Provoca alarma tala de árboles Plaza de la Cultura
El entorno del Museo de Historia y Geografía, en la Plaza de la Cultura, muestra desde el pasado viernes un paisaje desolador luego de que obreros que trabajan en la ampliación y remodelación del edificio, derribaron árboles de considerable tamaño, provocando la alarma de caminantes y curiosos.
En momentos que una brigada llevaba varios árboles talados frente al Museo de Historia y Geografía y montaba sus troncos y ramas en camiones para su traslado el viernes pasado, se presentó al lugar una comisión del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales requiriendo los permisos correspondientes, ya que no habían sido notificados en el organismo.
La comisión del Departamento Ambiental del Distrito Nacional de Medio Ambiente la encabezó Manuel Espinosa, acompañado por técnicos y militares del Servicio Nacional de Protección Ambiental (Senpa) quien informó que acudió al lugar atendiendo a una denuncia sobre el corte de los árboles.
“Queremos saber si ustedes sacaron el permiso correspondiente para el corte de los árboles en este lugar”, requirió Espinosa al gobernador de la plaza, Freny Sánchez, quien salió a recibir la comisión.
Sánchez respondió que el permiso estaba, pero que lo manejaba la directora de los museos, María Conde, a quien llamó vía celular porque no estaba en la plaza y quien habló con Espinosa.
Mientras la comisión de Medio Ambiente esperaba el permiso, que supuestamente llegaría de la Comisión Presidencial de Apoyo al Desarrollo Provincial, la primera detuvo los camiones que se disponían a trasladar las ramas y troncos porque de lo contrario estos serían incautados por el Senpa.
Entretanto, la comisión de Medio Ambiente comprobó que hasta ayer no se habían cortado caobas sino javillas, un árbol dañino para la estructura física de los edificios que ya comenzaron a remodelar.
El proceso de tala de árboles forma parte de los trabajos de remozamiento de los museos de Historia y Geografía, del Hombre y la Mujer Dominicana, así como del Museo de Arte Moderno.
Se recuerda que el anterior ministro de Cultura, Pedro Vergés, informó que el presupuesto de este año destina una partida de unos RD$1,000 millones para el rescate y transformación total de la Plaza de la Cultura “Juan Pablo Duarte”.
Vergés celebró entonces la decisión del presidente Danilo Medina, de apoyar no solo el rescate de los museos, sino de convertir el emblemático espacio en uno de los centros culturales más modernos e importantes de Centroamérica y el Caribe.
Agregó que ese remozamiento confería un estándar mundial a los museos de esa plaza, ya que serían habilitados para que el patrimonio dominicano sea del conocimiento y disfrute de los escolares, ciudadanos y de miles de visitantes extranjeros.
Sin embargo, a casi cinco meses de la terminación de la feria del libro, aún permanecen las casetas y los tubos de hierro tirados en las áreas verdes, basura como cartones y otros desperdicios del evento que ofrecen un aspecto de arrabalización a la Plaza de la Cultura.
Algunas de las maderas dejadas en el lugar entran estado de destrucción, debido a que están expuestas a las inclemencias del tiempo, principalmente detrás de la Biblioteca Nacional Pedro Henrique Ureña, Museo de Historia Natural, de Historia y Geografía, detrás del Teatro Nacional, además del restaurante Maniquí.
En momentos que una brigada llevaba varios árboles talados frente al Museo de Historia y Geografía y montaba sus troncos y ramas en camiones para su traslado el viernes pasado, se presentó al lugar una comisión del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales requiriendo los permisos correspondientes, ya que no habían sido notificados en el organismo.
La comisión del Departamento Ambiental del Distrito Nacional de Medio Ambiente la encabezó Manuel Espinosa, acompañado por técnicos y militares del Servicio Nacional de Protección Ambiental (Senpa) quien informó que acudió al lugar atendiendo a una denuncia sobre el corte de los árboles.
“Queremos saber si ustedes sacaron el permiso correspondiente para el corte de los árboles en este lugar”, requirió Espinosa al gobernador de la plaza, Freny Sánchez, quien salió a recibir la comisión.
Sánchez respondió que el permiso estaba, pero que lo manejaba la directora de los museos, María Conde, a quien llamó vía celular porque no estaba en la plaza y quien habló con Espinosa.
Mientras la comisión de Medio Ambiente esperaba el permiso, que supuestamente llegaría de la Comisión Presidencial de Apoyo al Desarrollo Provincial, la primera detuvo los camiones que se disponían a trasladar las ramas y troncos porque de lo contrario estos serían incautados por el Senpa.
Entretanto, la comisión de Medio Ambiente comprobó que hasta ayer no se habían cortado caobas sino javillas, un árbol dañino para la estructura física de los edificios que ya comenzaron a remodelar.
El proceso de tala de árboles forma parte de los trabajos de remozamiento de los museos de Historia y Geografía, del Hombre y la Mujer Dominicana, así como del Museo de Arte Moderno.
Se recuerda que el anterior ministro de Cultura, Pedro Vergés, informó que el presupuesto de este año destina una partida de unos RD$1,000 millones para el rescate y transformación total de la Plaza de la Cultura “Juan Pablo Duarte”.
Vergés celebró entonces la decisión del presidente Danilo Medina, de apoyar no solo el rescate de los museos, sino de convertir el emblemático espacio en uno de los centros culturales más modernos e importantes de Centroamérica y el Caribe.
Agregó que ese remozamiento confería un estándar mundial a los museos de esa plaza, ya que serían habilitados para que el patrimonio dominicano sea del conocimiento y disfrute de los escolares, ciudadanos y de miles de visitantes extranjeros.
Sin embargo, a casi cinco meses de la terminación de la feria del libro, aún permanecen las casetas y los tubos de hierro tirados en las áreas verdes, basura como cartones y otros desperdicios del evento que ofrecen un aspecto de arrabalización a la Plaza de la Cultura.
Algunas de las maderas dejadas en el lugar entran estado de destrucción, debido a que están expuestas a las inclemencias del tiempo, principalmente detrás de la Biblioteca Nacional Pedro Henrique Ureña, Museo de Historia Natural, de Historia y Geografía, detrás del Teatro Nacional, además del restaurante Maniquí.
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