EL MUNDO
Opinión: ¿De quién son las ideas de Trump sobre Jerusalén?
El presidente de EE.UU. no responde a los intereses de los judíos en su propio país, sino que actúa con la "bendición" de los fundamentalistas cristianos, opina Armin Langer.
El grupo de poder liberal-sionista "J Street” llevó a cabo en 2014 una encuesta entre los judíos estadounidenses sobre la cuestión de Israel y Palestina. El resultado fue que el 80 por ciento de los judíos de Estados Unidos apoyaban una solución de dos Estados, mientras que el 72 por ciento estaban de acuerdo con que Jerusalén Este fuese la capital de un Estado palestino independiente junto a un Israel soberano.
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Un panorama parecido dibujaron las pesquisas de la organización conservadora-sionista Comité Judío Americano (CJA), que quiso saber la posición de los judíos del país norteamericano sobre un hipotético traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén: de acuerdo con los datos de esta encuesta realizada en 2017, únicamente el 16 por ciento apoya esta medida. El 44 por ciento rechaza absolutamente el traslado y el 36 por ciento la aceptaría solo más adelante, si la paz reinase entre Israel y Palestina.
Con entre cinco y seis millones de miembros, la comunidad judía de EE.UU. es la mayor del mundo. Según numerosas estadísticas, la cifra incluso supera la de judíos en Israel. Son personas de ideología liberal y votantes tradicionales del Partido Demócrata: en 2016 el 71 por ciento de los judíos votaron por Hillary Clinton, mientras que Obama se llevó en 2008 el apoyo del 78 por ciento de los judíos del país.
Los judíos estadounidenses están preocupados
El mensaje de los judíos estadounidenses habla por sí solo: aunque consideren que Jerusalen es la capital espiritual del judaísmo, creen que todavía no ha llegado el momento de proclamarla capital del Estado israelí, pues ello solo agravaría el conflicto. La Unión del Judaísmo Reformista, la mayor organización religiosa judía del mundo, hizo público el día del anuncio de Donald Trump un comunicado de prensa en el que expresó su preocupación por este giro, pues la medida "temporalmente inoportuna” de la Casa Blanca "solo socavará el proceso de paz y agravará el conflicto”.
A pesar de sus críticas, Trump se ha dirigido a los judíos en muchos discursos y se ha presentado como el defensor de sus intereses. En su alocución durante un congreso del lobbysionista conservador Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos, el mandatario subrayó que Jerusalén es "la capital eterna del pueblo judío” y que él actúa por encargo de los judíos. También se mostró entusiasmado por el hecho de que su hija Ivanka estuviera embarazada de un "bebé judío”. Y que el bebé también se alegraría de que Jerusalén fuese la capital de Israel. Pero el presidente estadounidense no hablaba en nombre de la mayoría de judíos del país, sino con el aplauso de los evangélicos, los fundamentalistas cristianos.
También los principales líderes del cristianismo han condenado el traslado de la embajada a Jerusalén. Tanto el papa Francisco como las comunidades cristianas ortodoxas de Jerusalén desaconsejaron al presidente tomar esta medida. No así la mayoría de los evangélicos: a pesar de las diferentes corrientes existentes dentro de este fundamentalismo cristiano protestante, hay un punto en el que están de acuerdo. Quieren provocar el caos en Israel y Palestina para así llevar la batalla final, el apocalipsis, a Jerusalén.
Los evangélicos son los mayores sionistas
La mayor organización sionista del mundo procede del rincón evangélico. Se trata de Cristianos Unidos por Israel, con más de dos millones de miembros. Sus grandes donantes apoyan proyectos que dibujan una imagen muy positiva del Estado de Israel para lograr que cada vez más judíos se muden allí. De acuerdo con su teología, todos los judíos del mundo deben reunirse en la tierra de Israel, antes de que el Mesías pueda venir. Y, cuando eso pase, se convertirán todos al cristianismo. Una idea religiosa que puede interpretarse como antijudía, pues al fin y al cabo no solo no defiende una diáspora judía libre, sino que tampoco reconoce el judaísmo como una verdadera religión; más bien como una comunidad de creyentes anticuada que será superada a través de una conversión.
El conflicto de Oriente Próximo a menudo se simplifica al ser presentado como una disputa entre judíos y musulmanes. En este sentido, la decisión de Trump sobre Jerusalén va contra la mayoría de los judíos en su propio país. El presidente de Estados Unidos solo quería satisfacer a su electorado evangélico fundamentalista. Es por ello que no debería subestimarse la influencia de grupos inclinados al apocalipsis en las relaciones internacionales.
Autor: Armin Langer (EAL/MS)
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- Fecha 10.12.2017
- Autor Armin Langer
- Temas Jerusalén, Israel, Judaísmo, Santiago de Compostela, Paz, Octavio
- Palabras clave Israel, Jerusalén, Donald Trump, judaísmo, judíos, cristianismo evangélico, paz, conflicto palestino-israelí, opinión
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