Minou Tavárez Mirabal dice que impunidad en el Estado impidió hacer justicia
Los 60 años del asesinato de las Mirabal: legado e impotencia
HOGLA ENECIA PÉREZ
SANTO DOMINGO 24 de noviembre de 2020, 07:42 PM
Devuélvete para la casa, te mataron a tus hijas. ¡Las mató!”. Le dijo Bélgica Adela (Dedé) Mirabal Reyes a su madre Mercedes Reyes Camilo (Doña Chea) cuando recibió el telegrama en el palacio de la gobernación de Salcedo el 25 de noviembre de 1960. Minerva, Patria y María Teresa fueron asesinadas junto al chofer Rufino de la Cruz cuando regresaban de visitar a sus esposos encarcelados en Puerto Plata.
Sentada en el jardín de Dedé y teniendo el cantar de los pájaros como sonido de fondo, Minou Tavárez Mirabal, cuenta lo que significa ser hija de Minerva, a quien además de madre y esposa, define como política, activista, militante, fundadora e ideóloga del Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4). Activismo que le costó la vida a ella y sus hermanas.
Cada 25 de noviembre renueva el componente de dolor de hija que no tuvo a su madre en los momentos más importantes de su vida, pero también acrecientan la frustración que como dominicana siente al ver que 60 años después de haber sido asesinadas por el dictador Rafael Leonidas Trujillo, en República Dominicana “tenemos una democracia pendiente de ser construida”.
Al conmemorarse el crimen que conmovió al mundo entero y motivó a que el 17 de diciembre 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas designara el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la hija de una de Las Mariposas, afirma con gran impotencia que el Estado ha sido cómplice al proteger a los miembros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) que por orden del tirano, asesinado seis meses después del hecho: 30 de mayo de 1961, ejecutaron la acción.
“El termino ajusticiamiento es una falacia porque no es verdad que se pudo terminar con la dictadura. Se acabó con la vida del dictador, pero las dictaduras, uno de los aspectos más terribles de las dictaduras es la capacidad que tienen de perderse en el tiempo, en las conductas”, mencionó mientras por su mente también pasaban todas las cosas que debe tener en la casa de Dedé y la Casa Museo donde se llevarán a cabo los actos conmemorativos del hecho sangriento.
Minou, a quien se le quiebra la voz al recordar la mujer extraordinaria que fue tía-madre, Dedé MIrabal (mamá para ella), por no callarse nunca y gritar al mundo entero lo que había tirano, reconoce que la impunidad reinante en el país permitió que pese a que los asesinos de sus familiares fueron condenados a la pena máxima de 30 años de prisión, no cumplieron ni dos tras las rejas.
“¿El juico del caso hermanas Mirabal, que se hizo, y eso cuánto duró? Ni siquiera dos años duraron de esa condena esos asesinos y después se murieron en sus casas, protegidos por el Estado dominicano o protegidos por la complicidad de la impunidad a nivel internacional porque la mayoría se fue a vivir a Estadios Unidos con protección del Estado dominicano y de los Estados Unidos también”, sentenció en tono indignado.
La exdiputada y miembro del Consejo de Dirección del Fondo Fiduciario en Beneficio de las Víctimas de la Corte Penal Internacional, si bien es enfática en establecer que a su madre y tías las mataron por su activismo político en contra del régimen pese a que mucho antes de conformarse el 1J4 Trujillo pretendió a Minerva, la fecha sirvió para visibilizar por primera vez en la historia de la humanidad el tema de la violencia contra la mujer.
“Yo siento que las hermanas Mirabal, estarían satisfecha de que su sacrifico, habría valido la pena, si servía, aunque sea, para salvarle la vida a una mujer. Para evitar que fuera asesinada”, destacó.
Reconoce que en el país falta por hacer mucho en materia de justicia para dar una adecuada respuesta al tema de la violencia contra la mujer y los feminicidio. Entiende que más que contar a las mujeres y sus familiares que mueren a manos de sus parejas o exparejas, lo que la sociedad debe es exigir resultados.
“Ya es hora de que dejemos de contar las víctimas y empecemos a exigirle al Estado cuenta sobre los casos que han sido conocidos por la justicia, de las condenas que hay y sobretodos cuantos están cumpliendo las condenas. Es hora de dejar de estar dando garantías económicas”, afirmó.
“Esa es mi realidad, yo no conozco otra, yo he deseado otra. Entonces, ese deseo ha estado siempre presente en mí”, comenta Minou Mirabal respecto al vacío con el que crecen los hijos cuando no tienen a su padre o madre consigo. Ese vacío, esa tristeza y ansiedad por vivir otra realidad, es más difícil cuando esos seres queridos no están porque alguien les quitó la vida.
“En los momentos importantes de mi vida he deseado que Minerva y Manolo (Manolo Tavárez Justo, también asesinado tras salir de la cárcel y reactivar el movimiento 1J4 después de justiciado Trujillo) una vez estuvieran ahí conociendo a sus nietos cuando nacieron, o cuando me gradué, o cuando salí electa diputada, o cuando, en cada momento importante de mi vida que yo siento que debió haberles gustado. Debió haberles agradado”, dice con nostalgia.
Su vida, también está muy ligada al ejemplo y legado de sus padres. Ese que le sirve de motor a la hora de decidir qué hacer o cómo hacerlo.
“Y la otra vivencia está muy ligada al ejemplo... Yo siempre cuando tenía alguna duda de si alguna decisión era correcta o no, de cómo votar una ley, siempre me bastó y me basta decir, qué hubiera hecho Minerva en estas circunstancias, qué haría Manolo”, señala con alegría.
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