EL MUNDO
Opinión: el misil de Kim como oferta de diálogo
El lanzamiento más reciente de un misil demuestra que las sanciones y las amenazas no intimidan a Corea del Norte, que quiere negociar con EE. UU. de igual a igual, opina Martin Fritz.
Con el lanzamiento de un misil balístico que sobrevoló Japón, Corea del Norte ha vuelto a echar más leña al fuego en el este asiático. Esto no se lo esperaban ni en Washington, ni en Bruselas, ni en Berlín. Es más bien el presidente estadounidense, Donald Trump, quien creía que con el endurecimiento de las sanciones y amenazando con un ataque militar haría entrar en razón a Corea del Norte. Sin embargo, esta suposición es falsa.
Desde hace décadas, la dinastía Kim trabaja en la fabricación de misiles nucleares con el objetivo de crear el mejor escudo protector ante su enemigo, Estados Unidos. Ahora, el joven dirigente se percata en Pyongyang de que su plan ha surtido efecto. Por primera vez desde el final de la Guerra de Corea, su régimen se puede sentir seguro, porque ahora hay equilibrio con respecto a la amenaza atómica.
Ninguna solución militar
El presidente Trump matizó que todas las opciones posibles estaban sobre la mesa. Pero no es verdad. Trump lo sabe y Kim, también. Mientras ambas partes sigan siendo racionales, no habrá opción militar. Estados Unidos podría destruir la fábrica de misiles en Corea del Norte con ataques aéreos o intentar matar al dictador y su séquito. Pero así se pondría en riesgo una escalada militar descontrolada en la península coreana. Corea del Norte eliminaría en cuestión de horas la capital de Corea del Sur, Seúl. Luego se lanzarían bombas nucleares y habría millones de muertos.
China solo ayudará a Estados Unidos a domar a Corea del Norte de manera limitada. Y es que Pekín recrudece ahora las sanciones contra su aliado de muchos años, pero lo más importante, el suministro de petróleo, no se toca. Corea del Norte no puede colapsarse, debe seguir siendo una bomba de relojería para que ninguna tropa de EE. UU. se atreva a acercarse a la frontera china. A pesar de todo habría que escuchar el consejo de China. Pekín, junto con Moscú, exige negociaciones desde hace meses, si no se estrellarían dos trenes que circulan a gran velocidad.
Invitaciones al diálogo
Aunque suene paradójico, el lanzamiento del misil de Kim puede interpretarse como invitación al diálogo. Y es que Corea del Norte quiere negociar, pero desde la posición fuerte y a la misma altura que Estados Unidos, es decir, de potencia nuclear a potencia nuclear.
Por eso, Corea del Norte demostró que puede bombardear la isla de Guam, como amenazó a Estados Unidos hace unas semanas. El nuevo misil voló casi 3.000 kilómetros de distancia, la misma que existe entre Guam y Pyongyang. Pero la trayectoria del misil sobre el norte de Japón se eligió de tal manera que no se pudo malinterpretar como ataque. Pyongyang no quiso dar la impresión de que había cedido con respecto a la amenaza sobre Guam, como sí dio a entender Washington.
Corea no renunciará a su estatus de potencia nuclear, que incluso está recogido en su Constitución. Kim seguirá también haciendo pruebas y perfeccionado sus armas nucleares y misiles. Por lo que se sucederán otros lanzamientos de misiles y otra prueba nuclear.
Pero la opción "fuego y furia", como la formuló Trump, seguiría siendo muy arriesgada. Hasta ahora, Estados Unidos ha rechazado dialogar con Corea del Norte y parece comprensible, porque los norcoreanos han mentido demasiadas veces. Pero esto no cambia el hecho de que dialogar con Corea del Norte es la mejor opción.
Martin Fritz (RMR/VT)
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- Fecha 30.08.2017
- Autor Martin Fritz
- Temas China, Corea del Norte, Estados Unidos, Japón, Deshielo Cuba - EE. UU. en video, Cumbre de las Américas, Más noticias y análisis
- Palabras clave Kim Jon-un, Donald Trump, Corea del Norte, Estados Unidos, misil balístico, Japón, diálogo, china
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