Por: UBI RIVAS
(ubirivas30@gmail.com).-
En su autobiografía de 329 páginas, Notas autobiográficas: recuerdos de la legión olvidada, Editora Búho, 2008, que recién cae en mis manos, cedida por mi compañera Virginia, Cayetano Rodríguez del Prado, ingeniero civil Cum Laude, catedrático UASD, y antiguo dirigente del Movimiento Popular Dominicano (MPD), el grupúsculo más aguerrido y frontal contra el sistema establecido, final tiranía Rafael Leónidas Trujillo, El Triunvirato, y los terribles doce años del presidente Joaquín Balaguer (1966-1978), reseña la peliaguda singladura de luchas revolucionarias de los últimos 63 años.
Dotado de inteligencia privilegiada, formación política marxista, innegable valor personal, plena conciencia del riesgo asumido que denota innegable compromiso patriótico, Cayetano Rodríguez del Prado, el único dirigente de izquierda con prosapia política, biznieto del geógrafo y político Cayetano Rodríguez, por quien sus padres decidieron bautizar con su nombre, sobrino del eminente historiador Emilio Rodríguez Demorizi, quien indudable salvó su vida intercediendo ante El Perínclito de San Cristóbal y con el presidente Balaguer, glosa los pormenores más nimios y nítidos de su historial revolucionario en su sin desperdicio valiosa obra.
Resumen de experiencias, como el zumo de fruta, donde Cayetano (Cayé, para sus íntimos) revela sus experiencias, gratificaciones, sufrimientos y vejámenes en el contexto de su trajinar revolucionario, ora en su patria, preso 51 días en La 40, y 14 días en La Victoria cuando El Triunvirato, ora en la hoy extinta URSS, ora en la China en transición al comunismo del presidente Mao Tse-tung, su entrevista de 90 minutos con el Gran Timonel junto a Ylander Selig, otra 60 minutos con el inmenso Chou En-lai, que no fulguró más eclipsado por Mao.
Esas dos entrevistas, no igualadas por ningún dirigente revolucionario dominicano y muy pocos de otros países del tercer mundo que el suscrito registre, denotan el notable protagonismo y calidad revolucionaria que inequívocamente condujeron a esos dos gigantes líderes mundiales conceder entrevistarse con Cayetano, dirigente de un minúsculo país sin relevancia mundial ni protagonismo revolucionario, como fue en esos momentos el caso de Cuba, sin presidir grupo revolucionario alguno, con el soporte conocido por los dos líderes, del historial revolucionario de su entrevistado, militante, por más, de la variante revolucionaria marxista china, el maoísmo, frente al stalinismo, fulminado por Nikita Krhushev.
Resulta colosal incongruencia identificar como sin ninguna estructura revolucionaria formada presta secundar un movimiento revolucionario, sobre todo, teniendo presente su objetivo de cambiar el sistema político establecido desde la fundación de la República en 1844, reñido frontal con la revolución cubana dirigida por Fidel Castro, que desde el exilio mexicano desde 1953 logró organización interna, logrando iniciar la lucha final contra la dictadura del general Fulgencio Batista, tres años después 1956, culminando con el triunfo de la revolución en 1959, seis años después, no de un día para otro, denotación de infantilismo político, muy próximo a la locura.
Esa ausencia de organización interna tanto expedicionarios 1949 por Luperón y 1959 por Constanza, Estero Hondo y Maimón, alzamiento de Manolo Tavárez en Las Manaclas, donde resultó fusilado al rendir las armas, idéntico al coronel Francis Caamaño en 1973 en La Horma, dos ilusos iniciando aventura guerrillera sin previa organización, sus integrantes sin formación militar, y Cayetano en el Scarlet Woman de 1963, revelan deserciones de la praxis revolucionaria de organizar la lucha interna, elemental prolegómeno de iniciar la confrontación armada, conforme realizó el presidente Mao, mentor de Cayetano, organizando La larga marcha.
Además de garrafal error citado, la izquierda dominicana en su acepción de mayor confrontación tremolada por el MPD, que era el mayor de los grupos correspondiendo al 14 de Junio, liderado por Manuel Aurelio Tavárez Justo, obvió que en esos momentos transitaba la etapa más tórrida de la llamada Guerra Fría iniciada apenas disipados los humos de la II Guerra Mundial, donde la entonces URSS y EEUU, porfiaban por el hegemonismo geopolítico planetario.
Es en esos álgidos y peligrosos momentos cuando el MPD decide secuestrar al coronel Donald Crowley, jefe del Grupo Consultivo Militar (MAAG), de EEUU en RD, desconociendo la magnitud de la osadía, sobre todo, ignorando además en esos momentos, el presidente Richard Nixon instruyó a su embajador en RD, Hugh Crimmins, expresar al presidente Balaguer la instancia de Nixon eliminar las principales cabezas del MPD, o atenerse a consecuencias, eligiendo Balaguer lo primero.
Todos los participantes en la quijotesca temeridad fueron asesinados por la CIA, que no podía consentir repetir hazaña similar aquí ni en otro país.
Lamentable desenfoque de la praxis, pecado mortal en un proceso revolucionario, en nuestro caso, ocasionó la pérdida de vidas valiosos, que pudieren contribuir vertebrar un país bastante próximo a su diseño, preservando las instituciones y el sistema establecido, conforme de todas maneras aconteció posterior, hasta hoy, donde los sobrevivientes del MPD están acoplados al statu quo, ejerciendo sus profesiones, escritores, burócratas y académicos y constructores, como Cayetano Rodríguez del Prado, palmaria revelación de que todo esfuerzo incurrido, no valió la pena, conforme confió al suscrito Carmen Josefina Lora Iglesias, inolvidable y querida Piki.
La izquierda dominicana actuó en el teatro de las confrontaciones militares carente de experiencia y formación revolucionaria, es decir, soberanos tontos útiles, conforme fue y sigue siendo la acepción más correcta a tanto dislate y distorsión revolucionaria.
https://elnacional.com.do/fallida-historia-de-la-izquierda-en-rd/
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