlo es imaginarlo, es preguntarnos no solo si el Presidente debe renunciar o no, sino cuales otros líderes deben ser cuestionados y reemplazados.
Más que nada, hablar de la salida del Presidente nos obliga a pensar y discutir cómo debe ser lo que viene después. Pero para eso primero debemos ser capaces de imaginar que un cambio es verdaderamente posible. El impacto del documento “Por Un Nuevo Orden Democrático Que Ponga Fin A La Impunidad” en los medios de comunicación es en sí ya un triunfo, y una demostración de que la acción podría ser cualquier otra cosa pero no un acto ingenuo. http://nuestrotiempo.com.do/2017/06/21/por-un-pais-donde-los-lideres-renuncien/
Carlos Morel

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