POLÍTICA Y CULTURA
¡Las ráfagas críticas de la historia! Tony Raful @tony_raful tony.raful5@yahoo.com
Llegó al extremo de ofrecer comida gratis a los pobres en el propio Palacio Nacional. Las colas de hambrientos que buscaban su ración alimenticia en horas de mediodía, por la entrada de la calle México, es recordada por muchos dominicanos. El presidente Balaguer, en contexto distinto, en plena crisis de la destrujillización, antes de refugiarse en la Nunciatura Apostólica distribuyó los fondos del Partido Dominicano, entre los pobres del país, acción por la cual se le intentó incriminar judicialmente, así también entregó vehículos y enseres a los choferes de transporte público, sembrando una estela generosa de ayuda, que copiaba a su manera el modelo peronista. Cuando se enfrentó al profesor Juan Bosch en los comicios de 1966, mientras Bosch difundía los postulados de la revolución de abril de 1965 y las ideas avanzadas patrióticas, Balaguer les recordaba a los pobres las ayudas dadas cuando fue obligado a salir del país durante los tumultos de enero de 1962. Inmediatamente retornó al poder, Balaguer promovió la “Cruzada del Amor”, bajo la dirección de su hermana, la distinguida dama, Emma Balaguer de Vallejo, cuya labor multiplicó las dádivas para los más necesitados. Balaguer se recordó de Perón y de Evita, y quizás de Trujillo. Llegó incluso, cuando fundó el Partido Reformista, a hablar textualmente de “Justicialismo”. Los que hoy ejercen el Poder con vocación perpetua, no todos, aplican una audaz política de ayudas, careciendo del espíritu peronista de la épica social o ignorando la prosapia decimonónica de Balaguer. Asumen que tienen garantizado el ejercicio de mando, “sécula seculorum”. No llegan a la dimensión de Perón ni alcanzan a ponerse las botas de Trujillo, no cohabitan en las metáforas discursivas de Balaguer, ni se convierten al evangelio sobrio y ético de Bosch.
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