lunes, 19 de octubre de 2020

Ley Minsa-CSS o hacerle el favor al neoconservadurismo _ Roberto Antonio Pinnock Rodríguez

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Ley Minsa-CSS o hacerle el favor al neoconservadurismo

Hace algunos años, Noam Chomsky llegó a comparar a Canadá y EUA en lo que se refiere al carácter de la lucha que libraron los sindicatos de trabajadores por un sistema de salud: en el caso de Canadá, los sindicatos lucharon para que el país, no solo los trabajadores sindicalizados, tuviera atención sanitaria.

19/10/2020 00:00

algunos años, Noam Chomsky llegó a comparar a Canadá y EUA en lo que se refiere al carácter de la lucha que libraron los sindicatos de trabajadores por un sistema de salud: en el caso de Canadá, los sindicatos lucharon para que el país, no solo los trabajadores sindicalizados, tuviera atención sanitaria. En EUA, lucharon para que ellos -los sindicalizados- tuvieran atención sanitaria.

“Mientras tanto -afirmó este lingüista- el resto del país no obtuvo atención sanitaria. De modo que actualmente EUA tiene un sistema de atención sanitaria completamente disfuncional, mientras que Canadá tiene uno que más o menos funciona”. Es decir, fue lo que impulsaron los trabajadores; que, en el caso de EUA, “los sindicatos lo aceptaron. Temporalmente, beneficiaron a sus trabajadores. Ahora están pagando las consecuencias” (Chomsky, 2013).

No hay duda de lo disfuncional -entiéndase, irracional y costoso- que resulta el sistema de salud en EUA, terriblemente privatizado, perversamente fraccionado, que por más que hubiese querido, el mismo ha mostrado incapacidad para impedir los excesivos y evitables casos de muertes por COVID-19.

Lo ocurrido en EUA, revela niveles de debilidad ideológica de los líderes de trabajadores. Mucho más dados al colaboracionismo con las mismas clases que los han explotado y perseguido en Estados Unidos, que en el caso de Canadá. Ante esa precariedad ideológica, entre los trabajadores de EUA, es ostensible que las élites que dominan la opinión pública impregnen a las clases trabajadoras de sus cosmovisiones y defensa de intereses, sin que estos grupos subalternos lleguen a percatarse de esto.

En Panamá, esto ha sido la tónica en lo que respecta al sistema de atención de salud. La prueba más reciente surge a raíz de un proyecto de ley que busca aplicar una enseñanza de la pandemia, tal es, la necesidad de universalizar el acceso de la población a los servicios de salud y reducir costos.

Es decir, hay lugares donde los asegurados no cuentan con servicios médicos de la CSS, pero sí del Minsa. Resulta muy frecuente que esos asegurados se atiendan en tales establecimientos del Minsa, pero teniendo que volver a pagar un servicio que ya le habían pagado a la CSS en sus cuotas mensuales. Es decir, el costo por servicios médicos a estos asegurados les resulta más oneroso por pagar doblemente. Mientras, la CSS emplea esas cuotas para difundir que tiene superávit financiero en el programa de enfermedad y maternidad o bien, destinarlas a proyectos faraónicos como la “Ciudad hospitalaria”, “hospitales modulares” que resultan buena excusa para negociados impunes.

Para los no asegurados, si no hay un servicio del Minsa cercano, no pueden atenderse; si tienen algo de recursos, terminan en alguna clínica privada. En ambos casos, los costos por la atención resultan mayores.

El proyecto de ley, que no va a la raíz del problema -en tanto que no conduce los servicios hacia un sistema único de salud- al menos avanza un metro en la dirección correcta, al permitir que todos podamos atendernos en cualquier establecimiento de la CSS o del Minsa y luego, entre estas entidades se compensan los gastos incurridos. Su primer artículo destaca que: “se crea el marco legal regulatorio para el acceso a servicios de salud y medicamentos mediante la compensación de costos entre el Ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social…”. El artículo tercero es contundente en cuanto a que le pone obligatoriedad a cada institución para efectuarle los pagos a la otra entidad y permitir la atención gratuita para el usuario.

Los apologistas del insolidario distanciamiento de estas entidades argumentan que la CSS terminará subsidiando al Minsa, lo cual revela que ignoran -o no lo quieren reconocer y tratan de ocultarlo- que, en los últimos años, la CSS ha sido subsidiada por el Gobierno central por aproximadamente 500 millones de dólares anuales.

Lo lamentable es que parece repetirse aquí la tragedia de los sindicatos estadunidenses, quienes han sido históricamente cómplices de que en su país no exista un sistema de salud menos entregado a la voracidad del capital que se nutre de convertir a la salud en un negocio; más lucrativo, mientras más fraccionado esté. Más le vale a la avanzada sindical y gremial panameña ser garantes de que se cumpla el contenido del proyecto de ley, que rechazar ese metro de avance en la dirección correcta, con lo que le harían el favor al neoconservadurismo panameño.

https://www.laestrella.com.pa/opinion/columnistas/201019/ley-minsa-css-hacerle-favor

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