La inmaculada desinflación pone a la Reserva Federal en el Purgatorio". Breakingviews, el servicio de análisis de la agencia de noticias Reuters, no escatima ingenio ni capacidad de provocación en sus titulares. Ése, un día antes de la decisión de la Reserva Federal de subir los tipos de interés hasta dejarlos en su nivel más alto desde 2001, reflejaba la paradoja de que, pese a ese endurecimiento del precio del dinero, la economía sigue creciendo el empleo está en máximos históricos. Y la inflación está bajando - o sea, la desinflación está subiendo -.
Ahora, no ha sido la inmaculada desinflación, sino el Santo PIB. El dato provisional del segundo trimestre, publicado ayer, revela, en tasa interanual, una aceleración del crecimiento en relación al primero. Es otra gran paradoja de esta economía. La economía no solo está soportando el efecto acumulado del mayor endurecimiento monetario de las últimas dos décadas.
Los datos así lo revelan. El PIB creció un 2,4% en tasa trimestral anualizada en el segundo trimestre, cuatro décimas por encima de la cifra del primer trimestre. Son datos trimestrales anualizados, que se obtienen tomando la el crecimiento trimestral y estimando cómo sería si se mantuviera a lo largo del año. Es, por tanto, un sistema diferente a los dominantes en Europa (intertrimestral o interanual) pero que revelan la tendencia dela economía.
Y la tendencia es claramente positiva. El mercado había anticipado un crecimiento del 2%, según el diario 'The Wall Street Journal', así que los vaticinios de una recesión vuelven a ser aplazados. No es que los expertos no crean que EEUU no vaya a entrar en recesión, pero sí que no lo hará este año. Aunque no es menos cierto que llevan dos años diciendo que la recesión es inevitable para ir aplazándola indefinidamente. Con todo, los datos son parciales, ya que no incluyen todo el consumo privado - que en EEUU es clave en el PIB - ni el sector exterior, que introduce una gran volatilidad en el indicador.
La inversión empresarial fue el principal motor de la expansión, aunque el consumo privado, que supone el 70% del PIB estadounidense - una cifra casi sin parangón en el mundo - también se comportó bien, lo que parece indicar que la reactivación va a continuar. Los indicadores más adelantados, como el índice de sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan y el de condiciones económicas están absolutamente disparados, lo que augura más crecimiento.
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