Récord estratosférico de Eliud Kipchoge en la maratón de Berlín https://t.co/xvsDCd35eO #BerlinMarathon— EL PAÍS Deportes (@elpais_deportes) 16 de septiembre de 2018
#BerlinMarathon— Dedan (@dedang) 16 de septiembre de 2018
Congratulations on breaking the world Record.. And thank you for been an amazing role model..
You are a true kenya hero and patriot. Someone our Children can emulate @EliudKipchoge@ntvkenya @citizentvkenya @KTNKenya @K24Tv @UKenyatta#berlinmarathon2018 pic.twitter.com/LU219aqCGC
++++Don't be the fastest runner in the world, be the fastest runner in history— omukuba_paul (@OmukubaP) 16 de septiembre de 2018
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CARLOS TORO 16 SEP. 2018 13:30
Kipchoge destroza en Berlín el récord del mundo de maratón: 2h.01:39
http://www.elmundo.es/deportes/mas-deporte/2018/09/16/5b9e1fef468aebaa128b4638.html
El keniano rebaja la anterior plusmarca, en posesión de su compatriota Kimetto desde 2014, en 1:18
Si existía un lugar, ese era Berlín. Si había un hombre, ese era Eliud Kipchoge. Si en algún sitio y por parte de alguien se iba a batir el récord mundial de maratón, tenía que ser en la capital alemana y por medio del keniano. Las dos horas, un minuto y 39 segundos (2:01:39) que el planeta del atletismo celebra hoy jubiloso corresponden a una ciudad ideal, llana, para lograr la marca y a un atleta superdotado para llevar la prueba a cotas más allá de toda excepcionalidad.
En Berlín se habían conseguido ocho de las 10 mejores marcas de la historia. Entre ellas, en 2014, el récord de Dennis Kimetto (2:02:57) que Kipchoge ha dinamitado. Sólo las malas condiciones meteorológicas, como en 2017, cuando el propio Kipchoge hizo 2:03:32, pueden estorbar en ese paraíso maratoniano la consecución de registros habitualmente, rutinariamente soberbios.
Parafraseando una vez más a García Márquez, volviendo a abusar de su "crónica de una muerte anunciada", esta vez se trató de la "crónica de un récord anunciado". De un récord juzgado casi inevitable, a la luz de los argumentos que se vertían a su favor. Lo dicho: la ciudad, sus facilidades y tradición; el atleta, sus capacidades, su estado de forma y su mentalización. Una empresa largamente planificada.
Trío de liebres
Kipchoge tuvo a su servicio, al servicio del atletismo, de su grandeza y belleza, un esencial trío de liebres que lo hicieron volar. Por el km.5 pasaron en 14:24 (Kimetto lo hizo, invirtiendo el orden de los segundos, en 14:42). La carrera empezaba bien, pero todavía era demasiado pronto para celebrar otra cosa que no fuera el (prematuro) triunfo del optimismo.
Kipchoge y su grupo transitaban por el Km.10 en 29:21 por los 29:24 de Kimetto. El optimismo, todavía cauteloso, persistía. Mucho más en el km.15, cuando Kipchoge (43:38) se distanciaba un poco más de la alargada sombra de Kimetto (44:10). Dos liebres, exhaustas, dijeron entonces basta. La tercera, Josphat Boit -retengamos su nombre como parte complementaria de la hazaña- llevó a Kipchoge hasta el km. 25 (1:12:24 por 1:13:05), después de haber pasado el medio maratón en 1:01:06, siempre por delante de la referencia de Kimetto (1:01:45).
El récord, a expensas de lo que una distancia especialmente traicionera pudiera deparar, empezaba ya a adquirir visos de verosimilitud. De certeza en avance. Los demás tiempos de paso iban certificando, anticipándola, la proeza. En el km. 35 (1:41:00 por 1:41:47) la marca prometía unos números, segundo arriba, segundo abajo, de dos horas y dos minutos. Ojalá fuera segundo abajo, porque la creciente posibilidad de bajar de 2:02 añadía un aliciente más al prodigio en marcha. El paso por el km. 40 (1:55:32 por 1:56:29) daba ya carta de naturaleza al primado. Y así fue. Y, además, bajando, sí, y con cierta holgura, de esas dos horas y dos minutos.
El mejor maratoniano de siempre
A estas alturas de los récords, de cualquier récord, batirlo con alguna amplitud, añade mérito a la gesta. En el caso del maratón, solamente el australiano Derek Clayton, en 1967, logró un récord de maratón con más diferencia. Realizó 2:09:36 y dejó muy atrás, y precisamente en Fukuoka, al japonés Morio Shigematsu y sus 2:12:00.
Con este récord, Kipchoge se corona de modo oficial e indiscutible como el mejor maratoniano de todos los tiempos. Tenía las victorias, como su oro olímpico en Río. Tenía una casi absoluta imbatibilidad (sólo Wilson Kipsang, tercero en este Berlín una vez más afiliado a la posteridad) lo había derrotado. Y tenía esa marca de 2:00.25 que, sin validez homologable, lo llevó en 2017, en Monza a correr más rápido que nadie nunca el maratón. Un maratón que había sido programado para bajar de las dos horas.
Eso parecía utópico. Quizás aún lo sea. Pero esos 2:01:39 berlineses del keniano, que rompen otra barrera, la de las dos horas y dos minutos, acercan la utopía a la realidad. Cada vez que se traspone una de estas fronteras nos interrogamos acerca de los límites humanos. Seguiremos haciéndolo, ¿hasta cuándo?, para asombro inacabable de la propia especie.
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