Guillermo Moreno
"Tengo Sed"
Jesús, en la quinta ocasión que habló en la cruz dijo "Tengo sed". Todo el suplicio del vía crucis cargando la pesada cruz, los latigazos, las heridas de los clavos y más de tres horas de crucifixión le habían desangrado y deshidratado. Jesús revela en esta frase que sufre y padece como ser humano por la salvación de la humanidad. Dice el evangelista Juan que los guardias romanos que le custodiaban mojaron en una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la llevaron a la boca.
¿Cuánto parecido con el vía crucis que vive la nación dominicana? ¡Qué cruz tan pesada cargamos! ¡Cuántos latigazos recibidos! ¡Cuántas veces hemos sido crucificados por dictadores y demócratas de papel! Por eso, es natural que en su padecimiento, el pueblo dominicano exclame a diario, en decenas de protestas y manifestaciones, que tiene "sed".
Sí, mayorías en nuestro país viven sedientas por el desempleo, la pobreza, la exclusión, la inseguridad pública, la crisis del sistema de salud y de la seguridad social; por la falta de oportunidades para nuestros jóvenes; por la violencia que sufre la mujer; por la corrupción, los apagones, el alto costo de la comida, la falta de agua potable.
Los gobiernos y partidos tradicionales, en respuesta, constantemente nos dan a beber el "vinagre" de una justicia secuestrada que brinda impunidad a ladrones de cuello blanco; de mafias que controlan la frontera y se lucran con el tráfico de personas y mercancías; del auge del narcotráfico convertido en empleador en barrios y que penetra el sistema político; de ayuntamientos convertidos en madrigueras de desfalcadores; de legisladores que han "legalizado" la corrupción y el clientelismo con el barrilito y el cofrecito; de un modelo económico que crece concentrando la riqueza y reproduciendo la pobreza; de un irresponsable endeudamiento público; de la depredación del medio ambiente; de la entrega de nuestros recursos naturales a precio de vaca muerta.
Jesús nos enseña, a los que somos creyentes, a nunca perder la esperanza. Él nos legó su inquebrantable fe en un mundo y una vida mejores, aún en medio del sufrimiento. La acumulación de injusticias ha creado una conciencia social e individual y ha preparado las condiciones para la resurrección de la nación dominicana. Llegado ese momento, la ciudadanía podrá saciar su sed de democracia, de justicia y de bienestar compartido.
5 de abril de 2015
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