Orlando Jorge Mera / orlandojorgemera@yahoo.com
Esta semana, invitado por la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, en coordinación con el Movimiento Mundial Juvenil por la Democracia y del Movimiento Mundial por la Democracia, participé en un panel, junto a otros actores del sistema político y electoral dominicano, para discutir los hallazgos, retos y avances que nos dejaron las elecciones del año 2020, marcadas por la pandemia del Covid-19, el fracaso del voto automatizado y el cierre de un ciclo político de 16 años ininterrumpidos.
Por supuesto, entre los avances más importantes estuvo la altura cívica de la población dominicana que acudió al primer llamado a votar el 16 de febrero, y que se vio imposibilitada de ejercer su derecho en donde el voto automatizado era el sistema habilitado para los fines. Tras la cancelación de dicha jornada, los jóvenes salieron a manifestarse, de forma pacífica, para exigir que se pudiera votar y que el sufragio se contabilizara, asumiendo, como otros sectores hicimos por igual, la defensa de la democracia.
Luego, el 15 de marzo y el 5 de julio, los dominicanos acudimos a las urnas, en territorio nacional y en el exterior, para decidir el futuro del país a pesar de la pandemia, protegiendo la salud de los dominicanos.
Entre los desafíos más importantes que comenté en dicho panel, están el aplicar el régimen de consecuencias que la ley contempla. En el paso proceso electoral, hicimos denuncia sobre uso abusivo de los recursos del Estado y ausencia de transparencia en los gastos de los candidatos de diferentes partidos. Estos retos son determinantes.
La pandemia obligó a mover la fecha de las elecciones presidenciales y congresuales, del segundo domingo de mayo al primer domingo de julio, tramo que fue aprovechado por el PLD para intentar torcer la voluntad popular, estirando un desenlace que ya estaba sentenciado: el pueblo dominicano anhelaba un cambio para su futuro y ese cambio lo encarnaba el actual presidente de la República, Luis Abinader.
Los hallazgos de este proceso aleccionador son a su vez importantes baches que debemos trabajar: mayor institucionalidad; el imperio de la ley y órganos de justicia electoral que actúen con imparcialidad para garantizar la transparencia de la campaña y de los comicios; la equidad en beneficio de todos los actores; y decisiones basadas en el interés colectivo y la democracia, no en el interés de unos cuantos.
Tal como sostuve en este panel organizado por jóvenes comprometidos con la democracia, el país al final fortaleció su democracia, celebró elecciones y quedó con importantes tareas por delante: recuperar la credibilidad y legitimidad del sistema político partidario, porque de esa confianza emanará un futuro próspero y democrático. https://elnacional.com.do/elecciones-y-covid-19/
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