Violencia en RD disminuiría con espacios de solución de conflictos
La violencia que vive la sociedad dominicana en todos los niveles e instancias está vinculada a las frustraciones individuales y sociales pero además se aprende y se pone de manifiesto ante la falta de políticas públicas efectivas del Estado que den respuestas a la insatisfacción de los ciudadanos.
Al analizar el fenómeno de la violencia desde sus distintas perspectivas, el psiquiatra Vicente Vargas, la antropóloga social Tahira Vargas y los expertos en mediación y resolución de conflictos, Nelson Espinal Báez y Alexis Peña, coinciden en plantear la necesidad de trabajar desde los hogares y el sistema educativo en la implantación de una cultura de paz.
Los profesionales afirmaron que es lamentable el uso de la violencia como respuesta a los problemas simples que se pudieran resolver mediante el diálogo, la conciliación, la negociación y la comunicación asertiva.
Citan casos de enfrentamientos que han degenerado en muertes y heridos a lo interno de partidos políticos, en gremios profesionales, en juegos de dominó, en peleas entre vecinos por la discusión de a quién corresponde pocos metros de terreno de un callejón, por un parqueo, por una deuda de hasta 100 pesos, etcétera.
Convivencia. Los resultados en la forma de convivencia de los dominicanos son revelados en el Observatorio de Seguridad Ciudadana (OSC), datos obtenidos del primer semestre del pasado año.
De los 431 homicidios convivenciales registrados hubo 305, para el 71%, que fueron debido a riñas o rencillas y 101, equivalentes al 23%, estuvieron relacionadas con la violencia intrafamiliar. De manera accidental ocurrieron 22 casos. En el primer semestre de este año en el país se registraron 796 homicidios, de los cuales 431 sucedieron por problemas de convivencia para un porcentaje del 54%.
A esta causa le siguen los hechos delincuenciales, con 248 casos para un 31%; los muertos por las fuerzas de seguridad del Estado, que sumaron 74 para el 9%; y por causas desconocidas hubo 43 muertes.
Una visión antropológica. La investigadora social de la violencia, Tahira Vargas, asegura que la violencia es aprendida. Hay otras sociedades que resuelven sus problemas mediante el diálogo y la concertación.
Explica que nuestros orígenes taínos eran de un comportamiento pacífico. Sin embargo, con la llegada de los españoles a la isla se instala la violencia, lo que desde esa época no ha cambiado. No obstante, la antropóloga observa que se ha generado una conciencia de lo que es violencia.
Los estudios realizados por ella y otros investigadores revelan que en años anteriores, citando la década de los 60, la violencia estuvo presente en las familias: los padres golpeaban a los niños, hombres maltratando a las mujeres, agresiones entre las personas y las dictaduras que antes no se cuestionaban.
En la actualidad esos mismos patrones se reproducen y se observan en la cotidianidad: cómo se transita en las calles, la forma de manejar, el irrespeto al otro.
Egos deformados. Para el siquiatra Vicente Vargas la gente en su práctica del día a día exhibe el ojo por ojo y el diente por diente por la naturaleza humana del individuo y la deformación de su ego, que es la parte más elevada de la persona, que ha ido desarrollándose dejando su parte animal y cambiando por una respuesta emocional.
Al explicar el porqué hay personas que actúan de manera violenta, el profesional de la conducta señala: “la gente en la práctica responde a su ego y cuando el ego regularmente deformado por las injusticias, los maltratos, la falta de amor, por el abandono, y todas esas condiciones hace que el ser humano tenga dentro todo ese enojo, rabia, mecanismo interior de atacar a quien ataque”.
Agrega que ese ego deformado, en la medida que sube la tensión en el país por el caos en el tránsito, por el calor, por situaciones económicas, de pobreza, problemas en el hogar, por la pobreza, las injusticias, la corrupción, etcétera, lo hacen pensar que debe actuar con sus propias armas para defenderse de todo eso que le rodea y que se encuentra en la mente.
Indica que desde que viene cualquier señal que parece un ataque o una confrontación la mente lo procesa como algo amenazante y el ego tiende a responder a la amenaza con la amenaza, al ataque con el ataque, la ira con la ira, al odio con el odio.
El psiquiatra advierte que mientras haya más ataques, delincuencia, violencia, alcohol, drogas, feminicidios, homicidios, problemas de tránsito, corrupción y el ciudadano se sienta desprotegido entonces de igual manera reacciona.
Al analizar el fenómeno de la violencia desde sus distintas perspectivas, el psiquiatra Vicente Vargas, la antropóloga social Tahira Vargas y los expertos en mediación y resolución de conflictos, Nelson Espinal Báez y Alexis Peña, coinciden en plantear la necesidad de trabajar desde los hogares y el sistema educativo en la implantación de una cultura de paz.
Los profesionales afirmaron que es lamentable el uso de la violencia como respuesta a los problemas simples que se pudieran resolver mediante el diálogo, la conciliación, la negociación y la comunicación asertiva.
Citan casos de enfrentamientos que han degenerado en muertes y heridos a lo interno de partidos políticos, en gremios profesionales, en juegos de dominó, en peleas entre vecinos por la discusión de a quién corresponde pocos metros de terreno de un callejón, por un parqueo, por una deuda de hasta 100 pesos, etcétera.
Convivencia. Los resultados en la forma de convivencia de los dominicanos son revelados en el Observatorio de Seguridad Ciudadana (OSC), datos obtenidos del primer semestre del pasado año.
De los 431 homicidios convivenciales registrados hubo 305, para el 71%, que fueron debido a riñas o rencillas y 101, equivalentes al 23%, estuvieron relacionadas con la violencia intrafamiliar. De manera accidental ocurrieron 22 casos. En el primer semestre de este año en el país se registraron 796 homicidios, de los cuales 431 sucedieron por problemas de convivencia para un porcentaje del 54%.
A esta causa le siguen los hechos delincuenciales, con 248 casos para un 31%; los muertos por las fuerzas de seguridad del Estado, que sumaron 74 para el 9%; y por causas desconocidas hubo 43 muertes.
Una visión antropológica. La investigadora social de la violencia, Tahira Vargas, asegura que la violencia es aprendida. Hay otras sociedades que resuelven sus problemas mediante el diálogo y la concertación.
Explica que nuestros orígenes taínos eran de un comportamiento pacífico. Sin embargo, con la llegada de los españoles a la isla se instala la violencia, lo que desde esa época no ha cambiado. No obstante, la antropóloga observa que se ha generado una conciencia de lo que es violencia.
Los estudios realizados por ella y otros investigadores revelan que en años anteriores, citando la década de los 60, la violencia estuvo presente en las familias: los padres golpeaban a los niños, hombres maltratando a las mujeres, agresiones entre las personas y las dictaduras que antes no se cuestionaban.
En la actualidad esos mismos patrones se reproducen y se observan en la cotidianidad: cómo se transita en las calles, la forma de manejar, el irrespeto al otro.
Egos deformados. Para el siquiatra Vicente Vargas la gente en su práctica del día a día exhibe el ojo por ojo y el diente por diente por la naturaleza humana del individuo y la deformación de su ego, que es la parte más elevada de la persona, que ha ido desarrollándose dejando su parte animal y cambiando por una respuesta emocional.
Al explicar el porqué hay personas que actúan de manera violenta, el profesional de la conducta señala: “la gente en la práctica responde a su ego y cuando el ego regularmente deformado por las injusticias, los maltratos, la falta de amor, por el abandono, y todas esas condiciones hace que el ser humano tenga dentro todo ese enojo, rabia, mecanismo interior de atacar a quien ataque”.
Agrega que ese ego deformado, en la medida que sube la tensión en el país por el caos en el tránsito, por el calor, por situaciones económicas, de pobreza, problemas en el hogar, por la pobreza, las injusticias, la corrupción, etcétera, lo hacen pensar que debe actuar con sus propias armas para defenderse de todo eso que le rodea y que se encuentra en la mente.
Indica que desde que viene cualquier señal que parece un ataque o una confrontación la mente lo procesa como algo amenazante y el ego tiende a responder a la amenaza con la amenaza, al ataque con el ataque, la ira con la ira, al odio con el odio.
El psiquiatra advierte que mientras haya más ataques, delincuencia, violencia, alcohol, drogas, feminicidios, homicidios, problemas de tránsito, corrupción y el ciudadano se sienta desprotegido entonces de igual manera reacciona.
Expresión de desesperación. Desde el punto de vista del experto en mediación Nelson Espinal Báez, la violencia puede ser expresión de desesperación y frustración ante la permanencia de estructuras, culturas e ideologías profundamente injustas, más que una acción calculada e instrumental.
“Todo liderazgo ejerce una pedagogía, todo líder enseña no con lo que dice, sino con lo que hace y cómo lo hace”, señala.
Entiende que la influencia de los políticos en la sociedad es innegable y sus contradicciones no contribuyen en nada al diálogo ni a la pacífica convivencia.
Igualmente, señala que la corrupción y la impunidad son en si mismas expresiones de violencia estructural y cultural que vienen desde las élites políticas y económicas a arropar y corroer desde arriba la sociedad.
Generadores de violencia. En tanto, Alexis Peña, con basta experiencia en el trabajo comunitario y académico en la formación de recursos humanos en la resolución alternativa de conflictos y mediación, entiende que toda negación de derechos genera violencia.
Señala que la falta de oportunidades para la gente, la pobreza, las injusticias son generadores de violencia. http://hoy.com.do/violencia-en-rd-disminuiria-con-espacios-de-solucion-de-conflictos/
“Todo liderazgo ejerce una pedagogía, todo líder enseña no con lo que dice, sino con lo que hace y cómo lo hace”, señala.
Entiende que la influencia de los políticos en la sociedad es innegable y sus contradicciones no contribuyen en nada al diálogo ni a la pacífica convivencia.
Igualmente, señala que la corrupción y la impunidad son en si mismas expresiones de violencia estructural y cultural que vienen desde las élites políticas y económicas a arropar y corroer desde arriba la sociedad.
Generadores de violencia. En tanto, Alexis Peña, con basta experiencia en el trabajo comunitario y académico en la formación de recursos humanos en la resolución alternativa de conflictos y mediación, entiende que toda negación de derechos genera violencia.
Señala que la falta de oportunidades para la gente, la pobreza, las injusticias son generadores de violencia. http://hoy.com.do/violencia-en-rd-disminuiria-con-espacios-de-solucion-de-conflictos/
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